DISCOS
“Cuando más atinado suena es en los momentos en que se retrotrae al funk setentero”
Lenny Kravitz
“Raise vibration”
ROXY/BMG
Texto: CARLOS PÉREZ DE ZIRIZA.
Lenny Kravitz siempre ha sido como una versión Disney –es decir, licuadita y al gusto de todos los públicos– de quienes siempre han sido sus obvios referentes: John Lennon, Jimi Hendrix, Stevie Wonder o Marvin Gaye. Nunca ha tenido reparo alguno en saquear el legado de todos ellos para ir edificando una carrera que, no obstante, ha tenido sus momentos resultones. Especialmente cuando no mareaba la perdiz enfangándose en ese exhibicionismo vacuo que tanto le gusta a veces. El minutaje de “Raise vibration” se extiende más allá de una hora, como si aún viviéramos en 1998, y eso seguramente no ayude a que aquí lo proteico se imponga a lo superfluo.
Su decimotercer disco se hace largo, a menos que uno sea adepto incondicional. Cuando más atinado suena es en los momentos en que se retrotrae al funk setentero, caso de ‘The majesty of love’ o ‘Low’: esta última sampleando el grito de guerra de Michael Jackson, el espectro que faltaba por sumarse a la fiesta. Las sacudidas electro funk a lo Prince de ‘Who really are the monsters?’ también cuajan, cifrando un mensaje político en la era de Trump que en otras ocasiones aboga por un buenrollismo universal que resulta de lo más sonrojante: es lo que ocurre en el insufrible baladón ‘Here to love’. Por la misma senda se mueve ‘Johnny Cash’, sentida elegía a su madre a través de su ya lejano encuentro con el hombre de negro y June Carter. La anemia expresiva apenas se resuelve en el guiño a la atmósfera del ‘What’s going on’ que sustancia ‘It’s enough’ y el medio tiempo bañado en el Wonder de los setenta que es ‘I’ll always be inside your soul’. Y poco más.
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Anterior crítica de discos: “In the blue light”, de Paul Simon.