Paul McCartney y Ringo Starr han impedido la edición del documental Let it be. Rodada en 1970 por Michael Lindsay-Hogg, la película muestra las tensiones existentes entre los cuatro miembros de los Beatles durante la grabación del álbum Let it be. Las relaciones internas del grupo estaban en su momento más bajo durante las sesiones de grabación, con continuas disputas: Harrison se ofendía porque Paul criticaba su manera de tocar la guitarra, Lennon se desinteresaba de la grabación y prefería perder el tiempo con Yoko Ono…
Una fuente de los dos ex Beatles ha asegurado que: “Los Beatles siguen siendo una marca global masiva y no se la ayudaría si el público ve la cara más oscura de la historia. Ni Paul ni Ringo se sentirían cómodos publicando una película que muestra a los Beatles perdiendo los nervios. A la gente le gusta imaginarse que los Beatles era una nave feliz, pero la realidad, al final, era muy diferente, como muestra la película. Hay toda clase de material que muestra más disputas, pero es improbable que vea la luz en vida de Paul y Ringo”.
En todo caso, esta decisión de Paul y Ringo parece bastante absurda pues la película ha sido proyectada en cines con cierta frecuencia y su contenido se conoce de sobras. Si el final de los Beatles fue amargo, eso no le resta grandeza al grupo. Tratar de reescribir la historia para endulzarla, casi cuarenta años después, no parece algo que tenga demasiado sentido.