Reportaje: ¿Dónde están los devotos de San Paul Weller?

Autor:

Reportaje: ¿Dónde están los devotos de San Paul Weller?Paul Weller ha protagonizado tres conciertos este año en España: en julio en la Expo de Zaragoza y en octubre en Barcelona y Madrid. Todos ellos han sido actuaciones vibrantes que han servido para presentar 22 dreams, su último y exitoso disco que ha llegado a ser número uno de ventas en Gran Bretaña. En España, Weller continúa siendo un artista de minorías y nos preguntamos por qué.

Texto: ÀLEX ORÓ.
Foto: ORIOL ROSELL.

 

ZARAGOZA, 16 DE JULIO

Todavía faltan un par de horas para que se ponga el sol. En las puertas de los pabellones de la Expo aún hay personas que hacen cola para ver las “maravillas” que han traído los diferentes países representados en la muestra. En cambio, en los alrededores del anfiteatro 27 se agolpa otro tipo de público. Algunas decenas de personas llegadas, principalmente, de Cataluña y el País Vasco en peregrinación para ver a San Paul Weller, su ídolo. Pero son eso, sólo unas decenas de fans. No obstante, a medida que se acerca la hora de concierto, las individuos/as que pululan alrededor del escenario ya son casi un millar. El que suscribe tuvo oportunidad de oír varias conversaciones como ésta:

–¿Quién actúa hoy?

–Un tal Paul Weller

–¿Quién?

Es decir, la mayoría de personas que asistieron al espectáculo lo hicieron porque en ese momento se hallaban dentro del recinto de la Expo. Daba igual que actuara Paul Weller o el grupo jotero Voces del Ebro. Cuando el concierto empieza, las gradas y el foso del anfiteatro están llenas a rebosar. Weller sale al escenario acompañado de Steve Cradock (guitarra), Andy Lewis (bajo), Andy Crofts (teclados) y Steve Pilgrim (batería). Abre el show con “Blink” al que le siguen “22” y “From the floorboards up”, temas de sus dos últimos LPs, As is now y 22 dreams. Estos dos trabajos y Stanley road (1995) son las tres patas sonoras sobre las que se sustenta la gira de 2008. Pero volvamos al público de la Expo. Weller está protagonizando un concierto vibrante, cósmico. Lo da todo en el escenario y es capaz de acelerar el ritmo o enfriar el ambiente, según le apetezca. Los pocos fieles de Weller que han asistido al concierto están como locos. Los que se han sumado a la fiesta sin saber muy bien dónde se metían están sorprendidos y algunos elementos femeninos de la audiencia sueltan comentarios como “¿De dónde ha salido este tío tan bueno?”. Les juró que así fue. Varias chicas que estaban situadas justo tras de mí se volvieron locas con el peinado-cebolla-rubio platino que lucía el cincuentón Weller. Acaba el concierto con “All you need is love” y observo caras de felicidad y satisfacción. Las féminas me preguntan cosas sobre la discografía del “modfather”. Contesto gustoso y regreso a casa con la sensación de haber asistido a un gran concierto.


BARCELONA, 17 DE OCTUBRE

Me dispongo a repetir la experiencia vivida en Zaragoza. En esta ocasión será en el Espacio Movistar de la ciudad condal, una carpa circense situada en la zona universitaria. A diferencia del concierto de la capital aragonesa, aquí todo el mundo sabe qué ha venido a ver. Muchos esperan que Weller toque temas de The Jam, su primer grupo. Todos los que están aquí saben a qué vienen, sí, pero un porcentaje elevadísimo del público es extranjero, mayoritariamente británico, que se divide en dos grupos: residentes en Barcelona y usuarios de los vuelos “low-cost”, que se han desplazado ex profeso para asistir al concierto. La sala no se llena. Weller arranca el concierto con “Wild blue yonder”, un tema acústico, para atacar después con “Paper smile”, “All I wanna do (is be with you)” y “From the floorboards up”. Repite la misma fórmula que en Zaragoza pero con algunos cambios de orden. Defiende 22 dreams (del cual incluso toca alguno de los instrumentales como “111”) y As is now con un inicio rabioso, un set acústico lento, algo largo para mi gusto y pone en marcha otra vez su locomotora sonora para acabar de una forma arrolladora. Hace algunas concesiones a su pasado con “Shout to the top”, de Style Council, y “Butterfly collector”,  “That’s Entertaiment” y “Town called malice”, de The Jam, que se convierten en los momentos más entrañables de la actuación. Acaba el concierto y voy al servicio a vaciar las “paints” de cerveza que me he tomado. Sólo oigo hablar en inglés.

Me queda la sensación de que algo pasa. Weller nos ha entregado uno de sus mejores discos y en Gran Bretaña y en muchos países europeos las entradas de sus conciertos se agotan. Ha colgado el cartel de todo vendido de aquí a final de año en sus bolos británicos y ya anuncia nuevas actuaciones para marzo. Tiene tantos fans que se permite el lujo de editar sus discos en multitud de formatos que casi siempre se agotan. Pero en España algo falla, hay algo que impide que Weller triunfe.


UN PRODUCTO TÍPICAMENTE INGLÉS

En Gran Bretaña, Weller es puro “mainstream”. Está considerado uno de los grandes compositores vivos del pop junto a Paul McCartney y Ray Davies. Al igual que el líder de los Kinks, el “modfather” se inspira en personas y paisajes típicamente ingleses para componer sus canciones. Por eso pasa como con la mermelada de naranja amarga. Nadie duda de su calidad, pero tiene un sabor tan especial que sólo gusta a los ingleses. Si lo extrapolamos a la música popular, podríamos afirmar que Weller es la mermelada de naranja del rock anglosajón.

También es posible que como The Jam y Style Council no actuaron jamás en este país, ambas formaciones no consiguieran captar muchos adeptos en su momento y, por tanto, los pocos fans que Weller tiene ahora en España son ya tipos algo talluditos poco dados a asistir a conciertos. Apenas ha captado público nuevo y eso puede deberse a una errónea política promocional. Sabemos que puede ser un tipo arrogante y maleducado, al que no le gusta en exceso el contacto con la prensa ni las actividades promociónales, pero las tres principales publicaciones musicales británicas (Mojo, Uncut y Record Collector) le han dedicado sus portadas en los últimos quince meses. Por tanto, en su país, sí atiende a todos los medios posibles. En España, eso no pasa.


NADA NUEVO BAJO EL SOL

En 1994, Weller visita por primera vez España. En su reseña del concierto que protagonizó en la sala Aqualung de Madrid, el crítico de El País Fernando Martín escribía:

“Lo primero dar un fuerte palo a los miembros del equipo de ‘mister’ Weller. Su comportamiento no hace más que acrecentar la fama de arisco que posee el músico británico. Ellos, aunque ingleses, deberían molestarse en comprender la idiosincrasia de los públicos para los cuales trabajan. Ni se molestan. Alguien debería decirles que ya hay suficientes bordes en España.”

Catorce años después, el que suscribe tiene la misma sensación. La cosa no ha cambiado. Si en un país, sólo eres capaz de llenar salas de tamaño medio y tu objetivo es vender cuantos más discos mejor, hay que darse a conocer. Hay que conceder entrevistas. Cuantas más, mejor. Un camino interesante es ofrecer el concierto por la radio, como en el caso del concierto del 18 de octubre en La Riviera de Madrid y que fue retransmitido por Radio 3. Weller ofreció un concierto que no desmereció en absoluto a los de Barcelona y Zaragoza. Lo dio todo ante una sala que, en esta ocasión, sí estaba repleta. No obstante, sólo concedió una breve entrevista a la emisora pública. Y con los medios escritos fue igual de cicatero. Apenas dedica una hora al día a promoción, lo que se traduce en dos o tres entrevistas que, habitualmente, se conceden a diarios de grandes tiradas o cabeceras-franquicias de revistas internacionales. Los medios pequeños quedan al margen, para desespero de su compañía española.

Suponemos que el hombre está cansado de que siempre le pregunten por la posible reunión de The Jam o por su presunta afición al alcohol (pregunta recurrente en las entrevistas de medios ingleses) “Son órdenes de su manager y Universal-UK”, nos dicen. Sí, lo han adivinado, me quedé sin entrevista (pese a que llegué a insistir para que me la concedieran hasta la extenuación) pero escribo este texto sin acritud. Mi admiración por el personaje y su obra continúa intacta. La conozco en profundidad pero también me hubiera gustado conocer a la persona y poder explicar cómo es a los lectores de EFE EME y a los de un libro que estoy ultimando. No tengo resquemor y estoy dispuesto a practicar el proselitismo. Continúo siendo devoto de San Paul Weller y creo que su “target” de público puede crecer en este país. Pero hay que trabajárselo más. Hay que luchar por ello y demostrar que la obra de Weller puede interesar en Reino Unido, pero también aquí por muy genuinamente británico que uno sea. Amén.

Artículos relacionados