Antonio Galvañ (Parade): «Jonathan Richman me toca la fibra de una manera muy profunda»

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PISTAS

«Un sueño cumplido ha sido compartir escenario y disco con Nacho Casado»

 

Formando tándem creativo con Nacho Casado, el alma de Parade ha firmado uno de los discos más interesantes de 2024, y aun así ha tenido tiempo de hacer nuevos descubrimientos musicales, literarios, cinematográficos… Aquí nos lo cuenta.

 

Texto: EFE EME.

 

Su último disco, fruto del tándem creativo junto a Nacho Casado, ha sido una de las sorpresas más gratas de este 2024. Una obra conjunta titulada Parade & Nacho Casado con la que recorren estos días los escenarios de Barcelona (21 de diciembre, Heliogabal), Albacete (27 de diciembre, Sideral) y Valencia (19 de enero, Loco Club). Buena ocasión para que Antonio Galvañ, alma de Parade desde 1998, siga con su ritual nocturno de escuchar a Kikí d’Akí y descubrir nuevos discos en castellano. Esa, y otras curiosidades, las revela en su paso por nuestra sección Pistas.

 

Último libro que has leído.
Un lugar soleado para gente sombría, de Mariana Enríquez. Me compro con los ojos cerrados todo lo que escribe. Este último tiene negrura y oscuridad a raudales.

 

Última película que has visto.
Longlegs, de Oz Perkins, con un muy chanante Nicholas Cage. Buena, buena.

 

Última serie de televisión que has visto.
This town, de Steven Knight. Birminghan, 1981, hacer un grupo musical como salida a ser joven y no tener futuro. Luchas raciales, ska, rude boys, incluso el IRA. Mola todo.

 

Último disco que has comprado o escuchado.
La materia, de Alondra Bentley. Alondra me ha gustado desde siempre, y este último producido por Gruff Rhys tiene algo de místico y misterioso. Me encanta.

 

Último descubrimiento musical.
El David Aguilar. Un titán mejicano. Tiene una larga trayectoria haciendo algo así como canción de autor pop, pero yo lo descubrí hace no mucho y ya es imprescindible en mi vida.

 

¿Cuál es el mejor concierto que has visto en tu vida?
Tengo tres: el de Stereolab en la sala Garage Arena de Valencia en 1996, el de Papas Fritas en el Roxy de Valencia en 1997, y el de Rufus Wainwright en 2007 en el Festival de Jazz de Cartagena. Los tres, de diversas maneras, me marcaron para siempre.

 

¿Qué música escuchas cuando estás de gira?
De todo, especialmente si cantan en español. Tengo especial debilidad por la escucha nocturna en coche del disco Mi colección, de Kikí d’Akí. Una experiencia extrasensorial.

 

¿Cuál ha sido tu peor experiencia como músico?
A finales de los noventa llegamos a Tomelloso para hacer una actuación que teníamos apalabrada. Fue imposible, el ayuntamiento había dado el equipo de música que había prometido a una concentración de moteros que se celebraba al mismo tiempo en otra parte de la ciudad. No sé cómo pasó, pero llegamos, vimos y perdimos.

 

¿Practicas algún deporte?
Andar rápido, como Rajoy, por los alrededores del campo donde vivo. Escuchando música el paisaje cambia.

 

¿Eres aficionado a algún deporte?
Al baloncesto, mucho más antes que ahora.

 

Ciudad favorita.
Me debato entre Murcia y Valencia. En estos momentos, por cuestiones familiares, gana Valencia.

 

Bebida preferida.
Vino blanco de Yecla, que lo hay y de muy buena calidad.

 

Comida.
Un buen guiso, soy totalmente de cuchara.

 

Tus mitos musicales.
Muchos: Brian Wilson, Battisti, McCartney, Vainica, Kraftwerk… Pero últimamente Jonathan Richman me toca la fibra de una manera muy profunda. Me da alegría de vivir.

 

Un vicio confesable.
Acaparar, comprar y vender de segunda mano todo tipo de aparatos musicales: sintes, compresores, pedales… Imposible detenerme.

 

Afición desconocida.
Comprar cedés ahora que están baratos. ¡Que viva el cedé!

 

Un placer musical culpable.
No me gusta el concepto. Es más, los grupos que me han marcado son los que otras personas han considerado en su época como placeres culpables: desde The Carpenters a ABBA, pasando por los Bee Gees. O los italianos de los setenta: Battisti, Baglioni o Mía Martini… Muy reivindicados en estos tiempos, sí, pero no entonces. Para los modernos de la época eran unos horteras.

 

¿Con quién te gustaría compartir estudio o escenario?
Me lo pones a huevo. Un sueño cumplido ha sido compartir escenario y disco con Nacho Casado. Desde que escuché sus álbumes en solitario tenía muchas ganas de hacer algo con él. Al final ha sido todo un disco largo. Y qué disco.

 

¿Cuál es el disco que más has escuchado en tu vida?
El de Aventuras de Kirlian, que es cortito y le sigo dando muchas vueltas. Sin ese disco, no existiría Parade.

 

¿Qué canción te gustaría que sonase en tu funeral?
Primero “When Harpo played his harp” de Jonathan Richman, y después “Harpo en su arpa”, de Jonathan Richman, en una espiral infinita hasta que vengan a por mí los ángeles convocados en la canción.

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