“Lo novedoso en Rulo no son los ingredientes que utiliza, sino la forma de combinarlos. Y el resultado es absolutamente personal e identificable”
Apenas unas semanas después de la publicación de su último disco, “El doble de tu mitad”, Rulo y La Contrabanda ya han presentado el disco en directo en Valencia, Barcelona y Bilbao. Al concierto del pasado sábado en Pamplona acudió Javier Escorzo.
Rulo y La Contrabanda
La Zentral, Pamplona
12 de noviembre de 2016
Texto y fotos: JAVIER ESCORZO.
A mediados de octubre salió a la venta “El doble de tu mitad”, el nuevo disco de Rulo y La Contrabanda, un álbum con el que el artista cántabro ha querido dar un paso adelante en su carrera al contar con la producción de Carlos Raya. Ahora llega el momento de presentar las canciones en sociedad. El fin de semana pasado arrancó la gira con la que recorrerá la geografía española y que, previsiblemente, también hará escala en América. El comienzo no ha podido ser más esperanzador: tres conciertos (Valencia, Barcelona y Bilbao) llenos hasta la bandera, un público entregado y muy buenas sensaciones encima del escenario.
Pamplona no fue la excepción. Una hora antes del comienzo de la actuación la lluvia caía con fuerza sobre la capital navarra y una larga cola esperaba pacientemente a que abriesen las puertas de la sala Zentral. Público de toda edad y condición que finalmente abarrotó el recinto. Fans muy jóvenes y mayoritariamente femeninas en las primeras filas, pero también chicos con melena y camisetas de Extremoduro y Soziedad Alkoholika, parejas, grupos de amigos venidos desde otras ciudades… Una parroquia fiel que iba aumentando de edad conforme nos íbamos alejando del escenario.
A las 21:30 se apagaron las luces de la sala, al tiempo que se iluminaba un enorme corazón situado en la parte trasera del escenario, justo encima de la batería. Comenzaron entonces a escucharse unos latidos que se fueron acelerando (buen símil de lo que en esos momentos experimentaba en sus pechos cada uno de los asistentes). La banda salió a escena entre aplausos, y tras la consabida presentación (“Desde Reinosa, Cantabria… ¡Rulo y La Contrabanda!”), lo hizo el «frontman».
Empezaron con los dos temas que abren su nuevo disco, ‘Tu alambre’ y ‘Me gusta’. Si con ello querían comprobar si el público conocía las nuevas canciones, pudieron darse por satisfechos, porque todas las estrofas fueron coreadas. Lo mismo sucedió con otras novedades como ‘Objetos perdidos’ o ‘Me quedo contigo’, que fueron sonando entre esos pequeños clásicos de su carrera solista que ya son ‘Mi cenicienta’, ‘A solas’ y ‘Como Venecia sin agua’.
Navarra es una tierra que siempre ha estado ligada a la historia de Rulo. En los estudios Sonido XXI, situados en Esparza de Galar, ha registrado muchos de sus discos, tanto con La Fuga como con La Contrabanda. Y en ‘Buscando el mar’ salió a tocar la guitarra Javi San Martín, el productor de dichos estudios. Tras ella llegó ‘Majareta’, que contó con la colaboración de Alfredo Domeño, cantante de la banda pamplonesa Escarabajos. Tras el desenfreno adolescente de esta última canción, Rulo pidió permiso para interpretar el tema más melancólico de su último disco: ‘Noviembre’. Como dijo al presentarlo, ya no le da vergüenza utilizar esos registros, porque “ya no tiene dieciocho años”. Una parte importante de su público sí ronda esa edad, pero acepta de buen grado los tonos más adultos y no impide que el artista siga creciendo. Eso explica mucho de la música del cántabro. Sus detractores dirán que no inventa nada, y tendrán razón, al menos en parte. En él podemos seguir el rastro del rock urbano de Rosendo o Barricada, la grandilocuencia guitarrera de Los Suaves, el gusto por la metáfora de Joaquín Sabina, el predominio de la melodía en todas y cada una de sus canciones, e incluso ciertos aires al Bunbury más enérgico y teatral a la hora de plantarse en el escenario. Lo novedoso en Rulo no son los ingredientes que utiliza, sino la forma de combinarlos. Y el resultado es absolutamente personal e identificable. Temas como ‘Tranqui por mi camino’ y ‘La cabecita loca’ llevan su inconfundible sello; para bien y para mal, uno no puede imaginárselos en boca de otro artista.
Con ‘Divididos’ llegó el tercer invitado de la noche: Kutxi Romero, de Marea, con quien ya había colaborado en infinidad de ocasiones. Inmediatamente después, ‘La flor II’, de su último disco, que unieron con ‘La flor’, uno de los cortes más notables de su anterior trabajo. Al final de esta canción Rulo sustituyó la guitarra por un ramo de rosas blancas que fue arrojando al público. ‘Por verte sonreír’ es uno de los temas más conocidos de su etapa en La Fuga. Según dijo, lo compuso hace veinte años, pero mantiene intacta la urgencia juvenil con la que fue escrita y fue la elegida para cerrar el bloque principal del concierto.
Ya en los bises, Rulo solo con la guitarra y arropado por unos elegantes juegos de luces interpretó ‘Por morder tus labios’. Le siguió ‘Heridas de rock’n’roll’, a piano y voz en su comienzo para estallar en la locura eléctrica de la banda, y ‘Pa’quí pa’llá’, de nuevo con Alfredo Domeño y Kutxi, antes de concluir definitivamente con ‘No sé’ y ’32 escaleras’. A juzgar por la energía derrochada durante la actuación nadie lo hubiese dicho, pero esa noche Rulo tenía fiebre y a punto estuvo de suspenderse el concierto. Toda una muestra de pundonor por parte del cántabro, que tuvo que tirar de oficio y pasión (algo que solo es posible cuando tu oficio te apasiona) para sacar adelante un concierto que acabó siendo memorable.