Rockola Discos, 10 de octubre de 2008

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Rockola Discos, 10 de octubre de 2008Sisa
Ni cap ni peus

K-INDUSTRIA

Sisa siempre ha sabido rodearse de potenciadores del sabor. Melodrama, Miralda, Dagoll Dagom, Gil de Biedma, Pascal Comelade… Artistas que han logrado catalizar un mundo personal y enigmático y convertir esas manualidades del alma en canciones. En este disco, el vigésimo tercero de su carrera, el turno le ha tocado a Joan Miquel Oliver, que ha vestido los temas, le ha dejado su grupo –Antònia Font– y hasta ha ideado el título, definidor de la heterogeneidad del conjunto, algo así como lo que sucedió en Transcantautor.
Y entre todo el batiburrillo de estéticas sorprende que revuelva en la forma de componer de sus primeros discos. Ese “Embolica la troca” cantado a pelo llega casi desde Orgia, y “María Curella” es un retrato femenino más desmesuradamente alocado que “Maria Lluna”, pero igual de tierno, de pantagruélico y de feraz. Esta distorsión estética es lo que hace que sea éste un disco hecho de cientos de discos. Y que retorne siempre a su barrio, ahora en la nueva visión que supone “El carrer del Pinso”, circo y fanfarria, impresionismo y crónica para unas calles que han cambiado de dueños hasta hacerse inmigrantes. O en el costumbrismo estelar de “El viatge”, o en el acordeón y el pasacalles galáctico de “Allò”.
En todo caso, es un disco tocado por los mallorquines que llevan este imaginario a su terreno y empapan con el protagonismo de sus bajos y sus juegos eléctricos la textura de los surcos –como en “Des de la lluna”–, hasta llegar a apropiarse la canción, el justo engranaje que lleva a encadenar como locomotora y vagón dos personalidades.
Curiosamente, la joya entre todos los temas es la más afín a Sisa, su homenaje personal a Pau Riba, sentido y preciso. Una tonada refrescante, tribal e íntima, música de campamento que pide ser cantada en noches con estrellas. Quizás sea un disco un tanto desigual, pero las canciones que arrastran emoción incorporada siguen apuntando alto. Y son bastantes.
CÉSAR PRIETO.

Tomás San Miguel / Jorge Pardo
Entre

MUSIMAGIC/KARONTE

Dos gigantes que se reúnen de nuevo, participándonos una vez más de ese sentido atemporal que debe tener toda buena música y que conmueve en medio del oleaje de las modas o lo “polaitmente” correcto. Desde el inicio, una pieza como “Tango en Ibiza” nos indica el camino, con esos aires de “soundtrack” truncado y esa extraña belleza. No hay relación directa con sus obras anteriores, Vida en catedrales y De dos en dos, pero no deja de corresponderse con la evolución justa de dos músicos que llevan compartiendo espacio y amistad desde hace casi 40 años.
Esta vez grabado en Ibiza, aunque su carácter soleado sólo habla por la última pieza, una versión casi chill-out del viejo “El jaleo”, que los dos grabaron en 1971 para el célebre grupo Dolores.
Este Entre se hizo un 11 de marzo de 2004; una triste coincidencia que comparten con otra grabación realizada también en tan funesta fecha: Oración, de Guillermo McGuill. Comparecen en diálogo íntimo la flauta y saxos de Pardo y el piano de San Miguel, pero es que estas piezas a caballo entre la composición y la libre improvisación no precisan de muchos más aditamentos. “Ver llover”, “Valseando”… Es difícil quedarse sólo con un tema. Pero llega “Entre”, con esos aires de balada nocturna y uno no puede evitar acordarse de Tom Scott en Taxi driver.
GERNOT DUDDA.

Crosby, Stills, Nash and Young
Déjà vu live

REPRISE/WARNER

Banda sonora de la película que documenta una gira polémica. Con la temática bélica de por medio, Crosby, Stills, Nash y Young se enfrentaron a las corrientes fascistas estadounidenses, perdiendo de paso a sus fans más conservadores. Y es que, de vez en cuando, al público hay que zarandearlo.
Se trata de una grabación en vivo aderezada con un par de instrumentales en estudio, ¿y qué decir? Pues que hablamos de un trabajo magistral alimentado por la curtida inspiración de la vejez. CSNY atacan cada pieza con la maestría propia de su legendario nombre, apoyándose los unos en los otros, atrincherados frente a la opinión estúpida, desinformada o inexistente. El sonido es tan orgánico, tan natural como cabía esperar y, por supuesto, cien por cien directo, manteniendo durante su escucha la sensación de que los mensajes son lanzados por los músicos en tiempo real. El campo de batalla es el escenario, y estos cuatro son imbatibles. No es un disco en directo al uso, es un mensaje diáfano respecto a los tiempos que vivimos, hay que disfrutar de las canciones pero entendiéndolas como mensajes directos. Propaganda si se quiere, pero exquisita. ¿Un disco político? Totalmente. Con lo bueno y malo que ello implica: puede correr el peligro de desfasarse con el tiempo, aunque a día de hoy se trate de una obra necesaria.
Algunos de los puntos más interesantes del disco vienen dados por los temas extraído del Living with the war de Young: el apoyo de sus compañeros es emocionante, cuando sus voces se unen en «After the garden» resulta conmovedor. ¡Eso es alma! Casi podríamos hablar de un ente único. Los otros tres no es que se queden cortos precisamente («Military madness» de Nash es apabullante con esos crescendos distorsionados que casi producen vértigo) pero es cierto que es Neil quien acapara el protagonismo, después de todo es el más beligerante de los cuatro. No hay que pensar en este artefacto como en el «gran disco de CSNY que podría haber sido», sino como en el documento artístico que es. Ahí es donde gana.
JUAN JOSÉ ORDÁS FERNÁNDEZ.

Remate
Safe & sound

MUSHROOM PILLOW

Quienes vieran los primeros álbumes de Remate como un mero apéndice hispano del alucinado “weird folk” practicado allende los mares por Devendra Banhart y demás paladines de la guitarra de palo, pronto habrán visto evidenciada su latente miopía a la hora de enjuiciar en plano largo la carrera del cantautor madrileño. Aunque en su descargo hay que decir que, con discos tan áridos como Ballad don’t change things (2004), era fácil caer en esa analogía. Al menos hasta que llegó No land recordings (2007), y su campo de visión se tornó más amplio que nunca, algo que ahora se confirma sobradamente con este Safe & sound, su cuarto trabajo largo. Se dice también de él que, a su proverbial digestión de las señas de Will Oldham, añade ahora un sentido de la melodía pop directamente conectado con David Bowie. Y algo de eso hay, ya que nunca hasta ahora la música de Fernando Martínez había sonado tan panorámica, tan bien dosificada y tan certeramente mullida por un sostén instrumental en el que el ubicuo Paco Loco acapara un protagonismo que va más allá de su condición de productor: la batería, el bajo y algunas de las guitarras eléctricas que suenan aquí son responsabilidad suya, mientras la bonita voz de Muni Camón se encarga de adecentar aún más temas como “Oustanding hero” o “Ponds of purple water”.
Safe & sound se desparrama en medios tiempos diáfanos y reconfortantes, en amables requiebros melódicos con sumo buen gusto y respeto por la tradición. Es pop desacomplejado, libre, sin ataduras. Y más accesible que nunca.
CARLOS PÉREZ DE ZIRIZA.

Les Philippes
Odisea ultramarina

BCORE

“En los estancos no se puede fumar” es el título de una de las canciones de la tercer disco de los barceloneses Les Philippes que constata una verdad absurda y rotunda. Lo que sorprende realmente del caso es que alguien sea capaz de escribir una canción partiendo de una premisa que, a priori, puede resultar completamente antimusical como la imposibilidad de que un fumador no pueda dar rienda suelta a su vicio en el establecimiento comercial en el que le han vendido la “mercancía”. Pero así son Les Philippes. De la nada sacan una historia para una canción y Odisea ultramarina está lleno de tramas con vocación de convertirse en un gran artefacto sonoro.
Les Philippes van hilvanando narraciones envueltas en pop de manufactura precisa. “Siempre quise llevar sombrero” es una sucesión de escenas lisérgicas, aparentemente inconexas (vecinas que cazan tomates y ancianos en elefante que reparten galletas), que conducen hasta un final feliz. “Es difícil, a veces, quedarse aquí” es, quizás, el único tema con un estribillo fácil de tararear, como los que componía Paul McCartney para los Beatles.
Las canciones de esta formación son un reflejo de lo que debe ser su particular visión del mundo, un espacio compartido difícil de comprender y lleno de contradicciones como que en los estancos no se puede fumar. Recomendamos encarecidamente la audición de temas como la oda submarina “Phlippe Aronnax”, la cáustica “Beatificaciones” o algo tan inverosímil  como la fusión del rock y las habaneras de “Las aventuras del abuelo Rogelio”, la historia de un anciano capaz de huir en un “submarino descapotable”.
Habrá que estar atento a los próximos movimientos de Les Philippes”. La  cosa promete.
ÀLEX ORÓ.

Dhafer Youssef / Wolfgang Muthspiel
Glow

MATERIAL RECORDS/GALILEO

Un encuentro largamente anunciado por los respectivos cruces de colaboraciones entre ambos. Por un lado, el laudista y vocalista tunecino Dhafer Youssef y, por otro, el guitarrista austriaco Wolfgang Muthspiel (guitarras, violín, Fender Rhodes, programaciones). Y los dos residen o han residido en Viena. Partiendo de ese regusto tan continental por las músicas colindantes entre los sonidos del planeta y las periferias más intelectualizadas del jazz, ambos establecen un diálogo sin jerarquía donde no se sabe quién acompaña a quién ni quién alcanza a ser más “sufí”. El propio Muthspiel abre otra vía, hacia la música clásica, con la grabación de un nuevo “Etude”, el número tres, escrito por él mismo y de una belleza y ejecución singulares. Como singular es también la espiritualidad de Youssef elevándose vocalmente en piezas como “Mon parfum” o “Babylon”.
Una grabación impecable y muy elaborada que difiere de los procesos de improvisación/composición que el jazz guarda habitualmente para las sesiones de unos pocos días.
GERNOT DUDDA.

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REEDICIONES

The Mohawks
The champ

VAMPISOUL

El título de este LP no engaña. The champ es el campeón de los discos instrumentales de baile de los años sesenta. Todo el poderío del groove y del funk se encuentran concentrados en los 52 minutos y 46 segundos que dura este CD atribuido a The Mohawks pero que, en realidad,  fue el proyecto personal de Alan Hawksaw, uno de los compositores de música de librería (sintonías y bandas sonoras que sirven para un roto y un descosido) de Gran Bretaña durante el sexto decenio del siglo XX. Hawkashaw y su órgano Hammond tuneado estuvieron también al servicio de artistas como Serge Gainsbourg, Jane Birkin, Dusty Springfield, Oliva Newton-John, David Bowie, Los Bravos, Donovan o Georgie Fame.
En 1968 grabó este disco, con una mayoría aplastante de versiones, que reedita Vampisoul y al que se le han añadido seis temas extras, lo que diferencia este lanzamiento de las reediciones de vinilo que circularon hace unos años. The Mohawks trituran los hits del soul y el jazz de la época y los convierten en munición de gran calibre para la pista de baile. El Hammond de Hawkshaw y su hiriente sonido (tómenlo como un cumplido, por supuesto) se adueñará por completo de la sala en la estén escuchando el disco. Si utilizan un Mp3 y van por la calle, aténganse a las consecuencias: es posible que pierdan el control de sus pies mientras oigan serpentear el bajo en temas como “Dr. Jekyll y Mr Hyde”, una de las escasas composiciones de Hawksaw incluidas en el disco. Están avisados. Y si creen que exagero, sepan que este The champ ha sido sampleado hasta la saciedad por docenas de artistas del Hip-hop como De la Soul o Eric B. & Rakim. Por algo será.
ÀLEX ORÓ.

Byrds
Byrds

ASYLUM/RHINO/WARNER

La despedida de los Byrds fue este álbum, gestado en 1972 y publicado en 1973, en el que, de manera especial, se reunió la formación clásica del grupo (destacada hábilmente en la portada): Gene Clark, Chris Hillman, David Crosby, Roger McGuinn y Michael Clarke.
Sin el brillo de antaño, los reformados Byrds brindaron un disco irregular –quizás porque, en el fondo, todos sabían que aquella iba a ser una reunión puntual y tenían puesta la mirada en sus propios proyectos– que, pese a ello, deja momentos excepcionales: «Full circle», «Sweet Mary», «Long live the King», «Borrowing time», «Laughing», la versión de Neil Young «Cowgirl in the sand». Sería el final, pero aquel quinteto de luminarias no estaba, ni muchísimo menos, muerto: Perderse entre sus guitarras y sus armonías vocales es, 35 años después, un placer.
JUAN PUCHADES.

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