Hace unos días, Fito Páez arremetió contra el guatemalteco Ricardo Arjona, en una entrevista en la que decía: “Si la ciudad [Buenos Aires] le da 35 estadios Luna Park a Arjona y a Charly García le da dos, tenés que pensar qué significan la política, los diarios en esta ciudad, en la que hay valores que fueron aniquilados”.
Días después, Arjona respondió con una carta publicada en el diario “Clarín”: “El sr. Fito Páez habla de aniquilación cultural y me menciona. De forma sospechosa señala el inicio de este problema en su país casi de manera simultánea con el descenso claro de su capacidad artística (…). Quiere decir entonces que: si las cosas no le pasan a él, de manera automática pasa el mundo a ser responsable directo del fenómeno (…). Puede ser que usted mismo se crea su farsa de intelectual osado, pero detrás de su arrogancia habita el irrespeto dictador de creerse dueño de las decisiones populares (…). La música no pertenece a las competencias de atletismo donde se miden las capacidades contra reloj, es un asunto de gustos y de emoción. Ante los cinco sentidos de cualquiera que los tenga exactos, sus comentarios no serán más que un alarde melancólico, visceral y resentido de alguien al que sólo le queda hablar (…). Ya quiso usted ser Charly García, después quiso ser Almodóvar. Lamentable lo suyo señor. Lamentable lo suyo señor, lamentable, pero por sobre todo… triste”. Bueno, Arjona, tampoco te pongas así, que triste es escuchar tus tonadas.