Quique González da inicio estos días a una gira conmemorativa de su décimo aniversario en la música. Efeméride que coincide con la de EFE EME, publicación que siempre ha seguido muy de cerca sus pasos. Para festejarlo, ha llegado el momento de hacer una primera parada reflexiva alrededor de su carrera.
Texto: JUANJO ORDÁS.
Antecedentes:
Quique González, antes de publicar su primer LP, Personal, se fue fogueando en las pequeñas salas de conciertos madrileñas, las del circuito de cantautores. Así que no debe de extrañarnos que en 1997 participase en el recopilatorio Cantautores, la nueva generación, con las que acabarían por ser sus dos primeras canciones publicadas: «Romeo y Julieta» y «Ardiendo a un clavo». A la postre, sus dos temas más buscados en la actualidad. Pero, seguro que volverán a salir a la luz, pues aquel álbum lo editó Fonomusic, discográfica que en la actualidad es propiedad de DRO/Warner, el sello en el que ahora graba Quique. Así que todo queda en casa.
Avería y redención:
Su obra más madura hasta la fecha, editada en 2007 por DRO, la única discográfica que parece haber comprendido su pulso artístico. Ideal para introducirse en su discografía pues se trata de uno de sus mejores trabajos, si no el mejor. Sacrificando la perfección a favor del sentimiento, el sonido cálido del disco resulta perfecto para inmortalizar canciones sobre pérdidas, naufragios y esperanzas. El ritmo viene marcado por la intensidad emocional, verdadero hilo conductor al margen de tempos. Hay temas rápidos, pero destacan los medios tiempos en un trabajo que supone una reinvención estilística para González, aunando el clasicismo y la experimentación sonora en una única corriente. «Aún tengo rock and roll en el pecho» canta González en «Los desperfectos».
Banda:
Siempre rodeado de músicos de categoría, ha contado con grandes instrumentistas como David Gwynn, Toni Jurado o Carlos Raya cubriéndole las espaldas. Pese a ello, en la actualidad cuenta con la que posiblemente haya sido su mejor banda de acompañamiento, La Aristocracia del Barrio. El versátil bajo de Jacob Reguilón, el punto clásico y experimental de las guitarras de Javier Pedreira y las estudiadas baterías de Carlos Aranzegui son el catalizador perfecto para su jefe, un Quique González que nunca deja de alabar las labores de los tres instrumentistas.
Colaboraciones:
No es difícil encontrarle prestando colaboración en discos ajenos, aunque parece cuidar bastante sus compañías artísticas. Dentro de sus colaboraciones más interesantes es inevitable citar «Esto es un atraco» junto a Burning (Desnudo en joy, 2008) o «Después de brindar» con Ariel Rot (Dúos, tríos y otras perversiones, 2007). A nivel grupal, ha creado junto a Miguel Leiva (Pereza) una banda bautizada como Autopista Hacia el Zulo, con temas grabados pendientes de edición.
Directo:
Un disco fundamental en su carrera, es su único directo hasta la fecha: Ajuste de cuentas (DRO, 2006) le devolvió al mundo de las discográficas multinacionales tras su etapa independiente, un «live album» de lujo que repasó parte de sus más celebres canciones, contando en algunas de ellas con colaboraciones de primera (Bunbury, Iván Ferreiro, Miguel Ríos o Rebeca Jiménez). El DVD que acompañó su edición complementó el excelente sonido del disco con una realización perfecta a nivel de imagen (e incluyendo aún más temas para los completistas). Es importante destacar que este regreso por la puerta grande al mundo de las «majors» no se habría producido sin el apoyo y trabajo de David Bonilla, uno de los pocos profesionales del mundo discográfico con olfato, buen gusto y mejores maneras.
Estreno:
La puesta de largo en sociedad del músico se llamó Personal (Universal, 1998) y pese a nutrirse de muy buen material la producción parecía demasiado orientada a las ondas radiables. La voz del músico aún no había madurado y la influencia de Enrique Urquijo es notable. Pese a ello, se trata de un buen debut, plagado de muy buenas canciones como «Personal» (con un slide magistral en el estribillo, fue el primer single) o «Cuando éramos reyes» (tercer y efectivo single).
Féminas:
La mujer es un tema recurrente en sus canciones, no el único pero sí el más inspirador. No es ningún secreto que tras memorables canciones como la rockera «Miss camiseta mojada», la hermosa «Pequeño rock and roll» o la excepcional «Hay partida» se encuentra la figura femenina como musa.
Garitos:
Dado a anunciarse por sorpresa en pequeños locales –en los que anduvo sus primeros pasos escénicos–, parece disfrutar del contacto espontáneo con un público reducido. Kid Chocolate (título de una de sus canciones) suele ser su nombre de guerra para estas sesiones de guitarra acústica y piano.
Herederos:
Son varios los músicos para los que Quique ha abierto la vereda del autor rockero y no por ello cantautor. Un modelo que Tom Petty o Dylan representan desde hace años en EEUU y que en España parece seguir resultando complejo. Entre sus «alumnos» más aventajados es inevitable citar a Fabián, Manolo Tarancón o Alfredo González; todos ellos altamente recomendables.
Influencias (Dylan, Petty, Sabina, Waits, Urquijo, Wilco):
Consumidor de música implacable, Quique González es uno de esos creadores que siguen disfrutando de la música pese a dedicarse profesionalmente a ella. Hablamos de un tipo culto, tanto a nivel literario como musical. En este último término nombres como Dylan o Tom Petty subyacen en canciones como «Hay partida» y «La fiesta de la luna llena», respectivamente. Como hemos comentado, la influencia de Enrique Urquijo fue notable en sus inicios (no olvidemos que «Aunque tú no lo sepas», canción popularizada por Los Secretos, está compuesta por González), así como la de Sabina, especialmente a nivel lírico.
Jiménez, Rebeca:
La cantante y compositora fue su pareja sentimental durante largo tiempo. Pese a su ruptura han mantenido una buena relación. Ella suele interpretar algún tema de González en sus conciertos y él la invita a tocar en algunos de los suyos.
Kamikazes enamorados:
Su cuarto larga duración y primero en ser editado desde la independencia discográfica. Una delicia acústica, un disco desnudo e intimista. Esencial, perfecto para tranquilos atardeceres o noches en calma. Algunos de los temas clave de su repertorio se encuentran aquí: «Suave es la noche», «Te lo dije» o la propia «Kamikazes enamorados» están entre lo mejor de su cosecha. Originalmente fue editado por Varsovia! en 2003, aunque DRO lo reeditó en 2007.
La noche americana:
La influencia de las bandas del folk-rock alternativo como Wilco se deja notar en su quinto trabajo (también editado desde la independencia mediante Varsovia! en 2005). Nuevas visiones de la música americana vistas a través de la falta de convencionalismos indie. Como en todos los discos del madrileño, aquí hay buenos temas para dar y tomar. Es imposible no citar ese pedazo de dinámita rockera llamado «Hotel Los Ángeles», «Vidas cruzadas» o «Me agarraste» (ambas lo más parecido a un hit que Quique González haya parido). Es cierto que el nuevo enfoque con el que dotó al conjunto de las canciones no se adaptaba a la perfección al universo de su autor y, aunque no sonaba forzado, el sonido y la interpretación carecen del brillo vital que empapa el resto de su obra. Tenue e incluso sombrío a ratos, en sus primeras ediciones incluyó un disco adicional con videoclip y seis temas grabados en directo.
Macaya, Fernando:
Componente de los Del Tonos y colaborador de González. Fue el impulsor de Avería y redención, quien lanzó a su autor de regreso a la composición. Asimismo, también dirigio el indispensable documental Las gafas de Mike, necesario para cualquier seguidor Quique González.
Ñ:
El Laboratorio Ñ fue una iniciativa de Iván Ferreiro que, en noviembre 2005, pretendía promover la convivencia de diversos músicos españoles y porteños en el estudio de grabación argentino Del Cielito. Entre los participantes se encontraba González, quién conoció allí mismo a los actuales miembros de su banda. Se supone que se grabó un documental de la experiencia, que pocos han visto y no se ha comercializado.
Pájaros mojados:
Tercer trabajo y primero en mostrar a un artista en proceso de madurez. Producción de lujo, espontánea pero comprimida, con aristas bien dibujadas aunque recogida en su concepto. Se trata de un disco soberbio de cabo a rabo, rock de género norteamericano pero perfectamente integrado en patrones patrios. El costumbrismo español de gran ciudad, tan propio en la obra de González alcanza aquí su punto álgido, una gran perfección a la hora de describir la cotidianeidad que será la marca de la casa. Algunos de sus temas más emblemáticos se encuentran aquí: «Miss camiseta mojada», la melancólica balada «Pequeño rock and roll» o «Torres de Manhatthan». Los teclados comienzan a dejarse notar («Pájaros mojados») y ya no abandonaran el protagonismo compartiéndolo con las seis cuerdas. Fue editado por Universal en 2002 con una presentación realmente bonita, una pena que no apoyaran al músico como debieron.
Raya, Carlos:
Mentor, guitarrista y productor de González hasta 2005 (produjo La noche americana pero no giró). En sus primeros años fue fundamental para encauzar la creatividad de su pupilo y darle contexto plástico hasta agotar la fórmula con La noche americana. Partir caminos permitió al alumno parir una obra del calibre de Avería y redención: el discípulo se había vuelto maestro.
Salitre 48:
La historia de su segundo disco es curiosa. Expulsado de Universal por las bajas ventas de su debut, el músico se dedica a grabar maquetas para presentar a nuevas discográficas. Finalmente, sería la propia Universal quien volvería a ficharle editando las demos grabadas en 2001. Y eso es Salitre 48, un conjunto de temas maquetados pero que suenan a gloria. ¡Si hasta tiene cierta cohesión y todo! El sonido podría haber sido más natural, pero está ciertamente conseguido y temas como «Salitre 48», «La ciudad del viento» y «Bajo la lluvia» son verdaderos clásicos de su repertorio. El empaque es muy superior al de su debut, incluso para tratarse de temas no trabajados en estudios convencionales, de hecho su contenido puede mirar de tú a tú a cualquiera de los discos posteriores grabados de forma más profesional. Hay cierta melancolía impresa en su huella que hace de Salitre 48 un disco muy especial, solitario como su portada y evocador del paraíso perdido. En julio de 2003, impactados por este disco, en EFE EME lo incluimos en el puesto número 100 de, precisamente, los 100 mejores discos de la historia del pop español.
Ubicación:
Pese a haber pasado gran parte de su vida en Madrid, desde hace años vive en Santander, en una bonita casa en compañía de su perro Samuel. Quizá este alejamiento de la urbe ha propiciado la desaparición paulatina del paraje metropolitano en sus canciones.
Varsovia!:
Discografíca independiente que el madrileño creó para editar sus propios discos. Sus dos únicas referencias fueron Kamikazes enamorados y La noche americana. Ya que el primero ha sido reeditado por DRO, no estaría de más una reedición del segundo.
Web:
Pues nada, si quieres visitar la web de Quique González, pincha aquí y accede a ella.