PUNTO DE PARTIDA
«Me sorprendió, y me sonó a viejo y nuevo a la vez. Una gran muestra de reciclaje vanguardista. Retrofuturismo fascinante»
Tener al otro lado al periodista y escritor Ramón de España, eminencia del periodismo musical patrio y figura clave de nuestra crónica sociocultural, es dejarse caer en un pozo de sabiduría interminable para empaparse de la experiencia y los recuerdos que vierten su labia. Ya lo demostró en 1981 con la publicación de su ópera prima, En la cresta de la nueva ola; un libro fundamental para comprender el funcionamiento del pop, de la industria y el negocio musical que removió conciencias en su momento y que hoy, a través de la reciente reedición que hemos puesto en marcha desde Efe Eme, ha demostrado seguir completamente vigente y en forma. Tras él, llegaron varios libros más (entre novelas y ensayos), hasta una treintena acumula bajo su firma. Una carrera infatigable como periodista de la realidad sonora, en cabeceras como Star, Disco Exprés o Vibraciones, también en El País y El Periódico de Catalunya, que convierte su presencia en un lujo. Y hoy, este lujo, pasa por hablar del disco que le cambió la vida.
Roxy Music
Roxy music
Island/Polydor/Reprise, 1972
Texto: RAMÓN DE ESPAÑA / EFE EME.
«Mi disco favorito de todos los tiempos es el primer álbum de Roxy Music», afirma rotundo Ramón de España. Además, recuerda exactamente dónde y por qué se hizo con él: «Lo compré cuando salió, en 1972, después de escuchar por la radio “Virginia plain”, que luego resultó que no figuraba en el elepé. Pero daba igual. Ese disco me voló la cabeza. Lo encontré en la ya desaparecida Discos Castelló, de la barcelonesa calle Tallers. Creo que me costó 240 pesetas».
Reconoce que este no fue el primer disco que tuvo, pero sí fue especial porque por aquel entonces no era fácil adquirir tesoros como este: «Llevaba unos cuantos ya en mi estantería, pero no muchos, la verdad. Los discos eran caros para un adolescente, en aquellos tiempos del pleistoceno», añade con su particular sentido del humor.
Haciéndole recordar cómo llegó hasta él, para saber que necesitaba tenerlo entre sus manos como fuera, de España cuenta: «Fue gracias a un programa de Radio Juventud que se hizo eco de él. Puede que fuese Trotadiscos o Al mil por mil, con Rafael Turia, José María Pallardó y compañía. Me sorprendió, y me sonó a viejo y nuevo a la vez. Una gran muestra de reciclaje vanguardista. Retrofuturismo fascinante. Cierta distancia irónica sobre el rock and roll. Un cantante magnífico, Bryan Ferry, autor de todas las canciones, y los rupestres ruidillos de Eno, que le daban al conjunto un toque muy especial. No tengo temas favoritos porque el disco me parece perfecto de principio a fin».
Desde su gusto personal, pero también desde su perspectiva profesional —toca imaginarse todo lo que habrán escuchado esos oídos—, Ramón de España tiene claro que este es el mejor disco de la banda inglesa. Y añade: «Por lo menos, una vez al año, lo vuelvo a escuchar».
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