«Es rock argentino, no tiene demasiadas vueltas, cada uno lo hace a su manera pero siempre terminamos en el mismo sitio»
Particulares es el grupo unipersonal de Pepe Curioni, joven músico argentino afincado en Madrid con larga experiencia a sus espaldas que debuta en solitario con el disco «Flora, fauna y seres salvajes». Juan Puchades conversa con él.
Texto: JUAN PUCHADES.
El porteño Pepe Curioni ya lleva alrededor de diez años dando vueltas por España –Palma de Mallorca, Barcelona y Madrid han sido sus bases de operaciones principales–, trabajando como bajista al lado de gente como Sergio Makaroff, Lucas Masciano o Marcelo Champanier, y tocando también con su propio grupo, Particulares. Formación unipersonal con vocación grupal. Con Particulares, Curioni acaba de publicar «Flora, fauna y seres salvajes» (Casi un Cuento Records/A New Label), un deslumbrante catálogo de presentación plagado de buenas canciones que continúan la rica tradición del rock argentino clásico, el de las melodías brillantes, voces singulares y ese espíritu tan apto para los medios tiempos que tiene el rock de aquellas tierras. Una canción de las contenidas en este debut, ‘Amuleto’, es, simplemente, de las más hipnóticas que uno ha escuchado en mucho tiempo.
El propio Pepe explica sus años de formación: «Toco desde los catorce años, transité por muchos grupos de amigos, de colegio, con colegas, hasta que entré en una banda de blues que se llamaba La Salada, con Gustavo Villegas, de Memphis la Blusera, de pianista. Eso me dio bastante cancha, yo tenía quince años y tocaba con gente de cuarenta y aprendí mucho con ellos, además viajé un montón. Siempre he estado tocando, al principio era autodidacta, aprendí a tocar el bajo por mi cuenta, luego tomé clases, estuve en el coservatorio de Buenos Aires estudiando contrabajo, pero me hice músico tocando en directo. A España llegué en 2002, fui a tocar a Palma de Mallorca, con unos amigos que estaban allí, y con los que ya tocaba en Argentina; me invitaron a tocar un verano y vine. En un primer momento Palma fue como el inicio, luego el camino siguió por otros lados».
¿Después de Palma de Mallorca, fuiste a Barcelona?
Sí, al terminar aquel verano surgió la idea de ir a Barcelona, porque veía que en Palma no había mucha movida, mientras que en Barcelona tenía amigos y podía ser una opción para montar una banda, y parecía más interesante buscarse la vida en una ciudad más grande. En Barcelona estuve mucho tiempo tocando con Lucas Masciano y empecé a cruzarme con un montón de gente, esto no para.
Los argentinos, además, siempre os acabáis encontrando, ¿no?
Sí, los argentinos siempre nos encontramos, no sé por qué. Ahora estoy Madrid y estoy rodeado de argentinos [risas].
¿Por qué el cambio de ciudad?
Porque estaba con una chica y surgió la idea, y a mí me picaba el gusanillo de Madrid, desde siempre. Además quería editar el disco y cambiar de aires, buscar nuevas opciones. Es lo que me está pasando ahora, conocer gente nueva y mover un proyecto nuevo desde otro punto, estoy muy centrado en eso; en Barcelona era como que ya tenía una historia, un mundo, y se me conocía por una cosa, por tocar con gente y la idea era mover Particulares. Creo que en Madrid es más fácil moverlo, aunque hay mucha más competencia, es como que hay más gente que entiende lo que hago, hay poco que explicar, se entiende más.
En realidad eres un solista, pero te has puesto nombre de grupo, ¿cómo ha sido eso?
Porque no quería salir con mi nombre, porque me gustaría mantenerlo como instrumentista y seguir tocando y haciendo otras cosas. Toco con otros músicos y no quería que de pronto pasara aquello de «a este no lo llamo, que es solista».
Vamos, que estás velando por tu pan.
Sí, un poco es eso, aunque, obviamente, Particulares está asociado a mi nombre, pero también voy con un grupo que me acompaña, porque las bandas suenan cuando eres una banda, cuando tienes tu núcleo detrás. En el futuro me gustaría tener una banda y funcionar como tal.
Tu manera de cantar y de componer, me recuerda mucho a la escuela clásica del rock argentino, pero, ¿cuáles son tus principales influencias?
Las canciones que recoge el disco recorren mucho tiempo: los últimos siete u ocho años. Todo fue pasando por distintos momentos de mi vida, escuchando distinta música, obviamente, siempre muy relacionado con la música argentina, la esencia es esa. Claro, Charly García o Fito Páez son gente que me ha marcado mucho, me he comido sus discos. También, estando en España, empecé a entender más a Ariel Rot o a Calamaro, que en Argentina no había escuchado tanto. Pero sí, creo que lo que hago tiene mucho que ver con Argentina, que es lo que más me ha marcado.
Tal vez se aprecia en la manera de diseñar las melodías…
Sí, creo que sí, algunos temas tienen ese toque, pero me da un poco de rabia que haya gente que al escucharlo diga «ah, sí, suena a Calamaro», y me da rabia porque hay otro montón de música argentina que la gente no conoce.
Pues a mí lo tuyo no me suena precisamente a Calamaro…
No, si yo creo que no, pero me lo dicen mucho. Lo respeto, pero no es una de mis influencias. A mí me gustan mucho bandas argentinas más recientes, como Estelares; me siento muy identificado con ese tipo de canciones, pero es que es la tradición del rock argentino, al límite de lo que pueda hacer Calamaro. Es que es rock argentino, no tiene demasiadas vueltas, cada uno lo hace a su manera pero siempre terminamos en el mismo sitio.
Has grabado el disco en casa, pero tiene muy buen sonido, ¿cómo lo has logrado?
Los temas fueron recreeándose ellos solos, porque algunas de esas canciones, al principio, eran rápidas, lentas… tuvieron diferentes versiones, y llegó un punto en el que había pasado el tiempo. Cuando estaba grabando el disco me di cuenta de lo bueno que era que hubiera transcurrido bastante tiempo, porque los temas tenían vida propia, tenían la personalidad muy clara. A la hora de grabarlos fue muy fácil, porque tuve la suerte de grabar muchos discos en los últimos años y de pillar muchas cosas e ideas que las tengo superclaras, sé a dónde tengo que ir, entonces, al tomar decisiones, sabía lo que quería. Además, Ramón [Hernández Moscoso], que es el chico que lo produce conmigo y el que mezcla, me conoce mucho, y cuando le digo lo que quiero, sabe adónde va porque ya mezclamos otras cosas juntos, y lo tiene muy claro. También todo está hecho a conciencia, toda la gente que vino a grabar a casa, era como muy a conciencia. Y hay mucho cariño, porque pasé muchas horas grabando, me pasé un verano duro de mucho calor, muchas horas pensando cosas para el disco, para las canciones. También está el talento de la gente que participó, que tuve la suerte de contar con unos músicos increíbles, y también eso lo hace mucho más fácil, porque les explicas mínimamente lo que quieres y ya sale todo rodado. Pero el disco estaba como muy claro, el próximo no tengo ni puta idea de por dónde irá.
Deduzco que la grabación está hecha en Barcelona, ¿no?
No, en Barcelona hice la preproducción, pero la grabación fue en Madrid, en medio de la mudanza, todo fue una locura. Fui a Madrid, conocí a gente que me dijo «ah, quieres grabar un disco, pues aquí puedes grabar las baterías»; el resto ya tenía pensando grabarlo en casa, no por el dinero, sino por el tiempo, porque sabía que iba a durar mucho. Contaba con dos guitarristas y veía que se iba a hacer largo, grabé las baterías, la base y los pianos, que era lo que más me preocupaba, me llevé eso a casa y de a poco fuimos haciéndolo, día a día, me preocupaba mucho el tema de las voces, porque no me considero un gran cantante, entonces, tenía que tomarme mi tiempo y estar relajado para grabarlas bien.
¿Te sentías seguro para producirte o ha sido por necesidad?
Sí, estaba clarísimo, había trabajado muchas producciones o preproducciones a medias con gente y tenía esa necesidad de que quería tirar el tema hacia tal lado y nunca me dejaban. De este disco, lo que más me ha gustado es que, para lo bueno y para lo malo, está hecho a mi manera. Habrá a quien le gustará y a otros que no, algunos me dicen que suena demasiado limpio, pero era lo que buscaba.
En las letras hay como una cierta añoranza, nostalgia, no se si te ha marcado mucho el cambio de país.
Sí, los argentinos tenemos siempre como algo pendiente, me doy cuenta de ello y no lo puedo evitar, y aunque no lo quiera, siempre termino cayendo en eso. Cuando voy a Argentina veo que va pasando el tiempo y al encontrarme con mis amigos siempre pienso «¿qué sería de mí si viviese aquí?», y eso es lo que te da esa añoranza de mirar hacia atrás. Pero, bueno, allí seguramente también estaría haciendo música. El hecho de estar fuera de tu país te obliga a tener que currártelo mucho más para hacerlo bien, recuerdo estar tocando una vez con Lucas Masciano, íbamos a tocar a un garito, y el dueño nos dice «chicos, hacéis algo demasiado tranquilo, yo necesito fiesta», y fue impresionante, porque ese mismo día nos pusimos a preparar los mismos temas en versiones rápidas. Y me daba cuenta que aquello era fruto de la necesidad, porque pensaba «en Argentina me dicen esto, lo mando a la mierda y me voy», pero queríamos tocar, lo necesitábamos, así que lo hicimos y funcionó.
¿Te arrepientes de haber venido?
No, en absoluto, estoy muy contento, porque no llevo ni diez años aquí y creo que todo lo que he aprendido ha sido un master class, he aprendido mucho, ¡y lo que queda!
Una de las canciones más especiales de este disco es ‘Amuleto’, con una letra de Sergio Makaroff delicada y espléndida, creo que de las mejores que ha escrito, rematada por ti con mucho gusto en la música. ¿Cómo surgió esa colaboración?
Pues… ¡fui a su casa y le robé la letra! No, siempre que voy a casa de Sergio las conversaciones se extienden muchísimo, vas al mediodía y sabes que te irás a las siete o las ocho de la tarde, porque siempre hay que hablar de muchas cosas. Un día le dije que me haría mucha ilusión tener una letra suya en el disco, y me respondió «pero yo hago letras a medida, no tengo ninguna letra escrita. Tú pásame una música y yo le pongo letra». Le comenté que no tenía ninguna música, y me dice «bueno, espera, que algo tengo»; empieza a buscar entre sus papeles y saca la letra de un cajón: «toma, esta para ti», era ‘Amuleto’. En casa, leyendo la letra, vi que yo tenía una canción casi cerrada, le puse esta letra, ¡y entraba perfecta!
Creo que es una de tus favoritas del disco.
Sí, es mi favorita, porque, aparte de que la letra me parece genial, me gusta el aire que tiene la canción, tiene algo mágico, creo que tiene algo especial, como místico, el slide de la guitarra, el reverb…
Cierras el disco con dos temas ajenos, ¿cómo ha sido eso?
Porque ‘Amor así’ es el reflejo del momento en que me estaba mudando a Madrid y con mi pareja manteníamos una relación en la distancia. Era un tema de un colega argentino, de Manu [Manuel Espinosa], y lo habría hecho yo en ese momento de mi vida, por eso la incluí, porque me identifica a mí. El otro tema, ‘El ojal’, que lo canto con Marcelo Champanier, era de la banda de blues que te decía, lo tenía en la cabeza, lo tocaba con aquel grupo, pero nunca lo había cantado, lo tenía incorporado a mi repertorio de la vida, uno de esos temas que son como un hit privado que tienes. Me reencontré con él y lo grabé.
Rara vez pregunto por los títulos de los discos, pero el de este, «Flora, fauna y seres salvajes», no termino de pillarlo…
Creo que todo el tiempo estamos hablando de que el animal es muy salvaje y muy primitivo, pero creo que los más salvajes de la Tierra somo los seres humanos, que somos los más primitivos y el resumen el disco era eso, la flora, la fauna y los seres humanos somos los salvajes.
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