PUNTO DE PARTIDA
“Aquellos 45 segundos de estribillo me impactaron más que los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Exposición Universal de Sevilla juntos”
“¡Qué difícil es escoger un solo disco!”, se debatía César Pop cuando le propusimos participar en nuestro “Punto de partida”. Pero la partida, finalmente, la ganó “Sin documentos”. Y por medio hubo una timba también…
Los Rodríguez
“Sin documentos”
GASA, 1993
Texto: CÉSAR POP.
Escuché ‘Engánchate conmigo’ por primera vez en 1992. Televisión Española la había escogido como banda sonora para su promoción de verano, y aquellos 45 segundos de estribillo me impactaron más que los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Exposición Universal de Sevilla juntos. No tenía Google en casa (ni en ningún sitio, claro) para preguntarle por el nombre de aquel grupo, ni tienda de discos en mi pueblo a la que acudir en busca de los dos minutos de canción que me faltaban, pero estaba convencido de que el reencuentro con la música de estos tipos era inevitable. ‘Engánchate conmigo’ estaba siendo un éxito en mi vida, y tarde o temprano tendría que serlo en la de todo el mundo. Convicciones de la pasión adolescente, supongo.
Pasó más de un año hasta que un día, mientras echaba la mañana en una cafetería a la que algunos compañeros de instituto y yo acudíamos para alimentar nuestra sed de rebeldía –cambiando clases de matemáticas por partidas de tute–, me los encontré de nuevo: “Brindo por las mujeres que derrochan simpatía…”. Mi atención saltó inmediatamente de una mala mano de cartas a la pantalla de la televisión, gracias a la cual les puse nombre y cara por primera vez. Canción: ‘Salud (dinero & amor)’. Artista: Los Rodríguez. Álbum: “Sin documentos”. Terciopelo rojo, copas que se estrellan y se hacen añicos al brindar, una mujer desnuda derramando una botella de champán sobre un tipo que duerme con las botas puestas en una cama vestida con sábanas de seda, gente que se abraza, gente que ríe a carcajadas alrededor de una mesa de taberna, gente que repite con alegría y desenfado el cuarto verso de cada estrofa (“Brindo porque esta noche un amigo paga el vino”)… Qué sabía yo de todo aquello… pero me enganché inmediatamente. Y fui en su busca. No tengo ni idea de cómo me hice con el disco, ni mucho menos de dónde andará aquella copia a estas alturas. Todavía era la época del walkman, así que supongo que lo escucharía, sobre todo, en una TDK de 60, en los minutos sobrantes de cuya cara B estarían grabados de nuevo los temas que más me gustaban (probablemente ‘Salud (dinero & amor)’, ‘Sin documentos’, y ‘Dulce condena’). Vuelta y vuelta. Muchos meses.
Los Rodríguez combinaban en su música todo lo que yo, sin saberlo, andaba buscando. Había rock para mi necesidad casi inconsciente de levantar la voz y proclamarme distinto, y había raíz de músicas populares tradicionales, algo con lo que he conectado desde niño, me imagino que, como mucha gente, debido a las cintas que sonaban en el coche de mis padres antes de que yo me enterase de que aquello de las canciones acabaría importándome mucho más que casi todo lo demás. Había también un equilibrio perfecto entre lo directo y lo profundo de los textos. Y un guitarrista que te caías de culo. Y un cantante que te mataba. Cuatro amigos que se juntaban para hacer lo que más les gustaba, y que conseguían que quisieses ser uno de ellos. Quise tener un grupo como Los Rodríguez. Y ahí, de alguna manera, empezó todo.
Antes ya me había enganchado a otros artistas, como Los Secretos o Joaquín Sabina, y después vinieron, también para quedarse, muchos otros. Vino “(Looking for) The heart of saturday night”, de Tom Waits, “August and everything after” de Counting Crows, y, por supuesto, The Beatles. Y Cohen, y Springsteen, y Dylan, y Serrat… Vino “Palabras más, palabras menos” y muchísimos más. Pero estoy seguro de que, de no haberme encontrado con “Sin documentos”, mis primeros pasos en el mundo de la música habrían sido distintos.
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Anterior Punto de partida: Julieta Venegas y Suzanne Vega y Charly García.