Texto: ARANCHA MORENO.
Tal y como publica hoy en exclusiva el diario El País, un donante anónimo ha devuelto a la familia de Antonio Vega una serie de fotografías, cartas y letras manuscritas por el músico que sobrevivieron al incendio de una de sus casas, y que datan de la época en la que compuso Anatomía de una ola, allá por 1998.
El citado diario exhibe fotografías inéditas, algunas de la época de Nacha Pop y otras de su etapa solista, en la que se le ve tocando la batería, viajando por Europa o grabando en un estudio. También publica varias letras manuscritas de canciones que compuso a finales de los noventa, con algunos de los versos originales que modificó antes de grabar, así como apuntes de astronomía, otra de sus pasiones, y cartas de amor que le escribió a su pareja de aquella época, Marga del Río. También hay una copia de Anatomía de una ola antes de masterizarlo.
Un auténtico tesoro que lleva más de dos décadas escondido y que ahora, gracias a esta donación, permite comprobar detalles del proceso compositivo de canciones futuras, como “Seda y hierro”. Piezas de incalculable valor que se suman al hallazgo, hace unos años, de varias maquetas en las que ensayaba las canciones de No me iré mañana (1991). Joyas que perdió por su espíritu nómada y que otros se encargaron de conservar. O, recreando los títulos de dos de sus grandes canciones, un puñado de “Tesoros” que certifican su errar constante: “Mi hogar en cualquier sitio”.
