“Estaba con The Carrots haciendo unas tomas para una canción, y en un momento me dicen: ‘Esto es para grabarlo, pero para que no se oiga’, y pensé: ‘Jolín, que tío, ya empezamos. Pues si no quiere que se oiga, no lo grabamos’. Pero ahí me di cuenta de que no se tenía que oír, pero sí que se tenía que escuchar”.
Su nombre artístico está detrás de más de 800 producciones, entre ellas “El tiempo de las cerezas” de Enrique Bunbury y Nacho Vegas. El último trabajo de Mikel Erentxun, facturado en El Puerto de Santa María, llegó hasta Las Vegas como nominado en la mejor categoría de álbum pop-rock, pero el premio acabó llevándoselo Maná. Entre grabación y grabación, aún tiene tiempo de escribir en su blog, donde elabora unas divertidas radiografías musicales en la que reivindicar la estrofa más allá del estribillo o dibujar unos irónicos perfiles sobre cómo suelen ser los músicos en función del instrumento que tocan.
Texto: JAVIER DE TORRES / ARANCHA MORENO.
¿Cómo explicarías la labor de un productor?
Ayudo a intentar sacar el máximo rendimiento a las canciones del grupo. Unas veces acierto y otras no.
¿Por qué discos te conocemos?
Muchos del movimiento indie español, otros de artistas menos indies, como “Las consecuencias” de Bunbury o “Corazones” de Mikel Erentxun, y algún grupo extranjero como The Posies, Golden Smog, Josh Rouse y bastantes más.
¿Dónde empieza normalmente tu trabajo con un artista? ¿En el local de ensayo, en el estudio…?
En mi caso, en el estudio.
¿Intervienes en la estructura de las canciones?
Intento intervenir en todo, si no me aburro.
¿Cuáles son tus estudios de grabación preferidos y con qué ingenieros sueles trabajar?
Como ingeniero suelo trabajar conmigo mismo, que me pago poco y me doy lo que necesito, y mi estudio favorito es el mío.
¿Prefieres trabajar en un proyecto desde cero, con las canciones desnudas, o te sientes más cómodo trabajando con grupos o artistas que llegan a ti con un sonido definido?
Me gusta darle el sonido entre todos cuando estamos en el estudio.
¿Tienes músicos habituales o de cabecera a los que habitualmente recurres cuando tienes la posibilidad de hacerlo?
Si el artista que viene necesita músicos suelo trabajar con los mismos siempre, que es gente de mi ciudad que conozco bien. Si necesito batería, llamo a Esteban Perles o Rafa Camisón, de las guitarras o el bajo me encargo yo. Para los coros suelo llamar a Muni, mi mujer, o Pablo Errea, gente a la que conozco bien.
¿Puedes destacar alguna producción en la que hayas disfrutado especialmente?
Es un tópico, pero en todas disfruto mucho, si no pregunta a los grupos. Ellos te lo dirán.
¿Cuándo das por terminado un disco?
Cuando lo editan.
¿Cuál es la mejor lección que has aprendido en un estudio?
Paciencia y psicología. Y a escuchar y a aprender de todos los grupos, por muy noveles que sean. Nunca se puede pensar que uno ya lo ha hecho todo. Hace años, trabajando con The Carrots, estábamos haciendo unas tomas para una canción, y en un momento me dicen: “Esto es para grabarlo, pero para que no se oiga”, y pensé: “Jolín, que tío, ya empezamos. Pues si no quiere que se oiga, no lo grabamos”. Pero fue ahí donde me di cuenta de que no se tenía que oír, pero sí que se tenía que escuchar, y fue donde me di cuenta de que cualquier grupo siempre tiene algo que enseñarte.
A nivel nacional o internacional, ¿qué producciones han supuesto un referente para ti? Tres ejemplos.
Me quedo con George Martin, Bob Ezrin y Thomas Ray Baker.
Tres artistas españoles a los que te gustaría producir. Solo tres.
Pablo Und Destruktion, Juan Pardo y Fuckcaine.
¿En qué disco estás trabajando o acabas de trabajar?
En el de Purple Elephant.
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