Operación Rescate: «Love you live», de The Rolling Stones

Autor:

Operación Rescate:The Rolling Stones

The Rolling Stones
Love you live
ATLANTIC RECORDS, 1977

 

Texto: JUANJO ORDÁS.

 

Love you live, el disco más crudo, visceral y animal de los Rolling Stones, así de claro. Grabado entre 1975 y 1977 en las ciudades de París y Toronto (y alguna fecha más extraoficial), este doble en directo –con portada de Andy Warhol– se registró durante una época realmente turbulenta que quedaría plasmada en canciones que más que canciones son convulsiones de puro rock and roll.

Keith Richards vivía como un verdadero forajido internacional, sumido en una nube tóxica con las autoridades de medio mundo acechándole desde la atalaya de la hipocresía. No obstante, el guitarrista se las arregló para mantener el tipo, derrochar energía en escena y comandar la banda junto al Mick Jagger más carismático y explosivo que jamás conocería el grupo.

El último lanzamiento de los Stones había sido Black and blue, un muy buen disco incomprendido en su época, que en algunos de sus cortes suponía el estreno del ex Faces Ron Wood como nuevo guitarra solista oficial. Pero Love you live no recoge exactamente un concierto de presentación de Black and blue, sino que combina piezas grabadas en París con motivo de la gira del disco con cuatro temas registrados en El Mocambo, un pequeño club de Toronto. Así pues, piezas entonces novedosas como la hermosa “Hand of fate” o clásicos como “Angie” fueron apartados del minutaje final a cambio de una propina de peso, pues los temas de Didley, Dixon y Berry grabados en el citado club eran incendiarios, con los Stones combustionando de nuevo ante una pequeña audiencia.

Según comienza el disco con “Honky tonk woman” es fácil percibir que la suavidad no va a formar parte del concierto, que Charlie Watts está dispuesto a derrumbar los cimientos de la capital francesa y que Jagger se paseará bailando sobre las ruinas con arrogancia y violencia, dejando a un lado la melodía para escupir su fraseo vocal con furia. Richards derrite su amplificador con agresividad animal, con pura distorsión poniendo banda sonora a una celebración musical que Wood adorna con hermosos punteos a modo de recién adquirido galón Stone. Electricidad rematada por el bajo del discreto Bill Wymann y por el apoyo desde la trinchera del piano de Ian Stewart, el teclado de Billy Preston y la percusión de Ollie Brown, cubriendo los frentes en una batalla ganada mediante el buen hacer de sus satánicas majestades.

“If you can’t rock me” (¡descontrolado Jagger!), “Happy” (¡agresivo Richards!), “Brown sugar” (¡con Wood tomando el control de todos los solos en un tour en el que no había saxo!), clásicos atemporales, semiclásicos gloriosos, todos ellos pertenecientes a la entonces reciente independencia autoral de los Stones, nada de temas cuyos derechos no les pertenecieran de pleno (no, no está “Satisfaction”) a cambio de relucientes piedras preciosas como “It’s only rock and roll” o “Jumpin’ Jack Flash”, perfectamente aseadas por la mano de hasta tres ingenieros de categoría (Keith Harwood, Ron Nevison y Eddie Kramer), profesionales supervisados por los capos para lograr un sonido excelente, un estéreo perfectamente mezclado que permite que las guitarras de Richards y Wood se escuchen de forma nítida por cada canal, de modo que se puedan diferenciar y disfrutar de su estilo entrelazado, lanzándose punteos y rítmicas con su inimitable estilo.

El punk del 77 debió temblar ante la gran forma física de los ingleses, valientes caballeros que plantarían definitivamente cara al joven movimiento con su siguiente obra maestra, Some girls.

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