El pasado martes, Pink Floyd presentó una demanda contra EMI por violar el contrato firmado entre ambos, al considerar que dicho contrato obliga a la discográfica a no vender canciones sueltas, algo que ha estado haciendo a través de internet. Por su parte, EMI alegaba que el contrato sólo afectaba a los álbumes en soporte físico.
Ayer jueves, un juez de la Corte Suprema falló a favor del grupo al considerar que se debe “preservar la integridad artística de los álbumes”. El juez ordenó el cese inmediato de la venta de canciones individuales y obligó a EMI al pago de 40.000 libras por las costas del proceso. Más adelante emitirá una sentencia definitiva, con la que se puede abrir una vía inédita: La de que los músicos se puedan negar a vender su obra troceada en canciones.