FONDO DE CATÁLOGO
«Un disco joven, pero clásico»
Hace solo diez años que Manic Street Preachers publicaron uno de sus mejores trabajos, Postcards from a young man. En él se detiene Eduardo Izquierdo, reivindicando un disco joven que ya suena a clásico.
Manic Street Preachers
Postcards from a young man
COLUMBIA, 2010
Texto: EDUARDO IZQUIERDO.
Estamos en época de aniversarios. Es normal. Teniendo en cuenta que el rock (sin el roll) puede considerarse inventado entre los sesenta y los setenta, existen un montón de discos que celebran su cincuenta aniversario. Otros, los publicados en los noventa, otra época más que fértil para el rock, con grunge o punk rock marcando el paso, cumplen los veinticinco, que tampoco es moco de pavo. Eso hace que no paren de aparecer artículos que homenajean a unos y otros y en los que se repasan obras magnas de la historia de nuestra música más popular. Pero nosotros vamos, esta vez, a echar la vista atrás, pero no tanto. A aquellos álbumes que cumplen diez años, para centrarnos en uno de ellos, concretamente publicado el 20 de septiembre de 2010. Porque la cosa tiene su gracia. Y es que no solo se publicó en 2010 y ahora cumple diez años, sino que era el décimo disco de la banda que lo firmaba. Con Postcards from a young man, los galeses Manic Street Preachers llegaron a su álbum número diez, y en él nos vamos a detener.
Creo que no hace falta volver a entrar en las desgracias que asolaron al grupo en sus inicios, sobre todo con la conocida desaparición de una de sus cabezas pensantes, Richey Edwards, con todo el misterio que la envolvió, al no encontrarse nunca su cadáver. Aunque sí merece la pena reconocer el mérito de un grupo que supo salir adelante a pesar de esa pérdida y que, por qué no decirlo, ha publicado después algunos de los mejores trabajos de su carrera. Uno de ellos es este que llega al mercado con una fotografía del actor Jim Roth en la portada y doce espléndidas canciones producidas por Dave Eringa, y con el Echo And The Bunnymen Ian McCullogh, Duff McKagan o John Cale colaborando.
Con estas Postales para un hombre joven el grupo aseguró emitir un «último disparo a la comunicación de masas». Y lo hicieron basándose en su sonido clásico, y dejando que sus influencias de siempre se manifestaran. Son resultones con ese single que es “(It’s no war) Just the end of love”, se visten de banda setentera en “The descent” y se ponen experimentales en “A billion balconies facing the sun”. Incluso no se olvidan de los ochenta con la sorprendente “Some kind of nothingness”, que descolocó a algunos de sus seguidores.
Como no podía ser de otra manera, el disco funcionó a la perfección. Prácticamente no hubo ni una sola crítica negativa. Aunque especialmente reseñables son las palabras que le dedicó NME, donde se aseguraba que «entre los varios logros de Postcards from a young man está que hace que los noventa suenen como si no fueran un lugar horrible para estar. Es probable que nunca superen la pasión y bravura de Everything must go pero, de nuevo, la décima ofensiva de los Manic Street Preachers es una bestia juguetona, conmovedora, alegre y, sobre todo, muy, muy ruidosa». Excelente definición para recordar un disco joven, pero clásico.
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Anterior entrega de Fondo de catálogo: Un soplo en el corazón (1993), de Family.