«Si se hubiese planteado continuar en serio por la senda artística podría quizás haber logrado prosperar sin tener que seguir repartiendo o recibiendo puñetazos a mansalva»
El boxeador Joe Frazier, campeón del mundo, murió esta semana, pero lo que pocos saben es que esta leyenda de los cuadriláteros fue también cantante. Javier de Castro nos revela esta historia.
Texto: JAVIER DE CASTRO.
Nos llega la noticia de la reciente muerte de Joe Frazier, excampeón olímpico (Tokio, 1964) y mundial (1970-1973) de los pesos pesados, de quien aún se recuerdan aquellos épicos combates contra el gran Muhammad Alí (anteriormente conocido como Cassius Clay) de cuando el boxeo aún levantaba pasiones alrededor del mundo y cuando era visto como un deporte hasta para gente intelectual.
El caso es que, además de lamentar la muerte de este gran campeón, su óbito nos sirve para desempolvar, ni que sea de forma breve, su curiosa faceta de cantante. Una afición de siempre del púgil de Carolina del Sur pero que tuvo plasmación real en una breve aunque interesante andadura discográfica que, por supuesto, coincidió con sus años de gloria deportiva pero que, lejos de constituir una experiencia intrascendente como muchas otras surgidas de forma oportunista alrededor de la popularidad más o menos duradera de tal o cual personaje de actualidad, demuestra que si el tiparrón este se hubiese planteado continuar en serio por la senda artística podría quizás haber logrado prosperar sin tener que seguir repartiendo o recibiendo puñetazos a mansalva.
La historia quiso que Joe Frazier llegara de forma anómala a campeón mundial. En 1967, Muhammad Alí, vigente e invicto titular de los pesos pesados, se negó a ser reclutado como soldado y enviado a Vietnam por lo que fue desposeído de su corona y le fue retirada la licencia, pasándose cuatro largos años sin poder boxear mientras los tribunales estudiaban su causa. Frazier fue designado por el Consejo Mundial de Boxeo para dirimir ante Buster Mathis quién sería el sustituto de Alí y le ganó por KO. No obstante, tuvo que derrotar también a Jimmy Ellis, campeón en versión de la Asociación Mundial de Boxeo, a fin de unificar ambas coronas en una sola, cosa que ocurrió efectivamente en 1970. Una vez que el tribunal supremo dio como buena la apelación presentada por Muhammad Alí y se le autorizaba a pelear de nuevo, fue designado candidato al título inmediatamente.
La tan esperada pelea tuvo lugar el 8 de marzo de 1971 en el Madison Square Garden de Nueva York y se saldó con una victoria para Frazier a los puntos, tras quince asaltos disputados de poder a poder. El choque fue brutal, según recuerda la prensa estadounidense de la época, y constituye para muchos «la pelea del siglo» y el mejor combate de boxeo de la historia en cualquier categoría. Cuando Frazier fue declarado vencedor tras el último asalto, ambos recibieron una ovación entusiasta de todo el público que abarrotaba el local… antes de ser llevados al hospital en una ambulancia. Aún más que por su primigenia condición de campeón del mundo, fue tras su victoria sobre Alí, cuando Frazier se convirtió realmente en una personalidad pública de primer rango, creciendo su popularidad hasta límites insospechados.
FRAZIER CANTANTE
La primera compañía que le firmó un contrato discográfico fue Capitol Records muy a finales del año 1969, aunque sus “avispados” ejecutivos, poco originales como era de esperar, lo lanzaron como “boxeador-cantante” en lugar de haber tratado de separar ambas ocupaciones y presentarlo como un nuevo vocalista prometedor, cosa que, quizás, le hubiese dado otra dimensión y menos expectativas iniciales y la posibilidad de alargar aquella nueva faceta profesional más allá del momento de colgar los guantes. Como no podía ser de otro modo, los contenidos escogidos para ser cantados, tanto en el caso de algunas de sus primeras canciones como en el de otras que grabaría más adelante para otros sellos, hacían énfasis en su condición de púgil boxístico lanzándose canciones con títulos y contenidos inequívocos como los de ‘Knock Out Drop’, ‘Gonna Spend My Life’, ‘Knock On Wood’, ‘First Round Knock-Out’ o ‘The Bigger They Come (The Hardest They Fall)’ por ejemplo, aunque también cantaría otras de temática más variada, sobre todo en medios tiempos rítmicos o sugerentes baladas de amor. Vamos con ello.
Para su sencillo de debut, precisamente, Capital prefirió no arriesgar mucho y escogió como cara A una cancioncilla de amor lenta arreglada con un toque gospel titulada ‘If You Go, Stay Gone’, escrita por Harold Thomas y Beau Ray Fleming, dos reputados compositores. La cara B, ‘Truly, Truly Lovin Me’, otra pieza de características formales parecidas, la firmó otra vez, esta vez en solitario, el segundo de los autores citados. Pese a no obtener en conjunto un producto musical como para tirar cohetes, Joe Frazier estuvo bastante bien cantando con personalidad y no mostrando inseguridad ninguna pese a ser un novato. Las ventas no fueron más allá de la lógica curiosidad de la gente hacia “otro” personaje mediático que era lanzado al mundo de la canción, y la canción objetivo apenas si entró de milagro en el top 100, permaneciendo clasificada un par de semanas.
Como se ha comentado anteriormente, el gran salto cualitativo en cuanto a popularidad lo dio Frazier tras vencer a Muhammad Alí en la primavera de 1971 en el primero de los tres duelos que acabarían disputando ambos. Así pues, ese mismo año de su victoria reteniendo el título de campeón de los pesos pesados, Joe Fazier entró de nuevo en el estudio de grabación para registrar para la posteridad los temas ‘Knock Out Drop’ y ‘Gonna Spend My Life’. Esta vez sí, la cosa funcionó estupendamente, apoyada por la popularidad enorme que su fantástica victoria ante Muhammad Alí les estaba proporcionando. Joe se desmelenó logrando dos auténticos trallazos soul que demostraban a propios y extraños que tenía madera de cantante, sobre todo cuando, como en este caso, transitaba por territorios próximos al funky. Ambas canciones subieron lo suyo en las listas de música negra, y aunque no vendió millones de copias, esa es la verdad, también lo es que el púgil tenía una voz interesante, acertado sentido del ritmo y, lo más importante, no desafinaba en absoluto. Se presentó en algunas galas en vivo como «Smokin’ Joe And The Knockouts» (algo así como “Joe Humeante y los Noqueadores”) apodo de guerra con el que se le conocía en el ambientillo musical y la verdad es que se lo hacía pasar bien al público, tanto como lo disfrutaba él mismo. Ante el éxito, Capitol decidió lanzar internacionalmente aquel segundo sencillo. Dicho y hecho, la mayoría de las filiales de la multinacional EMI, lo publicaron pudiendo rastrearse ediciones en todo el orbe anglosajón, Japón, el hemisferio austral y por supuesto Europa, incluida España, donde el disco apareció con una vistosa carátula adornada con diferentes instantáneas de Frazier en calzón deportivo, incluida una tomada en el momento preciso de mandar a la lona a Muhammad Alí. En algunos países se aprovechó aquel lanzamiento para recuperar el primer single de Capitol y distribuirlo aprovechando convenientemente el tirón logrado.
EN LAS DISCOTECAS
Envalentonado por el éxito del disco, Frazier decidió encargarse a partir de entonces de su carrera musical él mismo, y como su contrato con Capitol no iba más allá de las cuatro canciones ya grabadas, optó para su siguiente lanzamiento por un sello menor, P.I.P. Records. Colaborando con un músico llamado Sweet Les, despacharon juntos, bajo la denominación Sweet Les & Joe Frazier’s Knockouts, ‘Sweet Potatoe, Collard Greens’, un auténtico trallazo para bailar. El disco, despachado desde la sede de la discográfica en Nueva York, también logró ser distribuirlo internacionalmente ya que llegó a varios países europeos, a través de la discográfica Polydor. La pieza, y su versión instrumental que aparece en la otra cara del vinilo, estaban muy bien por lo que sonaron mucho en las discotecas de la época, cosa que también está ocurriendo en estos últimos tiempos, gustados de hacer rescates arqueológicos de todo tipo, de ahí que haya sido pinchada debidamente por unos cuantos DJs como pieza muy bailona, siendo buen ejemplo de ello el recopilatorio «Sweet Potatoes (Heavy Funk Inside)», editado en 1994 por Black Note Records.
Tras unas cuantas defensas victoriosas de su cetro mundial, Joe lo perdió por fin el 22 de enero de 1973 en Kingston (Jamaica) ante George Foreman otro coloso pugilístico, que a su vez caería por K.O. ante Muhammad Alí en otro celebérrimo duelo celebrado en la localidad zaireña de Kinshasa. El disgusto de Frazier por la derrota ante Foreman fue grande, como grande resultó también su decepción en las dos ocasiones fallidas (1974 y 1975) que tuvo para recuperar el título ante Alí, sobre todo la segunda disputada en Filipinas y donde perdió en el penúltimo asalto cuando desde su rincón lanzaron la toalla para detener el enorme castigo al que el campeón le estaba sometiendo. Parece ser que Frazier nunca perdonó por ello a su entrenador Eddie Futch.
En 1974, es decir, entre la pérdida de su título ante Foreman y los tiempos que rodearon su primera derrota ante Alí, Joe Frazier volvió a los estudios de grabación para distraerse. Sacó dos singles en sendos pequeños sellos llamados, respectivamente, Jobo Records (las mismas canciones que esta discográfica, las editaría más tarde también Contempo) y, muy a propósito, Knockout Records. Los temas elegidos para el primer sencillo fueron ‘Try It Again’, como animándose a sí mismo a continuar en el boxeo, acompañado de ‘Knock On Wood’, el clásico de Eddie Floyd llevado al éxito después por Otis Redding y Carla Thomas, que también cuadraba a la perfección con alguien que se dedicaba al pugilato, continuando bastante bueno, en ambos, el nivel interpretativo de Frazier.
Para el sello Knockout, Smokin’ Joe escogió ‘Come & Get Me Love’ y una arriesgada versión del ‘My Way’ popularizado por Sinatra y en la que muchos quisieron ver referencias directas a su enemigo número uno de esa época, el gran Muhammad Alí. De este sencillo también habría lanzamiento internacional, pues RCA lo distribuyó de forma muy puntual, eso sí, por tres o cuatro países, incluida España.
EN MOTOWN
Debido al hecho de haber aparecido en sellos diminutos, estas cuatro canciones no tuvieron demasiada proyección en los Estados Unidos pero sí la suficiente como para hacer que los mentores de la todo poderosa Tamla-Motown, le ofreciesen otro contrato para seguir cantando, que se plasmaría en dos nuevos lanzamientos en 1975 y 1976, respectivamente. El primero retomaba de nuevo el contenido boxístico con ‘First Round Knock-Out’ en la primera cara, y con la baladita ‘Looky, Looky (Look At Me Girl)’, en la segunda. La compañía apostó fuerte encargando a un compositor muy contrastado como Van McCoy que proporcionara una canción ad hoc como motivo principal del lanzamiento. Apareció en noviembre de 1975 y los arreglos ilustran un sonido propio de la época y de la discográfica que acogía el single. En conjunto el disco resulta muy interesante y cualquiera de las dos piezas, muy negras, bien podrían haber aparecido en la banda sonora de «Shaft», pongamos por caso.
El segundo single, apareció en una filial de Motown, Prodigal, y se compuso de los cortes ‘Little Dog Heaven’ y ‘What Ya Gonna Do When The Rain Starts Fallin’, también en la onda más o menos funky que caracterizó casi todas las interpretaciones de Frazier, aunque sin destacar en absoluto respecto a toda su producción anterior. Como era de esperar, los resultados económicos tampoco fueron excesivamente buenos, rompiéndose por ello la relación comercial entre artista y compañía.
Antes de acabar la década, en 1977 y 1978 y a través de su propia compañía, Cloverlay Entreprises, Joe Frazier se autoeditaría las que, a la postre, serían, sus últimas grabaciones. Tres canciones nuevas, ‘The Bigger They Come (The Hardest They Fall)’, ‘You Got The Love’ y ‘Good News’ y ‘Come & Get Me Love’ que recuperó de sus sesiones para Knockout y que, como le gustaba mucho, pensó en darle una segunda oportunidad. De todas quizás la más brillante sea la primera citada, un muy meritorio medio tiempo con coros al estilo Temptations.
En los 70, aunque por sus éxitos deportivos, fue invitado por los mejores shows y magazines televisivos a ser entrevistado y cantar, puede afirmarse que la última vez que el gran público podría verle de forma masiva, fue interpretando para un spot de televisión un muy gracioso jingle publicitario encargado por la cervecera Miller Lite. No confundirse cuando aparezcan noticias en esa misma época o con anterioridad respecto a un tal Joe “Speedo” Frazier. Nada que ver con el boxeador ya que se trata del solista del grupo de doo-woop The Impalas, que cantaron y grabaron a caballo de las décadas de los 50 y 60 y tuvieron un importante revival precisamente a finales de los 70. Tampoco cuando las referencias lleguen desde Jamaica pues hubo un productor de reggae con idéntico nombre cuyo sello discográfico venía arteramente adornado en los labels correspondientes con un guante de boxeo.
SIEMPRE CANTANDO
Joe Frazier, no ha dejado de cantar todos estos años. Incluso en sus últimos años de vida, cuando ya se le había diagnosticado el cáncer que finalmente acabaría con él, siguió haciéndolo y, de hecho, la red está llena de videos donde se le ve actuar en toda clase de locales y actos, por ejemplo un evento celebrado en el casino de Atlantic City hace poco más de un año en el que se reunieron junto al ex campeón artistas y bandas como Gloria Gaynor, Santa Esmeralda, Sisters Sledge, Wild Cherry, Anita Ward, Rose Royce, Musique, Sugar Hill Gang, Peaches And Herb, entre otros.
Me viene al pelo para concluir estas líneas de recuerdo musical sobre Joe Frazier, hacer lo propio, aunque de manera muy breve, sobre otro campeón boxístico, puntual cantante también. Me refiero, por supuesto, a nuestro paisano el púgil maño Perico Fernández que logró ser sucesivamente campeón de España, de Europa y del Mundo de la categoría de los súper ligeros (después también sería campeón europeo de los ligeros). Genio y figura, el bueno de Perico es un buen ejemplo de eso que se suele denominar “juguete roto” y que pasó de la gloria a la miseria demasiado rápido.
Su acercamiento a la música se produjo, obviamente en la cima de su carrera deportiva a mediados de los 70 recién proclamado campeón mundial, a cuenta la disquera Ariola y de la mano de Tony Ronald, entonces productor de éxito gracias a haber dirigido la carrera de Los Diablos. Precisamente, con un tema compuesto por uno de sus miembros, Amado Jaén, titulado muy a propósito ‘Fuera de combate’, un trepidante boggie-boogie. La otra cara del disco lo ocupaba ‘No sé vivir sin ti’, un corte más o menos lento firmado por Daniel Vangarde, autor de éxitos como ‘Un rayo de sol’ o ‘Help, ayúdame’ que el propio músico holandés llevó al número 1 de las listas españolas. Perico no cantaba demasiado bien, no nos engañemos. De ahí que, más allá de la incidencia en la prensa de rosa que se hizo puntualmente eco de la noticia, el disco pasara con más pena que gloria a nivel popular, a pesar de haber quedado en nuestra historia discográfica, eso si que es indiscutible, como una de esas joyas “friquis” que a todo buen coleccionista le gusta poseer.
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GRABACIONES:
1969
‘If You Go, Stay Gone’ / ‘Truly, Truly Lovin Me’ (Capitol, 2479).
1971
‘Knock Out Drop’ / ‘Gonna Spend My Life’ (Capitol 2661).
1972
‘Sweet Potatoe, Collard Greens’ / ‘Sweet Potatoe, Collard Greens’ (Instrumental) (P.I.P., Records, 8937) / (Polydor, 2056177).
1974
‘Try It Again’ / ‘Knock On Wood’ (Jobo Records, J-100).
‘Come & Get Me Love’ / ‘My Way’ (Knockout, K-711).
1975
‘First Round Knock-Out / ‘Looky, Looky (Look At Me Girl)’ (Tamla Motown, 1378).
1976
¡Little Dog Heaven’ / ‘What Ya Gonna Do When The Rain Starts Fallin’’ (Motown-Prodigal, 0623).
‘The Bigger They Come (The Hardest They Fall)’ / ‘Come & Get Me Love’ (Cloverlay, 100).
‘You Got The Love’ / ‘Good News’ (Cloverlay, 101).