Extremoduro
La ley innata
DRO/WARNER
¿Estamos ante el mejor disco de Extremoduro? Podría ser, si no fuera porque prácticamente no tiene par en la discografía de la banda de Roberto Iniesta. Estamos hablando de un bloque conceptual, un trabajo que es una entidad única y que obedece a una sola premisa: escúchalo completo u olvídate de él. Un reto al oyente cuyo referente más próximo sería Pedrá (DRO, 1995), un trabajo formado por una única canción de media hora que originalmente ni tan siquiera iba a ser editado bajo el distintivo nombre del conjunto pero que poco tiene que ver con La ley innata. El concepto es distinto y la obra está bastante más elaborada que su antecesora, más cohesionada, girando en torno a un único tema: la incomunicación, la pérdida y la búsqueda del tiempo perdido.
Son cinco movimientos los que articulan el trabajo, cinco fragmentos de duración extensa en los que se repetirán estribillos y codas, de forma que cuando llegue a su fin el oyente se habrá familiarizado tanto con el disco que sólo podrá descansar unos minutos y volver a sumergirse en él, en su carga poética, en la profundidad de su producción y en su fuerte carácter. Claro que siguen siendo extremos (¿quién se atreve a editar un disco de estas características?) y claro que siguen siendo duros (el final de la “Dulce introducción al caos” es rotundo y las letras de Iniesta siguen saliendo de su corazón y tripas), aquí no hay endulzamientos, sino un disco complejo, de difícil escucha al que sólo se podrá acceder si realmente se desea. Si lo que se buscan son singles y politonos, este no es el lugar.
Aquellos que opinan que el grupo liderado por Iniesta se ha domesticado deberían echar un vistazo a las obras que han ido editando en los últimos años. Qué duda cabe de que Extremoduro son dueños de su propio destino, capaces de hilar un superventas (Agila) con un compendio de temas barrocos (Canciones prohibidas) o tejer una la línea de sucesión de un trabajo crudo (Yo minoría absoluta) hasta uno tan elaborado y detallista como La ley innata. Pero como se trata de rock, no nos olvidemos de ello por mucho que cierta prensa deteste el término, las guitarras siguen hirviendo y la voz de Iniesta continúa siendo la que era: directa, sin artificios, precisamente lo que más gusta de él a sus seguidores.
Lo más adecuado para disfrutar del disco es dedicarle tiempo en exclusividad, cederle escuchas atentas y permitirle que se haga un hueco. Diseccionarlo sería estúpido, más que nada porque no hay forma posible de hacerlo. Es una unidad sin solución de continuidad, un diamante con aristas, una pieza. El disco es el que es. Y creedme: es cojonudo.
JUAN JOSÉ ORDÁS FERNÁNDEZ.
Brian Wilson
That lucky old sun
CAPITOL/EMI
La nueva entrega de Brian Wilson, un homenaje a la soleada California, confirma que el ex Beach Boys es un género en sí mismo. Interprete lo que interprete, sea propio o ajeno, todo suena a él, todo es Brian Wilson. Todo lo lleva a ese extraño mundo que bulle en su cabeza, barroco, recargado, incluso excesivo. Pero así es la música de Wilson, con su enorme y siempre vivo sentido de la melodía y alimentada por esos arreglos vocales que se doblan y hacen diabluras hasta lo imposible.
Con las canciones enlazadas e incluyendo temas recitados por Van Dyke Parks, esta nueva maravilla del genio lo muestra vivo, en forma y pletórico de ideas. Túmbate, apaga la luz, dale al play y déjate llevar a un mundo diferente, donde todo parece más feliz. La experiencia no tiene precio.
JUAN PUCHADES.
Victor Wooten
Palmystery
HEADS UP!/ÍNDIGO RECORDS
Debe de ser algo inherente a la condición de bajista y a la consiguiente admiración por Jaco Pastorius que cuando luego estos músicos editan sus propios trabajos, inevitablemente tienden la balanza hacia Weather Report. Le pasó a Victor Bailey y le pasa ahora a otro Victor, Wooten, que hace unos pocos años levantó el vuelo de los Flecktones de Béla Fleck para afrontar su propio destino. Y no le va nada pero que nada mal. Su nuevo trabajo, Palmystery, se abre precisamente con “2 timers”, uno de esos temas que podríamos considerar sobrino-nieto del fabuloso “Birdland”. Es la conexión más directa y así, ya, de entrada.
Pero aun sin revolucionar ni descubrir nada nuevo bajo el sol del jazz-funk, el resto del álbum mantiene un nivel fabuloso. Colaboran amigos como Richard Bona, Mike Stern, Jeff Coffin (saxofonista de los Flecktones), Keb’ Mo’, Dennis Chambers o Will Kennedy, entre otros. Y hay importantes “anomalías” a celebrar: una pieza casi flamenca a ritmo de bulería y con su hermano Roy tocando el cajón (“The lesson”) y una aproximación bastante moruna a los ritmos del Magreb, con Amir Ali en las voces y muchas darbukas y laúd. Pero lo más importante es que el álbum sabe guardar un logradísimo equilibrio entre la siempre supuesta condición atlética de estos músicos y la propia calidad de las canciones.
GERNOT DUDDA.
The Dandy Warhols
…Earth to the Dandy Warhols
V2/NUEVOS MEDIOS
Ni un paso atrás ni tampoco para adelante. El sexto LP de los Dandy Warhols adolece de inmovilismo. Su nueva propuesta discográfica no difiere en exceso de sus anteriores entregas, algo que en algunos artistas es sinónimo de haber encontrado un estilo propio en el que se encuentran cómodos. En el caso de los DW, en cambio, sugiere falta de iniciativa, imaginación o como quieran llamarlo. Y eso es así porque la ecléctica propuesta de la que ha hecho gala desde 1995 esta banda de Oregón nos hacía presagiar que podían superarse disco tras disco. Con …Earth to no han sido capaces de conseguirlo pese a contar con la colaboración de Mark Knopfler y el Heartbreaker Mike Campbell. No obstante, el disco tiene algunos temas interesantes que nos hacen albergar esperanzas sobre el futuro artístico del grupo. Es el caso de “The world come on”, una canción arraigada en la tradición del rock psicodélico; “Mis amigos”, un tema algo gamberro; “Welcome to the third world”, que recuerda a los Stones más bailongos de “Miss you” y a los Talking Heads.
ÀLEX ORÓ.
Suzy y los Quattro
Stick with it
WILD PUNK
Corren tiempos de altanería para los grupos españoles, y ello no viene a ser del todo malo, pero se agradecen en este contexto discos que exploten de forma directa y primigenia. Y ese estallido se produce al sonar la primera nota del segundo álbum de estos barceloneses. Y no desaparece hasta el final, aunque en las cinco primeras canciones –modélicas, adictivas– se acompaña de fuegos de artificio.
Quizás el neófito no distinga variedad en las melodías y la base new wave se le haga reiterativa. Sería un parco análisis para unas canciones que rebosan estribillos adictivos y vitamina eléctrica. Que no desmerecerían en las carreras de Romantics, Undertones o Pretenders. Canciones que mastica y lleva donde quiere la voz de Suzy Chain desde una dimensión que hoy es escasa: la de la consistencia y la convicción. Pero es que además andaría errado puesto que hay millones de detalles que hacen de este un disco plagado de originalidad. No en los esquemas, sí en la vivencia. El ramalazo años 50 en “Donna Donna” cuando se acerca a American Graffiti, el desmelene adolescente de “H.A.T.E.” que es puro Bay City Rollers, la cercanía a la disco-music de “Too late”.
Han encontrado el ingrediente para conseguir el pop intachable. La primera escucha hace imposible olvidar los estribillos. La tercera es imposible no tararearlos. A poco que puedan háganse con él. Los resucitará.
CÉSAR PRIETO.
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REEDICIONES Y RECOPILATORIOS
Varios
Doublemoon women
DOUBLEMOON/RESISTENCIA
Para celebrar sus primeros diez años, el sello turco Doublemoon ha tenido la feliz ocurrencia de recopilar grabaciones de sus músicos de referencia que fueran realizadas a dúo con importantes voces femeninas de su entorno. La idea era producir un disco que hablara por sí solo de la pujante nueva Turquía, más próxima al Festival de Eurovisión que al tópico de las odaliscas y los derviches (que también). Más que un cumpleaños se trata de un homenaje en femenino en toda regla, con historias de mujeres viajeras, erráticas, en permanente búsqueda; en su mayoría emigrantes en tierras ajenas; con aptitudes, emociones y necesidades comunes. Natacha Atlas, por ejemplo, se hace un “Habibi” con el extraordinario trompetista tracio Burhan Öçal. Susheela Raman está magnífica con Mercan Dede en el tema “Ab-i beka”. La chica kurda, Aynur, se codea con las evocativas programaciones de los chicos de Orient Expressions en “Dera sor”. O la palestina Azim Ali (nuevamente con Mercan Dede), que cierra el álbum de forma lánguida con “Dem”. Doublemoon es la compañía de la eurovisiva Sertab Erener (curiosamente ella no aparece en el disco), y no debe extrañar la presencia de mucha música disco y hip-hop. Al final de su versión del estándar “Istambul pas Constantinopla” (Ayse & Ayhan Sicimoglu), lo dice en perfecto castellano chévere el rapero Rodrigo Rodríguez: “Estambul ya no es la de antes. Es una ciudad chévere echá p’alante. Llena de gente linda y de comerciantes. Cuando yo estoy en Estambul, yo no lo puedo evitar. Me siento tan chévere que yo no quiero regresar a mi ciudad. Porque me gusta aquí bacilar con toda esta gente linda, con toda esta gente chévere que llevo aquí, aquí en mi corazón. Y lo grito con emoción, me sale del corazón. En Estambul yo me quedo. En Estambul yo me quedo”.
GERNOT DUDDA.
Varios
Andergraun vibrations vol 3. Spanish psychotronic brain damage (1967-1975)
HANDERGRUM RECORDS
El volcán que de vez en cuando escupe el magma del pop y el rock español de los sesenta y setenta en forma de disco recopilatorio (Viñedos, Spanish trip, Melenudos, El soul es una droga, Sensacional soul o Papagayo) está teniendo una de sus erupciones más espectaculares. La serie Andergraun vibrations llega a su tercer volumen con el espeluznante e inquietante subtítulo Spanish psychotrónic brain damage (1967-1975). Ya no estamos ante discos que recuperan “esa” rareza del Dúo Dinámico, o el único single del grupo de segunda división que grababa para una gran discográfica y que no consiguió ningún tipo de repercusión comercial. Estamos ante una recopilación que aglutina “lo raro de lo raro”, discos prensados por pequeños sellos privados o especializados en música regional (Artyphon, Fonoguanche, Berta, Audio Vídeo…) que no tenían ningún tipo de experiencia en grabar a grupos rockeros y cuya distribución no fue más allá del ámbito local y familiar.
Abre el disco “Acción”, de Don y su banda Club, un tema que firma Luarca, o lo que es lo mismo Luis Arribas Castro, el locutor que escribió algunas de las canciones de Los Salvajes. Es un tema con vocación pop-art, psicodélica y oriental. Le sigue “Little boy”, una canción interpretada en 1973 por The Matches, una misteriosa formación de estudio que gracias a la insistencia del Barón Rebuscante (compilador del disco) sabemos que este grupo era un “divertimento” de… Los 4 de la Torre, insoportable combo Ye-yé conocido por temas como “Vuelo 502”. The Matches escriben una de las páginas más consistentes de la “pyschexplotation” hispana. Para subrayar lo de la rareza de estas rodajas sonoras les diremos que de este disco sólo se tiene constancia de que existan dos copias.
Pero AV3 esconde más tesoros. En el ámbito de la música instrumental encontramos a la Orquesta de Mario Selles, un compositor de copla que en 1975 y junto a Ignacio Román (otro autor de copla y canción ligera), graban “LSD”, un tema ideal para la “escena de discoteca con melenudos y minifalderas” de cualquier película de la que programa Cine de Barrio. The True era un grupo alicantino del que solo se sabía de su existencia gracias al libro Sólo para fans, del colaborador de EFE EME Gerardo Irles. Grabaron un EP en el que se incluía “Let me love”, un híbrido entre Los Canarios, Pink Floyd y Hendrix. Entre los músicos más conocidos destaca el catalán Jordi “Toti” Soler que aporta el tema “Hi ha gent”, cuya letra es una adaptación de un poema de Joan Vergés y que musicalmente también se inspira en Hendrix. AV3 incluye tremendas rodajas sonoras de Vibración, Los Crich, Gabriel, Los Goya, Prou Matic, Colores y Piñonate, formaciones y solistas que, en teoría, no son ni de serie Z pero que esta recopilación demuestra que vale la pena que se recuerde su obra.
¿Quedan más artistas de los sesenta y setenta por recuperar? Parece que ya no debe quedar mucho material sonoro de este calibre en el magma del pop español. Pero con los volcanes nunca se sabe y cualquier día te sorprenden con una nueva erupción. ¡Ojalá sea así!
ÀLEZ ORÓ.
Graham Nash / David Crosby
Graham Nash / David Crosby
ATLANTIC/RHINO/WARNER
Graham Nash (ex Hollies) y David Crosby (ex Byrds), tras formar el trío CSN, ampliado a CSNY con la incorporación de Neil Young, optaron en 1972 por grabar en dúo –experiencia que, al igual que el trío y el cuarteto, tendrá guadianesca continuidad a lo largo de los años– este majestuoso LP, ahora recién reeditado en CD. Un álbum de cálido folk-rock, con apuntes jazzísticos (esencialmente en los temas que firma Crosby), un fantástico trabajo vocal y un plantel de músicos que tiran de espaldas; hasta Jerry García pone su guitarra en un par de cortes y otros componentes de Gratefuld Dead se suman con sus instrumentos a este hermoso capítulo de la saga Crosby, Stills, Nash and Young.
Un disco imprescindible para quienes gustamos del rock prodigioso de la Costa Oeste.
JUAN PUCHADES.