Pero no pasa nada, de Amaia

Autor:

DISCOS

«Un disco fraguado a fuego lento que refleja el pulso ganado por la artista navarra a la industria discográfica»

 

Amaia
Pero no pasa nada

UNIVERSAL, 2019

 

Texto: DAVID PÉREZ MARÍN.

 

«El avión / se va a caer / tú serás mi última vez». Con ese sentido del humor tan negro abre Amaia su esperadísimo debut discográfico, Pero no pasa nada. “Última vez”, una delicada intro de poco más de un minuto que parece querer inyectarnos cierto veneno y azar como vacuna y llamada a la acción, sembrando así, entre la melancolía romántica, fresca y naif que rebosan las restantes nueve canciones, una trágica realidad (a diferentes niveles) que siempre acecha y puede decidir por nosotros.

Un disco fraguado a fuego lento (año y medio) que refleja el pulso ganado por la artista navarra a la industria discográfica, escapando a base de esfuerzo y talento (lo tiene y mucho) de caminos preestablecidos por su sombra pasada y alargada en Operación Triunfo. El resultado es un trabajo sin trampa ni cartón, a corazón abierto y con una producción (parece que comenzó bajo las riendas de Raül Refree y terminó por recaer en su admirado Santiago Motorizado, líder argentino de Él Mató a un Policía Motorizado) que, sin remarcar su voz, la deja brotar como una brisa, con la naturalidad que transmite y la define personalmente.

Quizás el punto flaco de este cancionero que gira sobre el amor y el desamor postadolescente sea cierta indefinición y falta de garra final para abrazar un sonido concreto. Puede que le hubiera venido bien una sonoridad más afilada o cruda, potenciando la esencia conceptual del disco y escapando un poco de la viscosidad y espiral de baladas pop, que termina por definirlo y difuminarlo al mismo tiempo.

Cierto es que la expectación era tan grande que quizás sea injusto pedirle a Amaia, a sus 20 años, un primer trabajo que deje marcas, arañazos o quemaduras, como las que sí dejaron otras grandes voces en obras más arriesgadas. De Silvia Pérez Cruz en Granada (2014) a Rosalía en Los Ángeles (2017). Y vale que no habría que comparar, pero el potencial artístico que tiene la navarra es más que real y de ahí que el listón esté tan alto, cosa para aplaudir y mérito suyo. Solo suyo.

Con todo, estamos antes un debut notable que posee un buen puñado de temas que brillan fuerte y con luz propia, como el inicio resplandeciente de “Quedará en nuestra mente” (con La Bien Querida bajo las alas), los estallidos de “Relámpago” o la montaña rusa de emociones de la muy ganadora y explosiva “Quiero que vengas”, con cierto regusto a El Mató a un Policía Motorizado. Precisamente, la banda argentina y su estilo, aprovechando además la mano de Santiago Motorizado a la producción, pienso que le habría venido genial a la obra y que, por desgracia, solo se extiende levemente en algunas pistas y no unifica el conjunto de la grabación.

Amaia se desnuda al piano en una “Nadie podría hacerlo” que por momentos corta la respiración y, en esa línea, nos regala un epílogo con alma de bolero y ranchera de las de verdad, con una preciosa interpretación de “Porque apareciste”. Composición magistral de Nuria Graham, con un «te quiero con todas las mentiras» y «un te quiero porque apareciste» final que termina por reconfortarnos y dejarnos (sí, me equivoqué) cierta marca en la piel y ganas de volver a dejar caer la aguja en estos primerizos surcos.

Anterior crítica de discos: Ribbons, de Bibio.

 

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