Varios. Selección de Miqui Puig
Mis favoritas
BLANCO Y NEGRO
Se abre esta colección dedicada a recoger selecciones de canciones personales con las favoritas del ex Sencillos Miqui Puig. Un músico y DJ que siempre ha hecho gala de un enorme buen gusto, además de poseer conocimientos enciclopédicos alrededor de la historia del pop. De este modo, y como era previsible en él, su selección de 23 canciones predilectas tiende a moverse entre el jazz (The Modern Jazz Quartet), el soul más bailable y mod (The Tams, Makin’ Time, Timebox, The Prisioners), la canción menos ortodoxa (Alfonso Vilallonga, Sisa, Jonathan Richman), el indie pop más melódico (Suburban Kids with Biblical Names, The Cardigans, Arab Strap), inevitables referentes ochenteros (Cocteau Twins, The Redskins, B-Movie), dance noventero (Johnny Boy, 808 State, One Dove) y algunos apuntes del pop español menos convencional (Esclarecidos, Le Mans, Derribos Arias, Julestropicana e, inesperadamente, unos Distrito 5 que hoy sorprenden por su sonido; ¿alguien los recordaba?).
Un selección la de Puig, tan epatante –esta colección seguro que nos va a deparar momentos de lo más «cool», y es que a ver quién se atreve a seleccionar entre sus preferidos a los Stones, Springsteen o, en las antípodas, a La Charanga del Tío Honorio– como formidable, que hace de este disco un artefacto ideal para animar apacibles veladas: Lo dejas sonar y tienes 80 minutos de música que tira de espaldas, con sus momentos para bajar la potencia de la luz e instantes que invitan a dejarse llevar por el ritmo que, poco a poco, va subiendo de intensidad, como invitando al oyente a animarse y salir a la calle a tomarse unas copas.
JUAN PUCHADES.
Baldo Martínez
Projecto Miño
KARONTE
Probablemente el mejor disco de jazz “made in Spain” de todo 2007. Y lo mejor es que no se trata sólo de jazz –aunque se trate del lenguaje utilizado–, sino de una asombrosa simbiosis entre este género y las músicas de raíz. Ambas confluyen con tal naturalidad en la obra que es muy difícil saber dónde empieza y acaba la una respecto de la otra. El contrabajista Baldo Martínez, que es gallego, aceptó el encargo que en 1997 le hizo el Festival de Jazz de Guimaraes, en Portugal, de componer una larga suite dedicada a las dos orillas del río Miño. En la decisión de incluir elementos de ambos lados de la frontera es donde el músico se convenció definitivamente de que el jazz del presente estaba obligado a comulgar con su propio entorno (hasta la propia portada del disco es un claro homenaje al sello ECM, que hace años estableció una clara vanguardia al respecto). Baldo ha tardado muchos años en editar el “projecto” en disco, pero a cambio ha conseguido una magnífica obra –con el minucioso trabajo de Pablo Baselga en el estudio– y que sus propios músicos (diez, en total) tuvieran tiempo de “cuajar” la historia en sus presentaciones en directo, la mayoría fuera de España. Entre éstos, el omnipresente Germán Díaz, que en una de las piezas (“De norte a sur + Au fond des temps”) participa en un “duelo a muerte” de zanfona con su mentor, el francés Valentin Clastrier. Ojo también a la inusual polirritmia desplegada por los dos percusionistas y al uso instrumental que Maite Dono hace de su propia voz. Projecto Miño es de arriba abajo uno de esos discos que te engrandecen el alma y te oxigenan el corazón y la mente. Está hecho de jirones extraídos del mismo paisaje al que pretende homenajear. Como dice Manuel Rivas en el prólogo que ha escrito para el libreto, “Baldo Martínez ha creado un rumor inolvidable para el Miño: ha hecho la música que un río sueña cuando pasa bajo los puentes y revive en contracorriente”.
GERNOT DUDDA.
Charades
En ningún lugar
B-CORE
Allá donde convergen el pop, la psicodelia y el folk hay un lugar reservado para Charades, un cuarteto integrado por tres chicas (Isa, María y Coki) y un chico (Guille), todos ellos procedentes de diferentes puntos de la geografía española. En ningún lugar es su segundo LP (el primero para el sello barcelonés B-Core) y en él ofrecen diez canciones (once en el disco de vinilo) en las que la calidez y la sencillez se dan la mano para convertirse en los denominadores comunes de este halagüeño trabajo. Calidez en el tratamiento de las melodías, que recuerdan a Love y al country-pop cósmico de Beachwood Sparks. Sencillez (aparente) en las armonías vocales, donde se aprecia la persuasiva influencia de American Spring o The Breeders, o en las letras, siempre merecedoras de una segunda oportunidad para captar complicidades escondidas que pueden pasar desapercibidas tras una primera escucha. “Hanna Arendt” es el tema que flirtea con el lisérgico universo de Arhur Lee pero también destacan “Siete”, “Un día en Brighton” y “La carta”. En ningún lugar es un disco que gana enteros tras cada audición, ideal para escuchar en soledad rodeado de recuerdos o en momentos en que uno este dispuesto a dejarse cautivar por sus brillantes melodías,
ÀLEX ORÓ.
Gigantic
Gigantaphonic sounds
BIP BIP RECORDS
Es bien sabido que para grupos de power-pop, ahí está Australia. Grupos que desde siempre, aunque especialmente a mediados de los 90, han desembarcado con éxito en España. El reciente capítulo de la saga nos viene desde Perth y se llama Gigantic. Dos hermanos –los Di Renzo– que escriben con buena caligrafía un ejercicio de guitarras melódicas y ponen delicadas cursivas en las voces y los coros. Por lo menos en los extremos de las doce canciones de este su primer LP, que basculan entre la sencillez y hondura de sus paisanos los Go-Betweens y los bloques densos de guitarras de los Rubinoos o los Romantics.
Así se inicia y se acaba el disco, porque en el justo centro investigan en texturas psicodélicas y bailables, como si hubieran vivido en Manchester, y dotan a sus canciones de un aire folk, feliz y despreocupado. Ejemplo de lo primero es “Coaster”, de lo segundo “Ballon animals”, una melodía que recrea miles de sensaciones. Quizás ayude a ello la sutilidad en los arreglos, a veces apuntalados en arreglos de cuerda como en la evocadora “Steam girl”.
También ayuda que esté Duane Smith, de los Chevelles, produciendo parte de las canciones y en el apoyo de algunas voces. El mismo que acompaña al grupo en la gira que en estos días recala en España y que el lector no debería perderse si pasa por su ciudad.
CÉSAR PRIETO.
Lucas 15
Lucas 15
Lloria Discos
La aproximación al cancionero tradicional asturiano que Nacho Vegas y Xel Pereda venían anunciando desde hace tiempo ha tomado forma en este excelente Lucas 15, un trabajo hecho con cariño y con máximo respeto. Si tuviéramos que buscar un antecedente directo de este proyecto, el más cercano sería aquel Murder ballads de Nick Cave, en el que australiano dio rienda suelta a su creatividad basándose en canciones e historias populares. En este caso, Vegas y Pereda siguen en cierta forma el guión establecido por Cave, aunque no por ello la propuesta es menos válida. A fin y al cabo nos encontramos ante dos músicos que recorren la senda que todo buen músico debería recorrer: la de la tradición.
De presentación lujosa y majestuosa, Lucas 15 nos introduce de lleno en historias oscuras propias del folk asturiano, cargadas de una instrumentación que remite constantemente a las sonoridades de Vegas en solitario pero cuyo núcleo viene a estar hundido en los genes de un territorio geográfica y geneticamente limitado. Mientras que el ambiente tenso impregna los momentos más álgidos del trabajo, el tono luminoso y relajado brinda los momentos más conmovedores y entre ambos tejen una obra magistral.
Brillante. Sencillamente brillante.
JUAN JOSÉ ORDÁS FERNÁNDEZ.
Bill Quick
Maravillosa gente
GUERSSEN RECORDS
De todos los músicos extranjeros que vivieron en España durante las décadas de los sesenta y setenta del siglo XX, Bill Quick es, sin lugar a dudas, uno de los más desconocidos y que más misterioso resulta a todos aquellos que nos dedicamos al estudio del pop más añejo. Bill era hijo de padre norteamericano y madre venezolana y se instaló en Madrid a principios de los setenta. Empleaba el tiempo tocando la guitarra, componiendo canciones y también frecuentaba el Rastro, donde vendía complementos de cuero que el mismo fabricaba. Alain Milhaud, el productor de Los, Bravos, Canarios y Pop-Tops, que en esa época dirigía el sello Explosion, le ofreció la posibilidad de grabar un LP y el resultado fue Maravillosa gente. Para sacar adelante el proyecto, Quick se rodeó de algunos de sus amigos músicos, algunos de ellos extranjeros como él. Salvador Domínguez, Chema Pellicó (Cerebrum), Rafa Gálvez (de la banda de Vainica Doble), Frank Rojas (Sangre), Jess Lam (Jess and James, Canarios) fueron algunos de los once instrumentistas que participaron en la grabación del LP. Maravillosa gente es un trabajo en el que podemos encontrar folk-rock, acid-folk, rock acústico y letras introspectivas cargadas de simbología hippie. El altísimo nivel instrumental y la cuidada producción colocan a Maravillosa gente muy por encima de la media de las grabaciones “made in Spain” de esa época. Lo demuestran temas como “Only the weather”, “Winter’s gonna come”, “Take me away”, Somebody” o “Get me a pony”. Como suele ocurrir en estos casos, el disco pasó completamente desapercibido y apenas se vendieron copias del mismo. Guerssen Records lo ha reeditado por primera vez en CD y se ha esmerado en apoyar este lanzamiento con un libreto en el que se trata de dar respuestas a todos los misterios que envuelven a Bill Quick. La discográfica leridana ha tirado del ovillo de los recuerdos de algunos de los músicos que participaron en las sesiones de grabación y ha conseguido reconstruir parte de la historia. No obstante, hace años que nadie sabe nada del bueno Bill, que allí donde esté será ajeno a la alegría que esta reedición ha provocado a coleccionistas de todo el mundo.
ÀLEX ORÓ.