Ya está disponible Mesa para dos. El disco, el primer álbum conjunto de Rubén Pozo y Lichis. Ambos, que unen fuerzas en esta experiencia singular, nos presentan su disco.
Rubén Pozo:
Es evidente que esto no lo lee nadie. Y es normal, yo tampoco lo haría. O se escucha algo o no se escucha… ya no te digo leerse la nota de prensa. Siempre dan un poco de vergüenza. Sobre todo si están escritas por la misma persona que ha confeccionado ese trabajo. Y más aún si, (oh dioses), esta lo ha redactado en tercera persona…
Aquí tienes dos años intensos de trabajo en carretera y estudio. Se trataba de hacer el mejor disco posible por encima de cualquier otra consideración.
Dale un minuto a cada tema y, entre pitos y flautas, en un cuarto de hora estarás preparado para dar tu opinión. Pero si en un descuido empiezan a sonar canciones enteras entonces… (¡oh dioses!), lo habremos conseguido. Porque en eso consiste nuestro trabajo: conseguir que, independientemente de lo que dure una canción, mientras suena, el tiempo desaparezca.
Lichis:
Nuestra única intención con este disco era disfrutar del proceso y dejar una colección de canciones para nuestros nietos. Si además hemos conseguido captar tu atención y formar parte de un ratito de tu vida ya nos haces doblemente felices.
Gracias de todo corazón.
Y Lichis comenta Mesa para dos. El disco, canción a canción:
“Mesa para dos”
Primera canción que compusimos para el disco, supongo que una declaración de intenciones. Escribí la música, la primera estrofa y el estribillo y Rubén aportó su visión en la segunda estrofa haciendo el mensaje conjunto. Canción de medio tiempo de Rock Americano clásico, por allí anda el espíritu de Petty, Traveling Wilburys o Jayhawks.
“Trompas de Eustaquio”
Un tema en un bucle de acordes casi constante que va creciendo en intensidad hasta el final, un toque entre rock y gospel cañí. Tema escrito por Rubén con unas imágenes muy personales y potentes. Tras grabar los coros, y aprovechando que Rubén no andaba aquel día por el estudio, grabamos un solo de Trompa al final del tema. Lo encajó bien. Es una de las canciones más coreadas en directo.
“Loquillo”
Mientras la escribía, Rubén me mostró unos versos que había escrito durante una noche de insomnio: «No escribo una mierda o lo hago… ya no soy poeta tengo sueño a las 5». Se los fusilé. Completé después la canción tras dos meses buscando algunos acordes de paso. Un tema Soul con vientos aportando un toque cool, una reflexión sobre la masculinidad y la confianza en uno mismo. Parece que al «Loco» le pareció bien, o no del todo mal.
“Canción Maldita”
Canción de Rubén a la que dimos mil y una vueltas. Tomamos la melodía y la montamos sobre un viejo rifle de guitarra que R guardaba desde hacía muchos años. Utilizamos un recurso para probar ideas que nos ha funcionado muy bien: Rubén a la guitarra y yo a la batería. Grabamos después una versión bastante troglodita y posteriormente se hizo la definitiva más stoniana con toques glam.
“Nudo Sur”
Reivindicación de la working class de nuestras periferias. Rubén me sugirió un par de imágenes muy potentes con las que completé la letra: las casas de apuestas y la realidad social ajena a los turistas y a la imagen que se vende de Madrid. La veo como una canción enérgica de Power Pop. La escribí inspirándome en mis habituales viajes en cercanías y en un artículo que leí en un periódico en el que se defendía la dignidad del llamado fenómeno “Choni”.
“El Batiscafo Verde”
Rubén es un enamorado del reggae. Con sus toques rock, su soterrado homenaje a Jacques Cousteau y sus imágenes surrealistas, es una canción relajada y divertida. Otra muestra de la maestría de R para encontrar esas imágenes tan poderosas y personales. Sus toques de guitarra con wha tienen un delicioso saborcillo a J.J. Cale, al menos eso creo. Si no es así espero que me perdone.
“Rock de Pueblo”
La escribí con el paisaje en movimiento y el zumbido del aire de una ventanilla del coche a lo largo de la centena de viajes para actuar que hemos hecho mientras grabábamos el disco. La idea del estribillo me llegó viendo una actuación de Poncho K con el que compartimos escenario en un festival en un pueblo de Andalucía. Rubén escribió la estrofa que interpreta en la canción, siempre aportando clase y acento clave donde se necesita. Un canto a la sencillez y a aquellas cosas que forman parte de nosotros aunque a veces las neguemos para dar una imagen más «sofisticada», algo muy en boga.
“Asco y Vergüenza”
Una de las primeras canciones que me enseñó Rubén. Un año más tarde la trajo de vuelta, esta vez al piano. Me senté a la batería y le dimos forma a dúo. Tiene ese toque Beatles cuando a Macca le daba por la comedia musical y está sazonada con unos coros que homenajean al Pop español de los años 60. ¿Quién no ha vivido sensaciones parecidas a las que se cuentan en la letra tras una noche de juerga y excesos a tumba abierta?.
“El Hombre Orquesta”
Me vais a permitir que os diga que es mi favorita de entre las canciones que he escrito para este proyecto. Me imagino escuchándola a bordo de un Cadillac descapotable al anochecer, en pleno desierto camino de Las Vegas, metido en una película a lo David Lynch. Los coros de Mariana Pérez, nuestra batería, aportan un toque muy especial.
“Carta a mis catorce”
Es un diálogo a dos bandas: uno interior e imposible con el adolescente que fuimos y otro con un hijo en esa intensa etapa de la vida. Estaba claro que Rubén tenía también una visión que aportar en la letra y lo hizo, a mi juicio, de forma magistral en su parte. Compuse la música al piano con Carol King y Meat Loaf en la cabeza. Cada parte tiene un cierre distinto, César Pop acudió a mi rescate y juntos dimos con la fórmula correcta y la parte de solo de sinte.
“Juguetes Rotos”
La escribimos mano a mano (letra y música) durante un día de descanso entre actuaciones en casa de unos grandes amigos (ya familia) de Elche. La idea surge de Rubén, es nuestro «Walk on the Wilde Side» hispano. Nos divertimos mucho buscando las frases. Reconozco que tuve mis dudas sobre si incluirla o no en el disco. La insistencia de Rubén ganó al final, por fortuna.
“Abracadabra”
Tras grabar dos versiones distintas, decidimos volver a hacerla a dos guitarras, igual que la interpretábamos en directo desde el principio de la gira. Es la segunda canción que escribimos para el proyecto y la última que grabamos. Teníamos la idea de que en todas las letras del disco apareciera «mesa para dos», no pudo ser al final. La letra y la música es de Rubén, yo escribí la segunda estrofa intentando estar a la altura de lo ya hecho. Nos ha dado momentos muy especiales en los directos.