«Todavía hoy mi manera de cantar, con mucho aire y sin la voz muy timbrada y muy cerca del micrófono, es totalmente escuela de João Gilberto, me marcó muchísimo»
Cuando va a hacer un año de la edición de su último disco, el formidable “Amar la trama”, y a la espera de sus próximos pasos, recuperamos el “Punto de partida” que publicamos en 2004 de Jorge Drexler. En el que nos hablaba del disco que le cambió la vida, “Chega de saudade”, de João Gilberto.
João Gilberto
«Chega de saudade»
ÉL, 1959
Éste es el primer LP de Gilberto, aunque antes editó algunos singles. Yo lo escuché en Montevideo en 1988 y, de alguna manera, marcó mi regreso a la canción ya que a los 15 años había escrito algunas canciones y luego lo dejé y me dediqué mucho a la guitarra instrumental y a la escritura, poesía y prosa. Pero ese profundo respeto a la canción y a la guitarra que tiene João Gilberto me llevó a regresar con muchas ganas a la canción y a sentir de repente que tenía algo que decir en ese género. Entonces yo tenía 24 años, la verdad es que todo lo empecé muy tarde: comencé a escribir canciones a los 25 y a vivir de la música a los 30, así que me siento como si estuviera empezando, de lo que estoy encantado. Me alegro mucho de no haberme criado en un gueto artístico desde joven y sí haber estado en la vida real.
João Gilberto no era compositor pero para mi cabeza de guitarrista me impactó mucho la manera de tocar la guitarra, me impactó porque dirigía el toque de la guitarra como si fuera un cuarteto de cuerda, con una seriedad musical y con una precisión y una genialidad y economía que me parecieron absolutamente geniales. Es un disco que me tomó por asalto, empecé a sacar las canciones y me pasé mucho tiempo en garitos tocando las canciones de João Gilberto, antes de tocar mis propias canciones. Todavía hoy mi manera de cantar, con mucho aire y sin la voz muy timbrada y muy cerca del micrófono, es totalmente escuela de João Gilberto, me marcó muchísimo.
Aquella fue la primera grabación suya que escuchaba y luego fui adentrándome más en su obra, creo que lo tengo todo. Ahora puedo decir que tengo una colección de discos de música brasileña mayor en muchos casos que las de mis amigos músicos brasileños. Pero es que en Uruguay hay mucha conexión con Brasil, no solo musical, también cultural, política y geográfica. En cualquier esquina de Montevideo puedes comprar de contrabando todo lo que quieras de Brasil, de cosas legales a ilegales. Toda mi generación habla portugués, yo lo hablo y no sé ni porqué, cuando en realidad nunca lo estudié, pero de tanto cantar en portugués y de tanto ir, fui muchísimas veces de visita a Brasil, lo aprendí. Este año se han editado por primera vez mis discos en Brasil y he ido a tocar a Río y a San Pablo y me sentí muy en casa, tanto a nivel de público como con los colegas. La música uruguaya a su vez tiene una raíz negra que no tiene la argentina y que sí tiene la música brasileña y eso las une más. Lo que pasa con el candombe en Uruguay es un proceso paralelo a lo que pasó con el samba en Brasil. Más tarde y todavía menos sofisticado, pero es el mismo proceso.
«Checa de saudade», todavía lo sigo escuchando, hace diez días lo puse en el coche. Es una maravilla. Está arreglado por Tom Jobim, tiene a João Gilberto a la guitarra, tiene arreglos orquestales y el piano de Tom Jobim. Es que este disco es una enciclopedia. Me gusta mucho la canción que da título, ‘Checa de saudade’, pero también ‘Desafinado’, ‘Rosa Morena’, ‘Morena boca de ouro’, ‘Bim bom’, ‘Aos pés da cruz’, ‘É luxo só’, son canciones que todavía toco de vez en cuando, para mí, pero alguna también en directo.
El LP era de la novia de mi hermano y lo tuve mucho en tiempo en casa, luego me lo copié en una casete y creo que la gasté. Luego lo he comprado varias veces en CD y ahora quiero ver si un día me compro el vinilo original, porque me encanta.
[Texto publicado originalmente en EFE EME 60, de julio de 2004]
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Anterior entrega de Punto de Partida: José María Granados (Mamá) y Elvis Costello.