«Este disco me impactó mucho porque mis admirados Depeche Mode se habían vuelto rockeros justo cuando yo más lo necesitaba»
El polifacético músico cordobés Javier Estévez, recordado como letrista, batería y cofundador de Estirpe, y al frente actualmente de su propio proyecto llamado Subtónica, anda trabajando en su próximo epé que verá la luz después del verano. Ya hemos podido conocer el primer avance, «Nuestra gran oportunidad», una canción de tintes electrónicos, contundencia rítmica y guitarras eléctricas con la que continúa reinventándose. No nos extraña que a la hora de escoger el disco que le cambió la vida, haya optado por uno de Depeche Mode. Él mismo nos lo cuenta.
Depeche Mode
Songs of faith and devotion
MUTE, 1993
Texto: SUBTÓNICA / EFE EME.
Javier Estévez lo tiene claro, el octavo álbum de Depeche Mode marcó un antes y un después en su vida musical. Tanto, que no ha dudado en ir haciéndose con todos sus formatos: «El cedé lo compré en cuanto salió, en el 93, creo que en primavera o verano, en la desaparecida y mítica tienda Fuentes Guerra, de Córdoba. Venía de haber “quemado” el Violator y cuando vi “I feel you” en videoclip quedé hermosamente flasheado, mis Depeche Mode se habían vuelto rockeros justo en el momento en que más los necesitaba. El vinilo lo compré hace relativamente poco, en una tienda de mi barrio de toda la vida llamada Mary, un videoclub reconvertido donde hay vinilos de segunda mano. El cedé ya no recuerdo cuanto me costó (¿1.800 pesetas aproximadamente?) y el vinilo sí, 20 euros».
Así recuerda cómo llegó hasta él, sin duda, volvía a tenerlo muy claro: «Estaba muy pendiente de que saliera a la venta, ya que era un grupo que en casa se escuchaba mucho, en el coche en los viajes familiares, todo el tiempo. Ya te digo, Violator, el 101 (del que me hice mi propia camiseta) o el Music for the masses eran álbumes muy habituales. Yo también estaba fijándome mucho en esa época en el rock grunge de los 90s pero, a la par, Depeche Mode seguían siendo increíbles para mí. Fue entonces cuando publicaron el primer single de adelanto del Songs of faith and devotion, la canción “I feel you”. Al ver el videoclip y ese riff de guitarra, junto a Dave Gahan con pelo largo… uffff… Creo que lo vi en algún programa de vídeos musicales de la época, quizá de Los 40, de Canal Plus, de Plastic (La 2) u otro programa tipo Rockopop (TVE1), de los fines de semana. De hecho, me flipaba tanto que me compré el maxi single de “I feel you” en vinilo, que venía con remezclas y algún bonus track».
Como es de imaginar, este no fue el primer disco que compró: «Ya llevaba unos cuantos comprados, mi primer vinilo fue el Bad, de Michael Jackson, en el 87; aunque antes, como vinilos familiares, estaba el The final countdown, de Europe, o el recopilatorio doble 28 grandes éxitos que fue una joya para mí: A-ha, George Michael, Prince, The Pretenders, Toto, Simply Red… uffff, una maravilla que no me cansaba de escuchar. En mi casa es que tuvimos la suerte de que llegara el reproductor de cedé muy pronto y en cuanto empezaron a tener un precio asequible, muchos discos nuevos los compraba ya en ese formato. Además, mi hermano mayor, Andrés, tenía mucha música y fue él quien me inculcó la pasión por bandas increíbles, él me descubrió a U2, The Cure, Guns and Roses, Depeche Mode…».
No fue el primero, llegó después de haber descubierto ya mucha música, pero Songs of faith and devotion continúa siendo especial para él: «Lo realmente innovador y especial es que introdujeron instrumentos y nuevos sonidos ajenos a lo que Depeche Mode venían haciendo en sus discos anteriores. Me impactó muchísimo por dos razones, una porque yo ya era fan de Depeche Mode (gracias a mi hermano mayor) y me pilló con una edad que estaba deseando escuchar nuevas canciones. Y la otra es que, a principios de los noventa, había bandas como Metallica, Soundgarden, Guns and Roses o Pearl Jam, que estaban flipándome. A mis amigos más rockeros no les gustaba Depeche Mode, pero a mí sí. El caso es que cuando sacaron este álbum, vi cumplido una especie de sueño: mis admirados Depeche Mode se habían vuelto rockeros justo cuando yo más lo necesitaba. Mis amigos al final tuvieron que reconocer la grandeza de este disco y de esta banda. Además de los singles míticos que son maravillosos, me encanta “One caress” y “Condemnation”, por la producción y arreglos de cuerda la primera, y por el rollo góspel de la segunda. Solo nombrarlos ya casi me pone el vello de punta, son realmente majestuosas».
Al preguntar a Javier sobre si este es el mejor álbum de los británicos, afirma lo siguiente: «A mí es el que más me ha marcado de Depeche Mode, sin duda alguna. Por la edad que tenía, por lo que supuso para mí, por esa introducción de elementos de la música rock en el pop electrónico que ellos venían practicando, etc. No obstante, e intentando ser objetivos, creo que es uno de los mejores de toda su carrera, y críticos musicales también coinciden. Pienso que tiene canciones realmente bellísimas. Los vi de nuevo en directo hace muy poquito en Madrid y por ejemplo “Walking in my shoes” o “In your room” son auténticas joyas que siempre tocan en directo, y mira que tienen una discografía amplísima. Es un disco de cabecera para mí, la producción sigue siendo actual, tengo la versión en directo también, que la sacaron después, tengo un VHS (luego DVD) de la gira Devotional Tour. Me parece un disco fascinante y que sigue teniendo una vigencia tremenda hoy en día. Es imposible dejar de ponerlo, revivo momentos y disfruto escuchando en detalle y con verdadera pasión la obra maestra que hicieron, justamente en un momento vital de la banda realmente complicadísimo. Cuando necesito inspiración y volver a la base, lo rescato».
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