DISCOS
“Lo más revelador de este recopilatorio es la constatación de algunas hipótesis bastante asentadas, como que los años ochenta la década menos agradecida y agraciada de su carrera”
Paul McCartney
“Pure”
CONCORD-UNIVERSAL
Texto: XAVIER VALIÑO.
Circula por ahí una colección en varios volúmenes con canciones que The Beatles podía haber editado entre 1970 y 1980, la fecha de la desaparición de John Lennon, si el grupo hubiese seguido en activo. En ella se recoge lo mejor de la producción de cada uno de ellos durante esos años, pero no puede pretender ser infalible: con la pretensión de igualarlos a los cuatro, Ringo Starr está representado cuantitativamente como los demás, cuando cualitativamente hay una diferencia evidente.
Esos recopilatorios hechos por seguidores del cuarteto de Liverpool ponen en evidencia dos cosas: el control de calidad de sus canciones en solitario no era el mismo que cuando todos (o, al menos Lennon y McCartney) podían opinar. Y, sin embargo, dejaron en aquella década de los setenta un buen puñado de canciones al menos a la altura de algunas de las que grabó la banda en los sesenta, despuntando especialmente George Harrison, sobre todo el del álbum “All things must pass”.
Vienen a la mente esas colecciones a la luz de la publicación de un nuevo recopilatorio de la trayectoria en solitario de Paul McCartney (y con Wings), uno más que vuelve a certificar su puntería con la melodía pero que, a falta de sus momentos más aventurados, no acaba por desmontar definitivamente la teoría del músico como la parte más asequible para el gran público frente al Lennon supuestamente más rupturista y revolucionario.
Evidentemente, McCartney siempre será más recordado por lo que grabó en aquellos ocho años con The Beatles que en lo que ha hecho posteriormente en los siguientes 45 años. Y, sin embargo, no es difícil sorprenderse imaginando qué temas suyos de los setenta, recogidos en este “Pure”, podrían haber aparecido en discos del cuarteto de haber seguido funcionando hasta la muerte de Lennon: tal vez ‘Uncle Albert / Admiral Halsey’, ‘Let me roll it’, ‘Band on the run’ o ‘Live and let die’. Por el contrario, aun contándose entre sus mejores momentos, cuesta ver a ‘Jet’ en un álbum de The Beatles.
Aparecen también en esta nueva colección singles de aquella década aptos para todos los públicos como ‘Another day’ o ‘Mull of Kintyre’ y otras canciones y baladas que no tuvieron la misma repercusión, probablemente de forma justificada, como ‘Heart of the country’, ‘Warm and beautiful’ o ‘My love’. A su lado, se hallan otras que uno no dudaría en escoger entre sus favoritas de entre las compuestas por el bajista, como ‘Let ‘em in’, ‘Dear boy’ o ‘Here today’.
Lo más revelador de este recopilatorio es la constatación de algunas hipótesis bastante asentadas, como, por ejemplo, que los años ochenta (la etapa menos representada en este disco) fue la década menos agradecida y agraciada de su carrera: ‘Ebony & Ivory’, ‘Say say say’, ‘Pipes of peace’, ‘Wanderlust’ o ‘No more lonely nights’ se cuentan como parte de las canciones más edulcoradas de toda su carrera. O, también, la confirmación de que a finales de los setenta McCartney se aproximó, con cierto tino, a la moda discotequera del momento; ahí están ‘Listen to what the man said’, ‘Silly love songs’, ‘Arrow through me’, ‘Goodnight tonight’, ‘Coming up’ o ‘With a little luck’ para probarlo.
Finalmente, aparecen algunas canciones dignas de los últimos años que hablan de una cierta reivindicación en su madurez, como ‘Sign the changes’ (del bastante desconocido proyecto paralelo The Fireman junto al productor y músico Youth), ‘Save us’, ‘Too much rain’ o ‘The world tonight’. Hablamos en todo momento de la edición en disco doble, ya que hay otra edición de cuatro discos que añade otras 28 canciones a las 39 del doble álbum aquí comentado.
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Anterior crítica de discos: “Así es como escapó”, de Doble Pletina.