FONDO DE CATÁLOGO
«Combina a la perfección la electricidad de algunos temas con sonidos más acústicos para configurar un disco variado y al alcance de muy pocos»
Eduardo Izquierdo nos guía hasta 1991 para recuperar Ramp, el séptimo trabajo de Howe Gelb tras la marca Giant Sand. Un trabajo eléctrico y acústico en el que también caben la experimentación y los sonidos arenosos. Por Eduardo Izquierdo.
Giant Sand
Ramp
ROUGH TRADE RECORDS, 1991
Texto: EDUARDO IZQUIERDO.
Dicen que no es su mejor disco, ni siquiera de la década, pero como servidor le tiene un cariño especial, pues aquí está, como Fondo de catálogo, el Ramp de Giant Sand. Además es que a mí, qué narices, me parece una obra maestra. Hablamos del séptimo disco del proyecto del inalcanzable —por su producción discográfica, incluyendo colaboraciones y otras alianzas— Howe Gelb y, sobre todo, el primero con la sección rítmica Burns-Convertino, o sea, Calexico.
Giant Sand son el desierto. O eran, vete a saber, porque con Howe Gelb nunca se puede afirmar nada de manera rotunda. Nacido en Pennsylvania, es curioso que nadie mejor que él haya definido el sonido de Tucson, Arizona. Y empezó a hacerlo en 1980, cuando arrancó con Giant Sand su gran proyecto. Una manera diferente de enfocar la música country, en el que la arena del desierto y los viajes de peyote iban a tener mucho que decir. Algo que no fue rápido. Porque Gelb arranca su proyecto madre en los setenta, con la formación de Giant Sandworms, recién llegado al que desde entonces sería su hogar para siempre. Detrás de Giant Sand siempre hubo un único nombre propio acompañado de músicos que entraban y salían, como Rainer Ptacek, Chris Cacacvas (Green on Red), Mark Walton (The Dream Syndicate) o Tom Larkin (Jonathan Richman) iban a ir entrando y saliendo. El único miembro permanente sería Howe Gelb y eso se mantendría siempre.
Convertino llevaba tiempo tocando la batería con Gelb, pero Burns se incorpora al grupo en 1990 para, con su bajo, formar una base rítmica aplastante. “Warm storm” es un claro ejemplo de la fuerza que imprimirán a sus temas y de cómo Gelb es capaz de conjugar también en su música los puntos cardinales del rock alternativo del momento. De hecho, por momentos, el tema se vuelve casi grunge. Algo que también sucede en “Romance of falling” donde, por momentos, los Pixies parecen mezclarse con Townes Van Zandt.
“Jazzer snipe”, que firman los tres conjuntamente, deja asomar su tendencia a la experimentación y a los sonidos arenosos. No hay lugar para matices en “Always horses coming”, donde Neil Young y sus Crazy Horse se nos aparecen irremisiblemente. También destacable la presencia en tres temas de Victoria Williams, con su particular voz, de los que yo me quedo con la dulzura de “Wonder”. Y no soy precisamente sospechoso de devoción por la ex de Mark Olson, con la que nunca he conectado, aunque aquí se muestra impecable. También está “Welcome to my world”, que marca el camino a gente que vendrá después como mis adorados Hacienda Brothers con su sonido precursor del Tucson sound. Un lugar al que la banda iba a viajar en 1994, solo tres años después de este trabajo. Eso sí, tampoco todo es experimentación ni descubrimientos constantes. Gelb y los suyos son capaces de hacer canciones más convencionales, y ahí está ese country nocturno que es “Seldom matter” o el ejercicio de estilo de pop de piano —sí, he dicho pop— que es “Neon filler”.
Gelb domina junto a los dos Calexico la parte instrumental. Combina a la perfección la electricidad de algunos temas con sonidos más acústicos (banjos, violines, y guitarras) para configurar un disco variado y al alcance de muy pocos. No entiendo a aquellos que insisten en que este no es un disco completo. Por cierto, fue reeditado en 2020 en doble elepé con nueva portada y libreto, notas a cargo de Dave Henderson de Mojo y las llamadas Mad Dog Studio Sessions como regalo para coleccionistas. Interesante ver en estas cómo Howe es capaz incluso de acercarse al jazz más chirriante e inconexo en «back to the black and grey». Ya que estamos, no está de más recordar que en esas sesiones solo se repite un tema del disco, “Romance of falling”, así que, si se plantean hacerse con él, es más que recomendable optar por esta edición. Altamente disfrutable.
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Anterior Fondo de catálogo: Foot loose & fancy free (1977), de Rod Stewart.