PISTAS
«No dejo tranquilo a Erik Satie, no es realmente “descubrimiento”, pero me acompaña todo el rato»
Con su banda, Niños Mutantes, aún “de cuerpo presente”, pues acaban de cerrar en su Granada una gira de conciertos con la que certifican su disolución tras tres décadas de carrera, su cantante y guitarrista, Juan Alberto Martínez, comparte hoy con nosotros desde sus gustos y aficiones hasta sus vicios confesables.
Texto: EFE EME
Último libro que has leído.
Libre, de Lea Ypi, todo un descubrimiento. Y la saga Blackwater, de Michael McDowel, que es pura evasión.
Última película que has visto.
La sustancia.
Última serie de televisión que has visto.
Mi reno de peluche.
Último disco que has comprado o escuchado.
Tengo el tocadiscos estropeado y no estoy comprando desde hace meses, pero me han regalado uno de mis favoritos de los últimos tiempos, el nuevo de PJ Harvey, I inside the old year dying, que ya había machacado en streaming. Como siempre, me ha atrapado, es la artista a la que soy más fiel, desde su primer disco por el 94 hasta ahora me han gustado todos, es mi favorita.
Último descubrimiento musical.
No dejo tranquilo a Erik Satie, no es realmente “descubrimiento”, pero me acompaña todo el rato.
¿Cuál es el mejor concierto que has visto en tu vida?
Radiohead en el Palacio de Congresos de Salamanca hace más de 25 años. Fue una experiencia mística.
¿Qué música escuchas cuando estás de gira?
Tengo dos discos fetiche que me acompañan desde hace años. Cuando me monto en un avión o en un tren, y quiero desconectar, me pongo a Timber Timbre, su disco homónimo, de 2010. Y en la habitación del hotel, antes de ir para el concierto, me enchufo al Moondance de Van Morrison.
¿Cuál ha sido tu peor experiencia como músico?
Una vez nos llamaron del Granada CF porque querían hacer una fiesta para celebrar una permanencia en Primera División. Aceptamos y resultó que lo que querían era un playback, y aunque no me gusta el fútbol y los playback dan vergüenza, lo hicimos, y los dioses nos castigaron por pringados, por no decir que no, y el cedé empezó a saltar. No he pasado más vergüenza en mi vida.
¿Practicas algún deporte?
Antes iba a nadar. Ahora solo voy a andar por el monte, tengo que retomar la natación porque a mi edad se empieza a perder músculo y a quedarse flojo.
¿Eres aficionado a algún deporte?
Me gustaba mucho el baloncesto, jugarlo y verlo, pero ahora no lo sigo, salvo los partidos que juega mi hijo, eso me encanta; me gusta más ver a los chavales en Granada que la NBA.
Ciudad favorita.
En mi vida hubiera pensado que acabaría diciendo que la mía, Granada. Siempre odié el chovinismo y a los ignorantes que dicen esas cosas de «mi ciudad es la más bonita del mundo», «como en España no se come en ninguna parte» y similares… Pero resulta que me siento muy afortunado de vivir aquí, conozco la ciudad, me apasiona su historia y sigo descubriendo rincones sorprendentes. Por ahí fuera me vuelve loco Ciudad de México.
Bebida preferida.
Demasiadas, últimamente me quedo con los cavas y champagnes, si se puede elegir, pero me apaño con cerveza fría, no entiendo las manías sobre marcas que se monta el personal. Y para tocar, whisky barato, que los caros me ponen triste.
Comida que más te gusta.
Nada como un buen arroz de Alicante o de Valencia.
Tus mitos musicales.
Innumerables y, aparte de los Pixies y los Surfin Bichos, que los hemos citado siempre, tengo a Battiato y PJ Harvey presidiendo el altar.
Un vicio confesable.
Los arroces y la bebida, recién confesados unas líneas más arriba.
Afición desconocida.
El snorkel. Lo de mirar peces, rocas y algas, y aguantar la respiración me da una paz increíble.
Un placer musical culpable.
Los primeros vinilos que compré fueron de Communards y Pet Shop Boys, me sigue encantando esa onda de música electrónica comercial ochentera.
¿Con quién te gustaría compartir estudio o escenario?
Con Beyoncé para verla de cerca.
¿Cuál es el disco que más has escuchado en tu vida?
Está entre La Voce del padrone, de Battiato, y Doolittle de Pixies.
¿Qué canción te gustaría que sonase en tu funeral?
Me parece a mí que acabarán cantando alguna de Niños Mutantes.
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