Rockola, Discos. 24 de julio de 2009

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Chick Corea & John McLaughlin
Five Peace Band live

CONCORD/UNIVERSAL

Un reencuentro histórico. Aunque no habían dejado de tocar juntos en múltiples ocasiones, desde 1969 no lo hacían bajo el paraguas de una misma formación.
Sí señor. Chick Corea y John McLaughlin estaban entre los músicos que grabaron con Miles Davis los cruciales In a silent way y Bitches brew. En otras palabras: contribuyeron decisivamente a la transformación eléctrica del trompetista en un momento altamente creativo para la época y para los músicos que compartieron aquellos experimentos gloriosos. A Miles le rondaba la idea de contar con un guitarrista –John McLaughlin– y tres teclistas –Chick Corea, Herbie Hancock y Josef Zawinul–, y todos ellos –salvo lógicamente Zawinul– están ahora en este nuevo proyecto significativamente bautizado como Five Peace Band. El quinteto queda completado por Kenny Garrett al saxo, Christian McBride en el bajo acústico y eléctrico, y Vinnie Colaiuta a la batería (reemplazado ocasionalmente por Brian Blade).
El disco es doble y es resultado de la gira que la Five Peace Band emprendió el pasado otoño por Europa, Asia y Oceanía (y cuya publicación ahora coincide con sus actuaciones en Norteamérica). Salvo un par de versiones, todo el set ha sido compuesto para el evento. Y, muy acertadamente, con la mente puesta en la idea que les llevó en su momento a concebir el jazz fussion como un caudaloso torrente que pretendía tributarle aguas al rock. Un jazz muy avanzado que discurre aquí libre y sin que nadie le corte; la mayoría de las piezas son largas, como “Hymns to Andromeda”, ¡que dura 27:45!
Así estamos con las monumentales “Raju”, “New blues, old bruise” o “Señor C.S.”, que cuentan por supuesto con el sofisticado sonido sinte de la guitarra de McLaughlin, y contienen “millas y millas” de improvisación sonora. Corea se luce más en los cortes más contenidos –como “Dr. Jackle”– y, por supuesto, en el estándar “Someday my prince will come”, que cierra el disco. Hay un plato fuerte que habla por sí solo y que marca el incandescente punto original desde el que todo partió: “In a silent way”, la emblemática pieza que Zawinul escribió en su momento para Miles y que cuenta aquí con la presencia como invitado especial del mencionado Hancock.
Miles sembró bien: nada más acabar aquellas sesiones, Chick Corea formaba Return To Forever y John McLaughlin la Mahavishnu Orchestra. El tiempo ha vuelto a unirles.
GERNOT DUDDA.

David Bowie
VH1 Storytellers

EMI

Grabado en directo en 1999, David Bowie VH1 Storytellers recoge la actuación del camaleón inglés para el programa musical televisivo de mismo nombre. La idea es sencilla, el músico protagonista alterna canciones de su repertorio con historias acerca de su propia leyenda. Por ello, el combo CD-DVD en que se presenta el producto resulta exagerado, y es que no es lo mismo contemplar visualmente a Bowie relatar sus peripecias entre tema y tema (se incluyen subtítulos en castellano) que escucharle únicamente con el apoyo del audio. Uno se pregunta por qué no se han eliminado las largas (y divertidas, eso sí) parrafadas del inglés para la edición en CD, algo que clama al cielo cuando bien podían haber ahorrado minutaje y haber incluido algunos temas que, a modo de propina, aparecen únicamente en el DVD .
Se trata realmente de un producto audiovisual, de gran calidad, que presenta al músico con su entonces reciente y aceptable Hours bajo el brazo, del cual interpreta cuatro temas que palidecen cuando rescata clásicos como “China girl” o la increíble “Word on a wing” (otros “oldies” de categoría como “Life on mars?” y “Rebel rebel” no deben ser citados, pues de la primera se recoge solo la mitad y la segunda no deja de ser un amago que no se completa).
David Bowie VH1 Storytellers va dirigido a fanáticos del camaleón, son ellos los que disfrutaran de su inteligente sentido del humor, ¡llega incluso a ironizar sobre su época más tóxica y oscura! Sorprende la cercanía que muestra con el público –también la que el programa exige–, no nos olvidemos que estamos hablando de una superestrella que pisa el mismo suelo que sus fans mortales con las cámaras de testigo. Buen documento para fans.
JUANJO ORDÁS.

La Nueva Banda de Santisteban
Sabor a fresa

VAMPISOUL

El lounge español existe. La prueba más irrefutable de esta aseveración es Sabor a fresa, el LP que en 1971 grabó el compositor y arreglista Alfonso Santisteban. No es la primera vez que se reedita este disco. En 2002, Subterfuge lo editó con el título de Verano 72 pero es la primera vez que se recupera con la portada orginal tanto para la versión vinilo como en la de CD que incorporan unas detalladas notas a cargo de Ximo Bonet. Además se ha añadido un bonus track: “Soledad”, perteneciente a la banda sonora de la película Enseñar a un sinvergüeza.
¿Pero qué es lo que tiene este álbum para que casi cuarenta años después de su primera edición se haya convertido en un disco de culto? Pues la verdad es que un poco de todo. Nos explicamos. Santisteban es un compositor influenciado por el jazz, la música brasileña, el flamenco, el pop y el soul. Con todos estos ingredientes creó este disco, una amalgama de sonidos para ser bailados en los clubs, boites y “dancings” de la España del tardo franquismo. El oyente podrá escuchar “da-ba-dás” y aires de western. Viajar hasta las playas brasileñas con el tema “Brincadeira y bailar con “Zorongo” y “Limón y sal”, dos temas con aires cañí y los espectaculares coros del Trío La la la, con Merche Vilamaña al frente.
Imprescindible para cualquier guateque veraniego. No se lo pierdan. Tonto el último.
ÀLEX ORÓ.

Victor Démé
Victor Démé

CHAPA BLUES/NAÏVE

A sus 46 años, Victor Démé ha conseguido grabar un primer disco que sabe a carrera consolidada pero que suena con frescura virginal. Llega desde Burkina Faso, otro de esos países de África Occidental con una riqueza musical inversamente proporcional a su renta per cápita. Precisamente buena parte de sus canciones brindan por el esfuerzo femenino, sin el cual su país hubiera sido, según él, aún más pobre. Victor Démé consiguió remontar el penoso circuito de clubes de la capital, Uagadugu, –donde el dueño te dice qué es lo que tienes que cantar–, y gracias a un afortunado “management” logró meterse en esa rueda de la fortuna que son últimamente las músicas planetarias. Él también gozó en el pasado de tiempos de gloria durante su larga estancia en la vecina Costa de Marfil, donde llegó a participar en la Super Mandé Orchestra de Abdoulaye Diabaté. De vuelta a su país, sorprende por la pureza rural y “bluesera” de estas canciones, fieles al espíritu mandinga que hereda de su madre pero con la artesana sencillez que le transmitió la profesión de su padre, sastre. Especialmente en el tramo final del álbum, que recoge adaptaciones del cancionero mandinga y algunos de los instrumentos tradicionales que ya habían sido mostrados al mundo por compatriotas tan ilustres como Farafina. Muy recomendable.
GERNOT DUDDA.

Tiny Masters of Today
Skeletons

MUTE

La presencia de niños en el mundo del pop para adultos ha sido una corriente normalmente subterránea de ridículo o de esclavitud. Obviaremos los primeros casos, entre los segundos pues simplemente los Jackson 5 o un trasunto infantil hispánico de la época, producido por Juan Pardo y con tres singles espeluznantes de buenos, que respondía al nombre de Café con Leche.
Tiny Masters of Today no se ajusta a esta dinámica, puesto que las páginas de Internet se han encargado de liberar de servidumbres a la música –para lo bueno y para lo malo–, así que volcadas sus grabaciones caseras en 2005, sólo cabía esperar la respuesta, masiva en su primer disco. Este segundo digamos que es el de la madurez, la madurez de Ivan y Ada, una madurez de 15 y 13 años en un grupo de Brooklyn, vaya por Dios.
Chavalillos, sí, pero chavalillos que conservan las esencias del pop más directo y con una batería que parece despeñarse. Música de dibujos animados, con gritos, con electrónica y con un alma punk que se acerca desesperadamente a cualquier cartoon. Quizás sean, como Helen Love y Airbag, los guardianes de la energía. En la voz y en la guitarra alocada, que se clava en el riff de “Pop chart”, sin descanso y sin freno. Una ingenua fuerza que se crece en las voces de “Real good” o en la estimulación ruidista de “Big bass drum”.
Y entre este derroche de guitarreos pues se conceden descansos para el baile. En “Big stick” la repetición tribal y el ritmo blackexplotation del bajo literalmente te empujan los huesos. Hasta llegar al clasicismo bubblegum de “Ghost star”, una pura delicia con melodías como algodón de azucar y una guitarra afilada en ferias de países imaginarios. Tim Burton podría hacer una película inmensa con la masa de este disco.
CÉSAR PRIETO.

Someone Still Loves You Boris Yeltsin
Pershing

POLYVINYL/INDEPENDENT TRADE UNION

No me negaran que el nombre de este grupo no es de lo más curioso. Esta banda de la escena del rock independiente de Missouri declara su amor por Boris Yeltsin, el fallecido ex dirigente ruso conocido por epopéyicas borracheras de vodka. Suponemos que se trata de una muestra de humor inteligente, un guiño para advertir a los oyentes que están ante una banda fuera de lo común.
Lo cierto es que Someone Still Loves You Boris Yeltsin es una formación realmente interesante. Lo demostraron con Broom, su entretenido disco de debut de 2005. En Pershing repiten fórmula, es decir, melodías amables llenas de historias cotidianas con bonitas armonías vocales. No obstante, hay algún tema como “Oceanographer” en el que las rimas chirrían un poco. Algo así como si un grupo español hubiera compuesto una canción en las que todos los versos acabarán en “on” (Los Burros ya dedicaron un tema a este fenómeno). Pues bien en este tema, SSLYBY han apostado por rimas acabando en “er” lo que les da pie a citar unas cuentas profesiones. Salvo este pequeño resbalón, estamos ante un disco notable, que confirma a una banda que tiene ante si un largo recorrido si persiste en la línea de crear bonitas canciones. No se le puede pedir nada más a un grupo.
ÀLEX ORÓ.

 

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