Ronda sud, de Samuel Reina

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DISCOS

«Reina se vuelve a mear (con perdón) en los estilos y géneros para delimitar un territorio en el que apenas atisba compañeros»

 

Samuel Reina
Ronda sud
AUTOEDITADO, 2022

 

Texto: CARLOS PÉREZ DE ZIRIZA.

 

Canciones matrioshka que emergen ocultas dentro de otras canciones, subversión de géneros que se desfiguran hasta quedar irreconocibles como el rostro de un boxeador sonado, textos que gotean vitriolo generacional y sondean el sinsentido de nuestra postmodernidad y un reconocible tacto artesanal que, esta vez, no le ha dado ni como para publicar una edición física, porque estas trece canciones solo están (al menos de momento) en streaming, ni en vinilo ni en cedé.

¿Les parece demasiado? Pues eso es lo que reúne el valenciano Samuel Reina en su cuarto álbum, al menos igual de brillante que su precedente, esa iconoclasta declaración de principios que fue Prohibido hacer fuego (2021), fruto de aquella pandemia de cuya (sin)razón nos vendieron algunos sueños, sin tener en cuenta que también podía producir maravillosos monstruos.

Cantautor tan heterodoxo que parece improbable, Reina se vuelve a mear (con perdón) en los estilos y géneros para delimitar un territorio en el que apenas atisba compañeros. Todo suena menos austero que en su anterior disco, aunque él solo se las apañe para componer, producir y tocarlo casi todo. Y cantar, claro, que su voz sigue siendo uno de sus grandes activos y ha ganado en versatilidad. Acidez, ternura y cierta nostalgia irónica por los años noventa (su adolescencia) se dan cita en textos de un costumbrismo de arrabal, que da pie a que el folk, la bossa nova, la rumba, el bolero, la protoelectrónica y algunas guitarras eléctricas prestadas del rock trasteen entre ellos a pleno antojo, perfilando un singular híbrido que está pidiendo a gritos que le eches el guante en tu plataforma favorita.

Anterior crítica de discos: World record, de Neil Young & Crazy Horse.

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