«Para mí, el de Dire Straits es posiblemente el mejor álbum de debut de la historia del rock»
Siempre en busca de nuevos sonidos, Twanguero nos revela cómo empezó su camino musical a través de uno de sus discos esenciales: el debut homónimo de Dire Straits.
Dire Straits
Dire Straits
MERCURY RECORDS, 1978
Texto: EFE EME / TWANGUERO.
Sugerente, expansivo y siempre inquieto, Diego García, popularmente conocido como Twanguero, es uno de los mejores buscadores de sonido del panorama nacional. Y no solo eso: del panorama internacional. Porque su búsqueda se ha hecho extensible al continente americano, donde lleva tiempo viviendo, creando y trabajando sus sonoridades. Es por eso que acaba de editar Panamérica, el disco que está presentando este mes de octubre en España (jueves 24, en Guadalajara, viernes 25, en Badajoz, sábado 26, en Sevilla y domingo 27 en Cáceres, entre otras fechas), con el que seguirá girando en los próximos meses por nuestro país y con el que saltará, próximamente, a otros escenarios europeo. Un deslumbrante trabajo que mezcla la guitarra eléctrica con el rock norteamericano e influencias de América Latina, que nos ha llevado a interesarnos por saber dónde empezó su intensa comunión con el oficio. Por fin salimos de dudas: todo empezó con un disco de Dire Straits.
Concretamente, fue con su debut homónimo, a mediados de los ochenta. «La versión casete llegó a casa unas Navidades de mediados de los ochenta, obviamente por mi padre, que era fan. El vinilo lo encontré hace algunos años aquí, en Los Ángeles, en una feria de discos de East L.A. por 7 dólares», recuerda Diego. Fue su primera cinta, aunque por entonces «ya tenía contacto con el mundo “discos” a través de algunos vinilos de The Shadows y Beatles que había en casa», aclara.
Aún se acuerda de aquella vez, cuando tenía 10 u 11 años, que fue a cenar a casa de un compañero de trabajo de su padre que tenía varias guitarras eléctricas. «Fue la primera vez que oí hablar de Santana, Dire Straits, Mahavishnu Orchestra, y también la primera vez que toqué una guitarra eléctrica. Era una Gibson Les Paul», precisa. Y fue uno de esos grupos, concretamente Dire Straits, su puerta de acceso a aquel universo.
«Para mí, es posiblemente el mejor álbum de debut de la historia del rock. Las letras son buenísimas, las guitarras, la voz, el bajo… Todo está perfectamente ajustado y fresco a la vez. Por supuesto tuvieron más éxitos en su obra posterior, pero este es mi favorito», dice del primer elepé de la banda británica.
De aquella primera revelación han pasado ya tres décadas, pero Twanguero sigue acudiendo a ese disco: «De vez en cuando lo escucho. Sirve para entrenar el inglés, más allá del placer sonoro». Su reiterada escucha, en aquellos años fundamentales en los que se forjó como oyente, ha dejado huella en su propia obra. «Creo que ese ambiente y la perfecta y relajada ejecución es algo que siempre busco plasmar en mis grabaciones», piensa, y fue a través de él como llegó a otros discos: «Gracias a Mark Knopfler descubrí a mis dos guitarristas eléctricos favoritos: Chet Atkins, con quien Knopfler participó en “Neck to neck”, y Jeff Beck, que tocó el solo de guitarra de “Private dancer” de Tina Turner, canción compuesta también por él».
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