“Paramales”: El desembarco definitivo de Xoel López

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“Xoel siempre ha sido y será un tipo auténtico, que tiene la certeza de componer desde la libertad y no desde la demagogia”

 

Xoel López pone fin a la gira de “Paramales” en Barcelona, donde llenó la sala Apolo. A este fin de fiesta en directo del último disco del gallego acudió Jagoba Estébanez.

 

Xoel López
Sala Apolo, Barcelona
29 de octubre de 2016

 

Texto: JAGOBA ESTÉBANEZ.

 

Anoche Xoel López puso el broche de oro a la gira “Paramales”, y lo hizo nada menos que en Barcelona, en la mítica Apolo y rozando el lleno. Una sala con caché no al alcance de cualquier músico.

Sonando como de costumbre ‘Here comes the sun’ de James Last, a las 21:30 aparecía en escena esa distintiva figura larguirucha con aires sesenteros, pelo canoso y gafas de intelectual. Sobrarían un par de minutos para darse cuenta de que el gallego sopesa con creces esa falta de carisma con su innegable talento. Y es que no todo trata sobre rock stars.

Xoel siempre ha sido y será un tipo auténtico, que tiene la certeza de componer desde la libertad y no desde la demagogia. Le flanqueaban su inseparable Charlie Bautista a los teclados, Miguel Benito a la batería, el polifacético Antonio Pérez a la percusión y Lola García Garrido a los coros, compañera de gira y de vida. En esta ocasión, en vez de Iván González “Chapo”, le acompañó Adrián Bartol al bajo. Los seis lograron que viviéramos una noche mágica e inolvidable, al son de una fusión de ritmos folclóricos venidos de Dios sabe dónde mezclados con pop-rock a la perfección.

La encargada de abrir el show, al igual que el disco homónimo de la gira, fue ‘Patagonia’. Nada mejor que esa cadencia para transportarnos a un mundo onírico y desligar al público de las preocupaciones terrenales. La primera frase de la canción ya revela un Xoel que siempre está pensando en partir, pero que nunca se desata de esa morriña por su ciudad natal, A Coruña. Así lo demostraba en un álbum repleto de faros, golpes de mar, diosas atlánticas, lobos marinos, barcos, óxido o arena mojada. Con los coros de Lola alcanzábamos un estado de REM entre orgías de pingüinos salvajes y la coreada antítesis “todo es igual, pero nada es lo mismo”.

El público despertaba del letargo para mover el esqueleto con ‘Yo solo quería que me llevaras a bailar’, con una magistral lección de Miguel y Antonio a la percusión, junto con Charlie a los teclados. Su inicio nos recuerda a ‘Waterfall’ de los Stone Roses: el músico nunca ha ocultado sus influencias británicas y de nuevo lo hizo enlazando la canción con ‘Ticket to ride’.

 

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Unas mil personas cantaron en gallego en la ciudad condal ‘A serea e o Mariñeiro’, con gran protagonismo de nuevo para los tambores. Un Xoel por enésima vez evocando al mar, irremediable si eres oriundo de una ciudad bañada por el océano Atlántico, y en concreto nacido en un lugar entre la ensenada de San Amaro y Orzán.

 

‘Antídoto’ fue interpretada a la perfección con una entonación y cambios de registro que recordaban al mismísimo Julio Iglesias, haciendo alarde de un gran dominio del canto. Lola fue la encargada de dar el toque pop a la canción con los vientos. Le seguiría ‘Caracoles’, una canción arriesgada de medio tiempo muy marcado, pero necesaria. Un tema lento, sobre amor, que alcanzó su esplendor cuando una diosa atlántica le ayuda al protagonista a volar. En ese momento, al son de los vientos, Xoel nos demuestra que lo que suena no son resquicios de su previa etapa como Deluxe, sino un punto seguido hacia una madura evolución.

 

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Es momento para la esperanza y el frenesí. ‘Un año más’ es un tema potente, con registros muy agudos y con un gran solo de guitarra eléctrica. Con ella llega la pausa de “Paramales”, y vuelve a surcar las aguas del “Atlántico” con el ya convertido en hit ‘Hombre de ninguna parte’. Y el público estalló en júbilo.

Retomó su último elepé con una oda al karma, ‘Todo lo que merezcas’, un baile inevitable al desahogo. Cantado con una desenvoltura tenor lírica magistral, es un pop latino que nos recuerda de nuevo a Julio Iglesias. Para dar paso ‘Yo vi un hombre desaparecer’ se colocó la armónica al cuello. Una autocrítica reconfortante que de nuevo muestra su afán por huir, por escapar lejos. Se apreciaron los dejes folk propios de Lovely Luna (su proyecto paralelo) con su amigo de la infancia Félix Arias. Después, otra vuelta puntual por “Atlántico” con la poética ‘Por el viejo barrio’, una plegaria que supuso una glosa digna de un artista portugués de fado clásico adaptado a los tiempos que corren.

Tras ella llegó ‘Sol de agua’, de corazón acústico con registros que Xoel clava al milímetro. De no ser por lo anterior y los arreglos en el estudio de Ángel Luján, es un tema flojo y apático en directo. De pronto sonaron tambores de guerra, y con ‘Almas del norte’ el público daba fin a su sosiego momentáneo. Un fantástico tema a golpe de pandareta que incitaba a todo bicho viviente a bailar northern soul. ‘Laberinto’ es una fusión de ritmos imposibles que bien podrían recordar a música de circo, o incluso al Bob Dylan de los sesenta con su inicio del espléndido “Blonde on Blonde”. Pero es que Xoel bebe de muchas épocas para manar en una evolución asombrosa.

Volvía a “Atlántico” para quedarse en él por los dos próximos temas. Los asistentes ardieron en llamas con ‘El asaltante de estaciones’, sin duda el apogeo del concierto. Una versión de diez (y de más de diez minutos) interpretada con una furia y un equilibrio extraordinario. Cerré los ojos e imaginaba a Pete Townshend pasándose el largo cable del micrófono de un lado a otro cantando ‘Boris the Spider’ (les invito a descubrir las similitudes entre ambas canciones). Abría los ojos y veía de nuevo al tipo larguirucho convertido en rock star de los setenta, que se tomó el lujo de ponerse al mando de los teclados de Charlie y a la percusión.

El bass acontecía con su famosa ‘Tierra’, que mantuvo al público en éxtasis para continuar con el estilo y los ritmos americanos con ‘Ningún hombre, ningún lugar’. La gente bota alentada por el “eh, eh” de Lola y se olvida por momentos del lugar al que pertenecen. La tercera canción en consonancia fue ‘De piedras y arena mojada’, apoyada por los aplausos de un público muy en la onda con el artista.

La banda abandona el escenario para regresar con una quimera de Lola García: la pareja interpreta a dúo, guitarra en mano, ‘La casa hace ruido cuando no estás’, para acontecer la derradeira, o última canción, que llega haciendo honor a Deluxe. La elegida para terminar en la cima es ‘Historia universal (el amor no es lo que piensas)’.

 

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Tras su etapa de Deluxe, “Paramales” pasará a la historia como la gira con la que Xoel López se volvió a consagrar con un nuevo nombre y un perfeccionamiento hacia estilos indefinibles. Con “Atlántico” ya lo advirtió tímidamente, pero con su último trabajo ha quedado claro que es el desembarco definitivo del gallego. Lo hace pegando un golpe encima de la mesa y tocando el nuevo disco por completo, sin que nadie añorase ahora las canciones previas a su mutación. No vive de las rentas, sino de la constante evolución. Compone libre y toma riesgos, pero su fiel público también le alienta a ello: conoce bien su talento.

 

SETLIST
1. PATAGONIA
2. YO SÓLO QUERÍA QUE ME LLEVARAS A BAILAR
3. A SEREA E O MARIÑEIRO
4. ANTÍDOTO
5. CARACOLES
6. UN AÑO MÁS
7. HOMBRE DE NINGUNA PARTE
8. TODO LO QUE MEREZCAS
9. YO VI UN HOMBRE DESAPARECER
10. POR EL VIEJO BARRIO
11. SOL DE AGUA
12. ALMAS DEL NORTE
13. LABERINTO
14. EL ASALTANTE DE ESTACIONES
15. TIERRA
16. NINGÚN HOMBRE, NINGÚN LUGAR
17. DE PIEDRAS Y ARENA MOJADA
18. LA CASA HACE RUIDO CUANDO NO ESTÁS
19. HISTORIA UNIVERSAL (EL AMOR NO ES LO QUE PIENSAS)

 

 

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