«Ha sido una vida de excesos, abscesos dentales y obsesión por la vida»
De camino a un cuarto disco con su banda, Pájaro, Andrés Herrera sigue creyendo en la necesidad de escribir a golpe de dolor. Eduardo Izquierdo charla con él sobre su carrera, su pasado, compartido con músicos como Silvio, y el disco que se trae entre manos.
Texto: EDUARDO IZQUIERDO.
Fotos: JUAN PÉREZ-FAJARDO.
Nuestro protagonista, Andrés Herrera, Pájaro, no es precisamente de esos artistas que siempre tienen noticias que dar. Nuestro pájaro, a menudo, se mete en el nido y parece desaparecer, aunque los que le conocen aseguran que siempre anda pergeñando algo, por pequeño que sea. Que algunos lo definan como un bon vivant no parece ser excusa para ello. Eso sí, a Pájaro le hacen falta estímulos externos para mantenerse en activo. Y si no, hiberna.
Raúl Fernández, Raulito para los colegas, es el máximo exponente de ello. El encargado de tirar, a menudo, del proyecto. Juntos forman el núcleo de Pájaro, la banda. Aunque de eso ya hablaremos en esta conversación que tenemos a causa de uno de esos acicates externos: la publicación de Pájaro. De Santa Leone a Gran poder (66rpm Ediciones), un libro escrito por Alfred Crespo que recoge la historia del pajarraco y lo que ha supuesto para la música patria esa trilogía de discos perpetrada por un tipo que puede enorgullecerse de haber tocado con Silvio, Pata Negra, Triana o Kiko Veneno, entre muchísimos otros. Con sus claroscuros y sus contradicciones. Ese es Pájaro, y así nos lo encontramos.
¿Cómo te encuentras, Andrés? Leímos por redes que andabas algo pachucho.
Más que pachucho, siento haber nacido de nuevo. Como muchísimas personas, eso me mosquea, que se están yendo al barrio de los secos por problemas vasculares. Tuve la feliz idea de irme a urgencias y allí me dijeron que podría añadir al currículum una trombosis venosa profunda e intensa. Llevo dos meses dedicado a poner mi salud en condiciones y volver a la cancha. Se sufre mucho en el banquillo… Ya he pasado unas horas en el ensayo y en un mes estaré de nuevo en los escenarios.
En lo musical, ¿en qué momento se encuentra Pájaro ahora mismo?
Sinceramente, todo esto nos ha cogido grabando el primer tema del próximo trabajo, que estamos preparando para convertirlo en nuestro cuarto hijo. Estoy trabajando en canciones nuevas, pero sobre todo sacando los pies del plato… aunque sin dejar nuestro sello en música y textos. No es fácil hacer canciones para Pájaro. A veces me pido mucho y rompo muchos papeles. Todo lo que está a nuestro alrededor, menos la tele, influye para que salte la chispa y salga esa canción maravillosa que todos soñamos en hacer.
«No es fácil hacer canciones para Pájaro. A veces me pido mucho y rompo muchos papeles»
Hace unos meses apareció la biografía oral Pájaro. De Santa Leone a Gran poder, escrita por Alfred Crespo. Allí, al final, apuntas quizá a ese nuevo disco de Pájaro. Veo que ya estabais en ello.
Estamos decididos en hacer un cuarto disco, apuntando siempre a componer canciones que nos molen. Da igual si hay que cambiar fórmulas, pero si no vamos a sorprendernos a nosotros primero… estamos en un momento de camaradería y dándonos confianza sobre todo lo que pueda ofrecer a esta banda. Estoy muy ilusionado con este nuevo proyecto.
En el libro te sinceras totalmente. Hablas sin tapujos de drogas, alcohol… ¿Quedó algo en el tintero por contar?
Ahora estoy escuchando Axis: Bold as love [disco de Jimi Hendrix]. ¿Qué quieres que te diga? Harían falta unos cuantos tomos para contar tinteros y plumas que gastaríamos… Ha sido hasta ahora una vida de excesos, abscesos dentales y obsesión por la vida. Joder, lo bueno es acordarse. Eso es lo malo del trasnocheo, te olvidas hasta de haber estado con el puto demonio en los servicios de cualquier garito y otras santas compañas. Siempre hay cosas… que nunca deben saberse.
¿Era tan bestia la escena sevillana que se vislumbra en el libro, o los que estuvisteis allí la habéis mitificado un poco e incluso «macarreado»?
¿Cómo? Lo que se cuenta es pura calderilla… era brutal. Si, en algún momento en este país ha existido la anarquía sin que vinieran a balearnos, como hizo Franco con los mineros asturiano en el 34, fue allí. Hacíamos lo que nos salía de los cojones, literalmente. Mezcla Las Tres Mil Viviendas con gente de universidad e hijos de la burguesía sevillana, y mete un poco de polvo marrón… Ahí te dabas cuenta que lo que nos diferenciaban eran apellidos y pasta, pero al final acabábamos juntos con la mierda que nos unía. Había buen rollito hasta que se acababa la fiesta.
Claramente, eres uno de los pocos supervivientes de aquellos años. Tú mismo dices en un momento del libro que tus amigos ya no están. ¿Cómo crees que has llegado hasta aquí?
Primero por fortuna, y segundo porque era padre de dos hijos y quizás por eso jamás me puse un pico. El ochenta por ciento de mis colegas iban por la vena y si no era sida era hepatitis. Caían como si todo estuviera programado para hacer desaparecer unas cuantas generaciones. Todo está atado, y bien atado que lo dejaron.
Raúl es una figura esencial para tu carrera. Siempre ha estado ahí, pero también descubres que hubo un momento en que todo estuvo a punto de romperse. ¿Cómo fue? ¿Cómo están las cosas ahora?
Mi querido amigo, compañero y mánager. Llevamos treinta años juntos, eso pasa en todas las relaciones. Raúl es pájaro de tierra y yo… no sabría definirme. Gran músico, metódico y gran currante. Fino y elegante. A ver si conoces alguna pareja de la benemérita que dure más que nosotros. Es admiración mutua, y uno es la noche y el otro el día, depende del día que sea. Ahora estamos en la música, he vuelto a ganarme el respeto de mis compañeros con argumentos. La música. Los mosqueos han sido por mis jodidas adicciones, pero me subo encima del toro y me agarro hasta cansarlo y ganarle. El día que me tire, se acabó. Hablo del toro mecánico, claro.
«Ahora toca hacer los temas que aún nos faltan y a mí personalmente me tiene que doler componer»
Parece absurdo preguntar que en ese nuevo disco seguirá Raúl contigo, ¿no?
Si no está Raúl es como si se apaga la luna.
¿Consideras entonces que Sante Leone, He matado al ángel y Gran poder, tus tres discos, forman una trilogía? ¿Eso significa que la das por cerrada y lo que salga a partir de ahora hay que interpretarlo en otro sentido?
No, si hacemos otro disco que vuelva abrir nuestras entrañas y las de los demás. Habrá los que la salud nos deje. Nosotros hacemos música como las abejas miel. Lo que hagamos y publiquemos será porque nos parece bueno y claro. En eso estamos.
A la hora de grabar, te tomas las cosas con calma. ¿Por qué? Tus seguidores esperan tus discos como agua de mayo.
Como te dije antes, no es nada fácil hacer discos en esta banda. Mis ideas y creaciones pasan por los filtros inteligentes de Paco Lamato y Raúl Fernández. Ahora toca hacer los temas que aún nos faltan y a mí personalmente me tiene que doler componer. Esto es cirugía vascular, directo al corazón y sobre todo al alma.
No puedo dejar de preguntarte, antes de acabar, por la figura de Silvio. Actualmente es alguien respetado y reivindicado, pero como casi siempre, ese reconocimiento llega algo tarde. ¿Qué opinas del tema?
Recuerdo ver gente cruzarse de acera con Silvio. Algún espontáneo de «tajá», de esos que con tres cubatas y unas cuantas chuches de nariz enaltecen una amistad de dos minutos, invitándolo a copas y provocando para que Silvio soltara o cantara alguna genialidad. Dos días después iba con su «señora» por Virgen de Luján y no lo conocía… Este país te mata cuando estás vivo y te santifica cuando te vas al otro lado. A los artistas dáselo en vida, con jamón, solomillos y principalmente respeto. Ahora todos fueron amigos del maestro. Me quedo con Cervantes hablando de Clavileño, este gran inventor de la novela supo definir la falsedad y la amistad entre locos y bebedores de licor. ¡Vivan Silvio y su cuñado! Sigo escuchando Axis…