Punto de partida: Vikxie y Jeff Buckley

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«Lo que me impresionó mucho la voz, con ese registro superagudo, de falsete, que para él no es falsete, es su propia voz. También me tocó mucho la intensidad de las canciones»

El madrileño Vikxie (que tiene recién estrenado su segundo disco,»Por arte de magia») nos cuenta del disco que le cambió la vida: «Grace», de Jeff Buckley, descubierto cuando vivía en Londres.

Jeff Buckley
«Grace»
COLUMBIA, 1994

 

 

La primera vez que escuché este disco fue bien curiosa: en el baño de mi casa de Londres. Un compañero de piso lo puso en su cuarto, yo estaba cagando –pero tal cual–, lo oí y me quedé tan impresionado que fui a su habitación, con los pantalones por las rodillas, diciéndole, «¡¿tío, esto qué es?»», y me contó: «el hijo de Tim Buckley, que murió…». Era el año 2000. Lo que me impresionó mucho la voz, con ese registro superagudo, de falsete, que para él no es falsete, es su propia voz. También me tocó mucho la intensidad de las canciones. Entonces ya llevaba un tiempo en Inglaterra y entendía muy bien el inglés y sus letras son espectaculares.

Lo que me parece bonito es que este no es un disco que conocí cuando era joven, no cambió mi vida musical en cuanto a que no era de los primeros discos que escuchaba, porque en ese caso habría elegido el «Sgt. Peppers» de los Beatles o el «Exile on Main St.», de los Rolling Stones. En el año 2000 yo ya era mayorcito, había tocado en bandas, había grabado cosas y aquello fue conocer a un artista que te cambia el concepto musical que tienes.

Una cosa que me flipa es el hecho de ser consciente de que es algo que me gusta muchísimo pero que en ningún momento e intentado, ni ahora, replicar musicalmente, como, por ejemplo, pasa con los Stones, que me gustan mucho y, evidentemente, he sacado cosas de ellos; pero con Jeff Buckley no es que no me atreva, sino que es un tipo de artista que lo suyo yo no lo haría. Es decir, este disco supuso un impacto personal y musical, lo que pasa es que no copiaría de él, pero sí me da una perspectiva sobre qué cosas no hacer, aunque me gusten muchísimo.

Me compré el disco del tirón, claro, y en vinilo, porque yo venía de la generación del CD, aunque tuve vinilos cuando era crío, y con los músicos y los amigos con los que me juntaba en Londres tenían plato y discos y lo de tener discos en vinilo se convirtió como en una misión, era aquello de pasar de los CDs. Poquito a poco me he ido haciendo y rehaciendo colecciones de discos, no tengo muchísimos, pero tengo cosas de Tom Petty, de Dylan, de Aerosmith, de los Beatles, de Nino Bravo, de Serrat, cosas muy molonas que me ido pillando.

En «Grace» hay una canción, ‘Mojo pin’, que me parece impresionante por un cambio melódico espectacular que tiene, pero hay una a la que le tengo mucho aprecio y apego personal, ‘Last goodbye’, que creo que es de la pocas del rock, por llamarlo así, aunque no lo sea, que si la escucho solo, se me cae la lágrima. Es un disco que no me canso de escuchar, tiene, además, un sonido muy atemporal.

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