Rockola, Discos. 29 de mayo de 2009

Autor:

Tori Amos
Abnormally atractted to sin

ISLAND/UNIVERSAL

Tori Amos siempre se ha caracterizado por una fuerte personalidad y por su habilidad para mezclar misterio y melancolía en cada una de las canciones que firma. Una fuerte presencia de su piano y teclado, así como su característica voz marcan cada una de las canciones de Abnormally atractted to sin, exactamente como ocurre con cada uno de sus discos, aunque siempre con novedades, evitando el aburrimiento. Poco a poco la guitarra se ha ido haciendo con un hueco en las composiciones de Tori, añadiendo ingredientes a una receta ya de por sí sólida, pero la gran novedad de su nuevo trabajo es que la luz va penetrando en las tinieblas poco a poco, y es que en Abnormally atractted to sin las refrencias a Led Zeppelin (sí, habéis leído bien) son más claras que nunca. Que nadie se olvide que la señora dejó impresionado al mismísimo Robert Plant cuando grabaron un tema para un tributo a la mítica banda inglesa. “Strong black vine” (un enorme tema en el que Amos canta hasta con arrogancia) disfruta de una orquestación que remite a “Kashmir”, igual que “Not dying today” (¡otra colosal!) que bien podría haber encajado en el repertorio Zeppelin.
La variedad es la clave de un disco largo que nunca aburre. La Amos tenebrista sigue clavando grandes canciones, como “Give” o “Flavor”, ambas con melodías muy inspiradas, denso incienso en un colorido jardín. También juega a la sencillez pop con la orquestada “Maybe California”, de arreglos fastuosos, sin censurarse a la hora de jugar con programaciones en momentos puntuales a lo largo de un trabajo orgánico y radiante, a pesar de sus claroscuros. Y es que la lírica de Amos tiende a lo lóbrego, puede estar cantando sobre grotescas situaciones con suavidad y belleza.
JUANJO ORDÁS.

Juan Rivas
Superdiscotropical

AUTOEDICIÓN

“O tempos, o mores” (Oh tiempos, oh costumbres), decían los romanos. Cada vez son más numerosos los grupos y los artistas que ante las escasas perspectivas que ofrece la industria del disco optan por autoeditarse sus trabajos o regalarlos a través de plataformas como Myspace. Este es el caso del compositor y multiinstrumentista vigués Juan Rivas, una “rara avis” del pop español.
Superdiscotropical es su quinta entrega discográfica que, lamentablemente, no se ha editado en ninguno de los formatos físicos habituales. Y es una pena porque el disco merecería estar al alcance de todas esas personas a las que las nuevas tecnologías y los archivos mp3 les dan cierto repelús, porque Superdiscotropical es un gran homenaje a la bossa nova, al jazz y al easy listening, estilos que Rivas mezcla con éxito con sonidos más actuales como el house y el drum ‘n’ bass. O lo que es lo mismo, como si Golpes Bajos, Esquivel, Herb Alpert, Sergio Mendes, los Bee Gees discotequeros, 101 Strings, Pierre Henry, Les Maledictus Sounds y Daft Punk se hubieran encerrado en una habitación a tocar todos juntos. El resultado final es un disco escapista con unas irónicas y hedonistas letras, una perfecta banda sonora para el período canicular que se acerca. Merece la pena detenerse en “Vacaciones en Portugal”, “Tengo una cosita” o “Superdiscotropical” por citar sólo tres ejemplos de las bellas canciones compuestas y grabadas por Rivas en un estudio casero con un resultado realmente notable. “O tempos, o mores”. Y todo ello gratis, sólo a un clic.
ÀLEX ORÓ.

Coldplay
Leftrightleftrightleft

AUTOEDICIÓN

La propaganda avanza, cada vez hay más formas de conseguir que el nombre del grupo en cuestión esté en boca de todos y sería de estúpidos no aprovechar las nuevas tecnologías, no solo a nivel de promoción, sino también para permitir que las bandas puedan cuidar a sus seguidores como merecen.
Es todo un detalle por parte de Coldplay regalar en descarga digital este directo de nueve canciones (si lo quieres físico tendrás que acudir a uno de sus conciertos, donde también es gratis). De buen sonido arropado por sus fieles, lo que Leftrightleftrightleft ofrece es un decálogo de las razones por las que la banda de Chris Martin se ha alzado con la cotizada popularidad masiva.
Sí, suenan mesiánicos y no son precisamente unos favoritos de quien escribe, pero es fundamental reconocer que su sonido –tan poco conciso como acertadamente grandilocuente– ha conectado con múltiples generaciones, llenando espacios donde solo las maduras glorias parecen estar avaladas para tocar. ¿Podrían concretar y condensar su propuesta? Sí, pero también podrían perder en el trasiego ese toque etéreo que tanto gusta a sus seguidores, ese fervor cuasi-religioso implícito a sus temas que hacen de ellos lo que son: La banda de pop más masiva desde U2.
Quizá, su siguiente paso debería ser tratar de avanzar un poco más, superar una formula que ya han explotado bastante y ofrecer una nueva aproximación a su música e intereses, es decir, una completa renovación.
JUANJO ORDÁS

Cocktail Slippers
Saint Valentine’s day massacre

WICKED COOL/LOCOMOTIVE

Uno de los “descubrimientos” de “Miami” Steve van Zandt, el guitarrista con pinta de zíngaro de la E Street Band, para su sello Wicked Cool es un quinteto de chicas noruegas con pinta de vampiresas. Son las Cocktail Slippers que acaban de entregarnos su segundo disco, Saint Valentine’s day massacre, un trabajo que sigue la estela Mastermind, su primer disco publicado en 2004 y recuperado tres años más tarde por Wicked Cool. Las chicas practican un efectista y efectivo rock and roll inspirado en bandas femeninas de los setenta como las Go-Go’s o Runnaways sin dejar de lado otras influencias como los Ramones y, sobre todo, los grupos vocales femeninos de los sesenta así como el pop psicodélico de esa década.
Lo mejor del disco es que se aprecia el enorme trabajo que han desarrollado las Cocktail Slippers en los últimos años. Suenan compactas, sin fisuras sonoras. La solidez de sus canciones queda probada en temas como “You do run”, “Fool for you”, “St. Valentine’s day massacre”, “Don’t ever leave” o “Anything you want”. Este último tema es un heredero directo de las bandas escandinavas de garaje de los ochenta, lo que amplia el catálogo de influencias de la banda e insinúa el gran potencial que puede tener este quinteto femenino en directo.
ÀLEX ORÓ.

Vieux Farka Touré
Fondo

SIX DEGREES/RESISTENCIA

El gran Ali Farka Touré solo aceptaba a un hijo músico si éste demostraba por sí solo que tenía talento y arrestos para ello. Vieux pasó la prueba, librándose de un probable destino militar deseado por su padre. Y así y todo, ya moribundo, éste todavía sacó fuerzas para tocar con su hijo dos piezas de su primer trabajo porque quería estar a su lado.
Fondo es su segunda obra, la primera en el sello californiano Six Degrees, y la primera también en la que desarrolla con plenitud sus propias piezas, que las toca con esa endiablada expresión del blues africano (ojo a esa instrumental titulada “Slow jam”). En su primer trabajo homónimo todas las piezas eran tradicionales porque quería mostrar al mundo de dónde venía. Y aquí sigue poniendo en pie esa tradición, con sumo respeto y una creciente personalidad, que le muestra tan permeable al dub (“Diaraby magni”) como al folclore más puro de Tombuctú (“Wale”). Y aunque la sombra de su padre es alargada, cabe pensar más en la influencia de su mentor, el reconocido Toumani Diabaté, que ha supervisado todos sus pasos artísticos e introduce la kora en la bella “Paradise”. El álbum se cierra de la forma más bella posible: Con el reprise de “Fafa”, el eco hipnótico de la pieza del mismo título, servida a modo de coda final.
GERNOT DUDDA.

Luar Na Lubre
Ao Vivo

WARNER

Lleva años llamándose erróneamente música celta –tan erróneo como llamar música hawaiana a la que utiliza ukelele– lo que es nada más y nada menos que canción popular, aquella que es tradición y que por tanto es recoger. Recoger, simplemente, lo que la gente ha sancionado, de ahí la emoción con que alumbra Luz Casal, convertida en la gran señora de la canción gallega, ese “Camariñas” que tantas veces hemos cantado al volver de las ferias.
Ésta es la esencia del disco, dos CDs en directo grabados en el Teatro Colón y un DVD con entrevistas y documentales que sirven para celebrar los veinticuatro años de carrera de este grupo gallego. Y cumplen todos los ritos, resolución de sus temas de éxito –“O son do ar”, “Tu gitana”–, asistencia de acompañantes –Pedro Guerra o Diana Navarro, la nueva dama de la copla que borda una versión del Scarborough Fair– y respuesta empática del público. Lo necesario para los devotos.
Y para los neófitos, que sepan que es un grupo que deslumbró a Mike Oldfield, que bascula entre melodías de bosques y barrocos, evocadoras sinestesias y los soplos bailables de la verdadera fiesta. A este cronista, lo que le ha llegado al corazón es el recuerdo de viejas melodías, la inédita en el grupo “Axéitame a Polainita”, que ya había recuperado del pasado Milladoiro en su primer LP, ese “Pousa” que prestigia la verbena –¿quién se acordará hoy de esa canción y de “A roda”?– .y, sobre todo, el “María Soliña” de Celso Emilio Ferreiro que habían acariciado Los Tamara. Cuanto se echa de menos, a pesar de la excelente versión, la voz de Pucho Boedo.
Eso es la música popular, procurar emoción. Y lo hacen en todo el disco y especialmente al final, cuando al acabar “Devanceiros” todo el grupo vuelve a salir para cantar “Vivir na Coruña”, una canción de Ana Kiro que consigue pelar el corazón. Aquí está el verdadero y nunca revelado secreto del folclore.
CÉSAR PRIETO.

Iron Maiden
Flight 666 the original soundtrack

EMI

Iron Maiden se caracterizan por editar productos de calidad sublime, por lo que cada vez que se anuncia un lanzamiento relacionado con el grupo las expectativas más altas se cumplen. Cuando se anunció que la edición en DVD del documental Flight 666 tendría su correspondiente banda sonora, y que ésta constaría de temas grabados a lo largo y ancho del mundo, uno imaginaba que el acabado final sería bueno, pero no tan magistral como ha acabado siendo. Para empezar, Flight 666 The original soundtrack recoge el repertorio completo del tour conmemorativo denominado Somewhere back in time, es decir: Clásicos, clásicos y más clásicos. Pero lo mejor de todo es que, pese a que cada una de las 16 canciones que comprende están grabadas en 16 localidades distintas, el empaque es el de un único concierto, una sola unidad.
La calidad sonora está a la altura de los mejores discos en vivo de los ingleses, por lo que suponemos que el productor Kevin Shirley habrá tenido trabajo a la hora de dar salida a la aguerrida instrumentación (¡tres guitarras eléctricas!, ¡y no hablamos precisamente de CSNY!), aunque la mezcla final es magistral, consiguiendo una gran nitidez musical perfectamente combinada con el rugido del público. Pero lo más divertido es que algunas canciones presentan novedades, por ejemplo, en “Powerslave” aparece un novedoso teclado dando apoyo al estribillo mientras que en “Moonchild” los riffs del citado instrumento son sustituidos por guitarra.
Son la banda de heavy metal por antonomasia y este disco los recoge en uno de sus mejores momentos, en gran forma física y provocando el éxtasis en sus seguidores mediante un repertorio pensado precisamente para eso. ¡Up the irons!
JUANJO ORDÁS.

Julian Lage
Sounding point

EMARCY/UNIVERSAL

Tiene 21 años y ya muestra vivencias que rara vez aparecen en un músico hasta bien pasada la cuarentena. Lleva tocando la guitarra desde los cinco años y puede que la razón a tan extraño fenómeno sea su exasperante renuncia a grabar un disco hasta no estar convencido de que ya tenía lo que quería ofrecer. Pues bien, este momento ha llegado. Sounding point hace justamente alusión al “momento sonoro definitivo”. Al instante en que esa mágica combinación entre “composición” e “improvisación” alumbra la pieza deseada en su estado final.
A Julian Lage le favorece esa falta de definición entre el jazz, el folk, el blues y eso que bien podríamos llamar “nueva música instrumental contemporánea”, para mayor gloria de los Oregon de Ralph Towner y compañía. Sus padrinos fueron Gary Barton y Herbie Hancock, pero ahora prefiere arrimarse a la mandolina de Chris Thile y el banjo de Béla Fleck, que le aseguran un terruño más próximo a sus raíces pero también a su finura y sofisticación sonora. Las tres piezas que el californiano comparte con ellos en formato de trío son sin duda antológicas. Otros formatos del disco incluyen al propio Lage en solitarios monólogos, con el pianista Taylor Eigsti o con una banda que comprende saxo, chelo, bajo y percusión. Cuatro formas diferentes de llegar a una forma de música sublime y personal. Incluso cuando se pasa al ámbito de las versiones, como en “All blues”, de Miles Davis; “Alameda”, de Elliot Smith, y “Lil’ darlin”, de Neil Hefti.
GERNOT DUDDA

 

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