DISCOS
«Un álbum breve, pero bien estructurado, de folk ensoñador tejido con pequeños detalles»
Helado Negro
Phasor
PRIVAT ENERGY / 4AD-POPSTOCK!, 2024
Texto: XAVIER VALIÑO.
En el primer tema de rock psicodélico, “LFO”, el más alejado del resto del disco, su autor fantasea con cómo un policía le da una paliza en el jardín de otra persona, tras lo cual, moribundo sobre el césped, le llega la inspiración: “¡Ya sé quién soy!”. Él es el ecuatoriano-estadounidense Roberto Carlos Lange, y la canción abre el octavo disco que firma como Helado Negro en tres lustros.
En esta ocasión, Lange se ha valido principalmente del sintetizador analógico Sal-Mar, un instrumento único creado por el compositor Salvatore Martirano, que produce oscilaciones cuando se conectan cables a distintas entradas y salidas del ordenador. Aun así, no se trata de un disco de electrónica fría. Los delicados sonidos que le ha sacado parecen criaturas marinas arrastrándose por el fondo del océano. La guitarra, el bajo y el sintetizador parecen tener un brillo cálido. Su suave voz, que suena tan bella en español como en inglés, brilla con luz propia imbuyéndose de la atmósfera que la envuelve.
Además de remitir a sus trabajos anteriores, Phasor también evoca a maestros de la sutileza como Kings of Convenience, Thievery Corporation o Destroyer. Con la mitad de duración que su predecesor, Out there, es este un álbum breve, pero bien estructurado, de folk ensoñador tejido con pequeños detalles, y que parece vivir dentro del apacible atardecer de un clima tropical.
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Anterior crítica de discos: Sadness sets me free, de Gruff Rhys.