«Si musicalmente es un trabajo impecable, a nivel lírico no resulta menos impactante. Osbourne continua jugando al diablo, como se le supone que tiene que hacer, atacando a la religión organizada e incluso haciendo apología de la eutanasia»
Juanjo Ordás nos introduce a «Scream», la nueva producción del diabólico Ozyy Osburne, que sin llegar a alcanzar las cotas de antaño, mantiene alto su propio nivel.
Texto: JUANJO ORDÁS.
Es una gran noticia que un artista de 61 años siga sorprendiendo a sus fans, especialmente en un género muchas veces acomodaticio como el metal. El caso es que parece que a Ozzy Osbourne combinar su faceta de estrella mediática con la de figura rockera mitológica –que nadie se olvide de Black Sabbath– le obliga tanto a mantenerse en primera línea de actualidad como fiel a sus principios.
No hablamos de Bowie precisamente, pero Osbourne siempre se ha ocupado de reinventarse musicalmente. Sus primeros discos en solitario le alejaron de su etapa en Black Sabbath, en los ochenta supo continuar dando con producciones rockeras sin caer en demasiados tópicos y en los noventa vivió una segunda juventud gracias al famoso “No more tears” y alcanzó la madurez con el soberbio “Ozzmosis”, el disco ideal para que los oyentes más maduros presten atención al inglés.
Los 2000 fueron un poco más complicados aunque su programa de televisión elevó su popularidad. Se trató de acercar a los sonidos guitarreros más modernos con el simplemente correcto “Down to earth”, grabó un disco de versiones que no merecía más de una escucha y para colmo sus dos primeras obras se reeditaron sustituyendo las pistas grabadas por la base rítmica original por las registradas por otros músicos con los que no había problemas legales de por medio. Terrible idea que en breve será subsanada por una nueva reedición deluxe que respetará los originales.
Sin embargo, la simpatía que este hombre despierta es sencillamente gigantesca. Volvió a contar con Zakk Wylde, uno de sus mejores guitarristas, como escudero en el estudio y grabó “Black rain”, un buen disco. Sin embargo, tras el tour pertinente volvió a prescindir del salvaje Wylde debido a los problemas de este con el alcohol y reclutó al joven Gus G. para hacerse cargo de las seis cuerdas.
Ahora, está de regreso con “Scream”, un trabajo que aúna el metal más clásico con el más moderno. Las nuevas canciones remiten a los cambios de tempo de Black Sabbath (‘Soul sucker’), a los guitarrazos de última generación (‘Diggin’ me down’), e incluso se deja influir vocalmente por el rap (‘Let it die’). Sin embargo, lo más sorprendente es el acercamiento al estilo de los Led Zeppelin más acústicos en ‘Time’.
Si musicalmente es un trabajo impecable, a nivel lírico no resulta menos impactante. Osbourne continua jugando al diablo, como se le supone que tiene que hacer, atacando a la religión organizada e incluso haciendo apología de la eutanasia. Sí, desempeña el papel que se espera de él pero no deja de ser valiente el hecho de que una celebridad de su nivel se pronuncie respecto a determinados temas. ¿Cuántos, más comprometidos, callan desde sus cómodas residencias?
“Scream” no atraerá a aquellos que jamás hayan disfrutado del currículum musical de Ozzy en solitario, pero si satisfará a sus fieles y captará nuevos jóvenes adeptos gracias a un single tan espectacular como ‘Let me hear you scream’.