Operación Rescate: Varios (Šarlo Akrobata, Električni Orgazam e Idoli)

Autor:

Varios (Šarlo Akrobata, Električni Orgazam e Idoli)
«Paket aranžman»
JUGOTON, 1980


Texto: CÉSAR CAMPOY.


Se cumplen treinta años de la publicación del LP “Paket aranžman”, mítica entre las míticas grabaciones en la historia de la música moderna yugoslava, por varias razones; entre ellas, porque junto a otras dos compilaciones, “Novi punk val” (lo mejorcito del underground esloveno y croata de finales de los 70) y “Artistička radna akcija” (sucesora de nuestro protagonista), integra uno de los tres pilares de la interesantísima adaptación que de la new wave se efectuó en el país balcánico, y, sin ir más lejos, porque a través de once pistas ya históricas reunió a tres bandas, por entonces emergentes, que representaban dignísimamente la poderosa explosión musical (por ende, cultural) que se vivía, en aquel momento, en la capital del Estado, Belgrado. Todo ello, bajo el paraguas de otro símbolo incuestionable de la historia musical de Yugoslavia, el sello Jugoton. De esta manera, Šarlo Akrobata, Električni Orgazam e Idoli protagonizaron uno de los vinilos más influyentes de los sonidos modernos de aquel país; un país que por entonces, y bajo el signo del socialismo federativo de un Tito que acababa de fallecer, todavía bailaba unido.

Precisamente, si algo caracterizó la política cultural yugoslava desde mediados de los 60 fue su incontestable grado de libertad creativa, en comparación con la desarrollada en la mayoría de los países del bloque del Este (del cual el mismísimo Mariscal mantuvo alejada a Yugoslavia). Una permisividad “controlada”, que, en ocasiones, incluso llegó a mirar para otro lado cuando desde las nuevas hornadas musicales se ponía en duda tótems otrora intocables. Porque este movimiento, que nació con una clara motivación anti-sistema, llegó a contar con el apoyo de las organizaciones juveniles comunistas.
Considerado por la crítica como el segundo mejor álbum de todos los tiempos grabado en Yugoslavia, “Paket aranžman” sigue oliendo, hoy en día, a desparpajo, a osadía juvenil que buscaba demostrar que en el corazón de un estado totalitario también sonaban (y de qué manera) acordes de nueva ola, eso sí, pasados por el siempre peculiar tamiz balcánico.

Šarlo Akrobata, el grupo liderado por Milan Mladenović (que poco tiempo después fundó la banda de culto Ekatarina Velika), contribuyó con cuatro temas: ‘Ona se budi’, ‘Oko moje glave’, ‘Mali čovek’ y ‘Niko kao ja’ (toda una declaración: “nadie como yo”). Sí, la juventud yugoslava sabía, de buena mano, quiénes eran XTC, PIL o Joy Division. Šarlo Akrobata acababa de nacer y ya se consolidaba como un referente ineludible. Los cuatro cortes que incluye “Paket aranžman” son sus cuatro primeras grabaciones, y representan una muestra incuestionable de buen hacer. Pocos meses después, el grupo editó un LP, llegó a telonear a Gang of Four y acabó separándose. Mientras Milan se consagraba con Ekatarina Velika, otro de los miembros de la formación, Dušan Kojić, lo haría con Disciplina Kičme.

También los tremendamente enérgicos ‘Krokodili dolaze’, ‘Zlatni papagaj’ y ‘Vi’ forman parte de la primera cosecha de Električni Orgazam. Afortunadamente, la formación de Srđan Gojković siguió dando buena cuenta de su brillantez interpretativa muchos años más, aunque lo realmente destacable de su archivo tiene que ver con lo grabado en aquellos primeros 80. Tras la sugerente tarjeta de presentación brindada en “Paket aranžman”, llegarían perlas como ‘Dokolica’ u ‘Odelo’.

Completaban este “contrato global”, Idoli, que se desmarcaban con ‘Schwüle über Europa’, ‘Plastika’, ‘Maljčiki’ y ‘Amerika’. Hablar de Idoli, en Serbia y buena parte de la ex Yugoslavia, es hacerlo de una de las bandas que más influyeron en generaciones posteriores de músicos. Mucho menos sofisticados, por ejemplo, que Šarlo Akrobata, eso sí, demostraron poseer una visión lúcidamente irónica, tanto del arte como de la realidad que les rodeaba. La mayoría de su legado (cuatro LPs, tras “Paket aranžman”, hasta que la banda se separó en 1985) es recomendable casi en su totalidad. ¿Una prueba? Ya hemos apuntado que “Paket aranžman” está considerado, por la crítica balcánica, como el segundo mejor disco grabado en Yugoslavia. ¿Saben qué vinilo encabeza la lista? El deslumbrante “Odbrana i poslednji dani” editado en 1982 por… Idoli.

Tanto “Paket aranžman” como todo lo que representaba, caló hondo, tanto en la mocedad, como en infinidad de nuevos medios de comunicación emergentes. Incluso buena parte del aparato propagandístico del régimen se hizo eco del efecto huracanado de la Nueva Ola yugoslava. Hoy en día no resulta nada complicado encontrar en la Red infinidad de clips y actuaciones televisivas de las numerosas formaciones que surgieron en aquellos años: de Prljavo Kazalište a Film, pasando por Haustor o Buldožer. Es más, incluso tótems del rock yugoslavo de la época como los Bijelo Dugme de Goran Bregović no pudieron evitar la tentación (sentida o interesada, ése es otro debate) de dejarse llevar por esa nueva escena new wave tan asociada a la escena punk nacional. Bijelo Dugme, precisamente, registró, en 1981, el nuevaolero “Doživjeti stotu”. Que el mismísimo Bregović (observador experto en conocer las posibilidades comerciales de cualquier producto) se encargara, por primera vez, de la producción de un vinilo del mítico grupo no es una coincidencia. Piezas como «Ha ha ha» y «Tramvaj kreće (ili kako biti heroj u ova šugava vremena)» son una buena muestra. El, años después, más popular representante internacional de los sonidos balcánicos llegó a ser criticado por ciertos sectores que lo tildaron de oportunista.

Lo bien cierto es que algunas de aquellas bandas que marcaron una auténtica edad de oro en la historia de la música moderna yugoslava, como era de prever, se han apuntado a la mundialmente célebre moda del «remember», y vuelven a subirse a los escenarios con algunos años de más. Otras, incluso durante las guerras yugoslavas, nunca se bajaron de ellos. La mayoría de ellas, al menos, consiguieron aglutinar el descontento de una juventud hastiada a la que le tocó vivir una época repleta de inestabilidad económica y continuos terremotos políticos, y dotarla de una energía salvaje que, hoy en día, sigue emanando de los muros de recintos míticos como el SKC belgradense.



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