DISCOS
“Poseían un talento que en la época no se les reconoció y tenían también algo que contar y lo saben seguir contando»
Tótem
“Recuerdos”
AUTOEDITADO
Texto: CÉSAR PRIETO.
El de Tótem es un caso de mala suerte crónica. Contemporáneos de los primeros grupos de nueva ola, compartieron los iniciales acercamientos de estos a un público ávido de nuevas sensaciones musicales. Sin apenas contactos, pudieron llegar a finales de concursos de rock en los que quedaban segundos, a grabar con Juan Luis Izaguirre un elepé malogrado en su producción, a la semifinal del Festival de Benidorm. Siempre un segundo tarde, siempre llegando cuando otros se habían apropiado la portada. Debía de ser terrible ver cómo Los Secretos o Mamá iban subiendo peldaños y ellos, con un puñado de excelentes canciones, no estaban tocados por esa varita de la oportunidad.
Apadrinados por Gonzalo Garrido, tocando en las salas más emblemáticas del momento y con un público fiel aunque escaso –ni más ni menos que como el resto de grupos—, cuando tras numerosas vicisitudes apareció el elepé, ya había caducado el plazo. Además, para poner la guinda a tamaña injusticia, fueron el ejemplo perfecto de los “babosos”, esa estrategia comercial que idearon los grupos más desinhibidos para destacar. Aunque Tótem también eran desinhibidos, desinhibidos de los sentimientos.
Digámoslo claro, las canciones de las hornadas irritantes tenían sus virtudes, metían un sano surrealismo absolutamente necesario para renovar el pop español, pero el otro camino, el de los sentimientos, también era necesario y exigía una renovación. Y Tótem estuvo a la altura planteando ensoñaciones adolescentes que desbordaban, análisis del corazón envueltos en melodías de precisión ensoñadora y armonías de certeras dulzuras. No en vano fueron de los pocos que tomaron la raíz americana —si hubo unos Beach Boys aquí, fueron ellos— y en sus primeros ensayos practicaban con canciones de los Eagles o Poco.
En todo caso, Tótem nunca se abandonaron y muy espaciadamente fueron actuando y sacando discos. El último, acaba de ponerse en la calle y refleja lo que tan bien saben hacer. “No verte más” o “Culpable” parecen sacadas de los primeros años ochenta: esos juegos de guitarras, esas voces medidas hasta la perfección. También recuperan uno de sus clásicos, “Recuerdos”, que en una de las dos versiones que aparece cuenta con la colaboración de Álvaro Urquijo. Sin embargo, el grupo de Carlos Peñacoba se reinventa levemente y crea unos juegos autoparódicos en las letras, como burla de ese mundo que tan bien saben crear, o rockanrolea a lo Cucharada en “Ya no me queda dolor”. En todo caso esta colección —se nos queda corta, son siete canciones únicamente— demuestra varias cosas: que poseían un talento que en la época no se les reconoció y que —como Mamá o Los Secretos, también con novedades ambos— tenían también algo que contar y lo saben seguir contando.
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