“De repente se te ocurre una frase que te gusta y que te abre una especie de puerta, y luego solo tienes que ir tirando del hilo. A veces el hilo se enmaraña, se enrosca y se anuda, pero en esos casos tienes que echarle paciencia y ya se irá soltando él solito”
Comenzó sin pretensiones, pero poco a poco se ha hecho con una colección de canciones que va grabando cuando Siniestro Total le deja tiempo libre. El bajista vigués acaba de publicar su tercer disco, “Burro”, sobre el que charla con Eduardo Izquierdo.
Texto: EDUARDO IZQUIERDO.
Desde 2001 es bajista titular de Siniestro Total, aunque no es esa la razón por la que nos pusimos en contacto con Óscar Avendaño. La excusa era la salida del nuevo disco que firma con su nombre, tercero ya tras un EP de debut de título homónimo y el espléndido “Demasiado oro”. El de Vigo es un músico experimentado, que tiene claro lo que quiere y que deja que con este proyecto surjan sus inclinaciones por la música de raíces norteamericanas y el rock patrio de tinte más clásico. Empezamos a hablar con él sobre el cambio de nombre de la banda que lo acompaña.
En primer lugar, háblame del paso de Los Profesionales a Reposado. Es algo que nos ha sorprendido.
En principio fue una cuestión económica: tres tíos consumen menos que cinco. Después resultó que nos sentimos cómodos y empezaron a salir temas que funcionaban bien en ese formato hasta que, poco a poco y casi sin plantearlo, terminamos con un disco grabado. Cosas que pasan. Lo cual no quiere decir que Los Profesionales estén muertos y enterrados… cualquier día los retomamos y tocamos, o grabamos, o lo que haga falta. Avisados estáis.
¿Por qué titular al disco “Burro”?
El titulo fue una idea de la diseñadora, Tamara Roca. Al principio nos descolocó un poco, pero poco a poco fue molando cada vez más… y es que, lo veas por donde lo veas, mola: es un título que evoca directamente el campo, el monte, y el disco tiene mucho de rural. Además, si piensas en cualquier otra acepción de la palabra, sigue molando. Y ya como bola extra, a mí me recuerda a los Flying Burrito Brothers. ¿Qué más se le puede pedir?
Has incluido una versión ralentizada del ‘Fortunate son’ de John Fogerty. ¿Cómo surgió esa idea?
Fue en el local, de un modo casi espontáneo. Empecé a tocarla así, arrastrada, y ellos me siguieron. Y resultó que quedaba muy bien… lenta y arrastrada, sí, pero muy potente, muy bestia, y que se aparta lo suficiente de la versión original como para que tenga sentido grabarla. Además, creo que una versión siempre sirve para orientar al posible oyente de qué se puede encontrar en el resto del disco.
En la hoja de promo dan la cara por ti gente como Hendrik Röver, Julián Hernández o Josele Santiago, ¿da vértigo?
No. Somos amigos y nos dedicamos todos a lo mismo, ¿por qué iba a darlo? Si el disco no les hubiese gustado no hubieran dado la cara, de eso estoy seguro. Creo que podría dar vértigo pedirle a estos tres que hablasen bien del disco si este fuese una mierda, pero es que a mí me parece un disco cojonudo.
Después de tres discos, podemos considerar esto ya un proyecto más que sólido, ¿no?
Yo creo que sí. No sabría decirte qué finalidad tiene, pero sí que va a tener continuidad. Hago muchas canciones y algo habrá que hacer con ellas.
Ya que hemos hablado de Hendrik, ¿qué ha aportado él a la grabación, y qué te ha aportado grabar en Guitar Town?
Hendrik ha aportado muchas cosas al disco: ha grabado guitarras, slides, steels, pianos, coros… pero te diría que ha aportado algo mucho más importante: sabiduría. Tanto como ingeniero de sonido (eso de poner micros en los lugares adecuados y tal) como en su papel de productor, ayudando a que cada canción crezca un poquito más en el estudio, matizando detalles, buscando la sonoridad adecuada para cada caso. Y el estudio, Guitar Town, es una extensión del propio Hendrik, con todo lo que eso conlleva.
¿Sientes que gracias a ese hecho habéis apostado más por las guitarras?
No exactamente. Al no tener un teclista en la banda, el disco ya iba a ser así: guitarras, armónicas, bajo y batería. Lo que sí creo es que gracias a él las guitarras suenan mucho mejor (y todo lo demás también, la verdad).
Tus discos cada vez tienen más canciones, ¿por qué?
Bueno, mi primer disco tenía solo siete temas, el segundo diez… En esta ocasión han sido doce, que eran los que había. De todos modos, doce me parece un número de canciones perfecto para un álbum. No sé por qué, pero siempre me lo ha parecido. Trece son demasiadas, ¿no?
En el álbum hay de todo: folk, country, blues… ¿No te pones límites?
No. ¿Para qué? Los límites ya aparecen solos cuando haces un tema que no funciona por el motivo que sea, porque no consigues hacerlo sonar bien, o que no encaja en el conjunto. Pero si todo va bien, ¿para qué autolimitarse?
Háblame de tu manera de componer. ¿Cómo escribes las letras?
Tarareando. De repente se te ocurre una frase que te gusta y que te abre una especie de puerta, y luego solo tienes que ir tirando del hilo. A veces el hilo se enmaraña, se enrosca y se anuda, pero en esos casos tienes que echarle paciencia y ya se irá soltando él solito. Al final tienes la letra acabada y, al leerla, te sorprendes leyendo frases que no crees que sean tuyas.
Cuando te sientas a escribir, ¿partes de una idea preconcebida?
Jamás. La canción me va llevando ella solita hacia donde quiere. Además, nunca me siento a escribir, las letras me salen mientras toco, o por la calle, o cuando estoy en la cama justo antes de quedarme dormido. La verdad es que si me siento a escribir nunca sale nada.
¿Cómo compaginas este proyecto con Siniestro Total?
Pues es que las canciones salen solas, tenga en mente hacer algo con ellas o no. Ya la parte de grabar, editar y tocar es más complicada: lo hago cuando Siniestro me deja tiempo, y eso nunca se sabe cuándo va a ser. Pero por algún motivo no puedo evitar hacerlo.
¿Me explicas como empezó todo esto?
Sin ninguna pretensión. Empecé grabando canciones en mi casa, yo solo. Las iba subiendo a un Myspace de aquellos. Empezaron a tener un moderadísimo público al que le gustaban y sin darme cuenta me vi tocando con Individuos, que me hacían de banda de acompañamiento. Ellos se bautizaron a sí mismos como Los Profesionales, y hasta aquí… sin pretenderlo.
¿Hacia dónde va el proyecto?
Pues no lo sé, no hay un objetivo claro. ¿A ti te gusta el disco? Si es que sí, este era el objetivo que teníamos hasta ahora. A partir de aquí habrá que ir pensando en grabar otra vez, cuando haya canciones suficientes (algunas ya hay) y ver si te sigue gustando. También habría que pensar en hacer conciertos y que el público los disfrute. ¿Qué otro objetivo podríamos tener a estas alturas?
¿Vas a hacer gira de presentación esta vez?
Voy a intentarlo, pero no es fácil. Yo estoy muy liado con Siniestro, Mauro lo está con The Soul Jacket (cosa que hay que celebrar) y Andrés también lo está con mil cosas a la vez, como todo músico vigués que se precie. Pero desde luego, queremos intentarlo y estamos en ello. A ver qué sucede.