Operación rescate: Radio Futura

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«Ahí queda, casi como un prólogo a su carrera, ‘Música moderna’, un disco que en su día resultó radicalmente novedoso y sorprendente en el anquilosado panorama pop local, el que estaba por cambiar»

Radio Futura
«Música moderna»
HISPAVOX, 1980

 

Texto: JUAN PUCHADES.

 

La historia del pop español es como una vieja puta chismosa con tendencia a la mentira y, lo que no se sabe si es peor, la vagancia: los lugares comunes se dan por buenos y así vamos trazando renglones torcidos que, poco a poco, de tanto reescribirlos acaban por enderezarse y se tornan verdades incuestionables. Cansado está uno de leer que «Música moderna», el primer elepé de Radio Futura, es una obra fallida. Y no, caballero, mire usted, «Música moderna» es el disco más innovador de su periodo, el que estrenaba la década de los ochenta. Y tampoco es ese disco tontorrón que parece limitarse a ‘Enamorado de la moda juvenil’ (por cierto, a ver si alguien sitúa esa canción en su tiempo y comprende su significado real, más allá de lo lineal de sus versos). Para nada. Allí hay intención, canciones de calado, canciones urgentes y canciones muy densas. Radio Futura, en aquel momento y en aquel vinilo, estaba reivindicando, a su manera pero sin complejos, el legado vanguardista del pop internacional de los años setenta: de T Rex, David Bowie, Roxy Music o Brian Eno hasta llegar a Talking Heads. En ese disco, sin ninguna duda, se estaba asentando una nueva forma de pop español.

Hacia 2004, en la sede de la SGAE madrileña se presentaba en rueda de prensa una antología de Radio Futura con los tres componentes del grupo sobre el escenario, los que quedarían tras ese primer disco. Sentado en primera fila, y siendo consciente de que «Música moderna» quedaba fuera de la antología, pregunté por él y sobre el porqué de que siempre fuera ignorado, cuando me parecía totalmente reivindicable y en absoluto vergonzoso. Enrique Sierra y los dos Auserón se removieron en sus sillas, sonrieron levemente y asintieron con sus cabezas… Santiago respondió: asumía como propio (del grupo) aquel disco, lo defendía y reivindicaba, pero entendiendo que pertenecía a un capítulo distinto al que se abriría con ‘La estatua del jardín botánico’, con ellos tres como únicos directores del proyecto. Imagino que razón no le faltaba (a Auserón casi nunca le falta).

Pero aquella obra, pese a no cumplir al cien por cien con las expectativas sonoras que tenían en la cabeza (o con las que soñaban), sí que refleja el espíritu rompedor, innovador y a la vez manifiestamente popular (por pop y por querer acercarse a diferentes públicos) que alentó a los segundos Radio Futura. Los que, sí, nacieron con ‘La estatua’, cuando reconvertidos en trío (Enrique Sierra y Santiago y Luis Auserón, además del batería Solrac) comenzaron a construir un sonido totalmente nuevo, al que ya cuesta encontrarle referentes en la música internacional: las enseñanzas las habían metabolizado de tal modo que lo que pusieron sobre el tapete era algo único, inédito. En ese instante, con el nuevo repertorio y las nuevas intenciones se distanciaron de todos sus contemporáneos. Pero ahí queda, casi como un prólogo a su carrera, «Música moderna», un disco que en su día resultó radicalmente novedoso y sorprendente en el anquilosado panorama pop local, el que estaba por cambiar.

Aquellos Radio Futura, con Herminio Molero poniendo sus teclados de juguetería por aquí y por allá en convivencia con las duras guitarras de Enrique Sierra y la voz, algo aguda y de pato (la juventud tiene estas cosas), de Santiago Auserón (aunque Javier Pérez Grueso también incluyó voces solistas) dejó piezas de pop tan redondas y efervescentes como la versión del ‘Ballrooms of mars’ (retitulada ‘Divina’) de Marc Bolan, la mencionada ‘Enamorado de la moda juvenil’ (todo un anuncio de los tiempos que venían, y en la que uno cree ver, pese a la firma colectiva, la mano visionaria de Santiago en el texto) o ‘Trepidación’ pero, también y sobre todo, canciones oscuras y espesas, con un sonido (y unas letras) que nunca se había oído por aquí y que estaba alejado del que facturaban los demás grupos de la nueva ola española (solo Zombies podían estar próximos a ellos en cuanto a investigación sonora) como ‘Cinco semanas en globo’ (el relato de un «viaje» químico, ni más ni menos), ‘Zombi’ (maravillosa y algo reggae), ‘Jarama’, ‘Regreso a las minas del rey Salomón’ (el machismo encontrándose con la nueva condición de la mujer), ‘Muchachita’ (que ya tenía edad para tomar su «primera píldora rosa») o ‘La máquina’ (música vanguardista ¡para temática juvenil y barrial!). Temas que definen al grueso del elepé y deberían modificar esa percepción de asunto intrascendente que parece haberle caído encima cual pesada losa.

Así que no, que no nos cuenten cuentos, los primeros Radio Futura no fue ese grupo de colores que nos han hecho creer, hubo mucho más detrás, mucha vocación rompedora, mucho y buen poso musical.

NOTA: Obviamente, este breve y modesto recuerdo de «Música moderna» está dedicado a la memoria de Enrique Sierra.

Anterior entrega de Operación rescate: Ariel Rot.

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