Operación Rescate: Elefantes

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Operación Rescate: Elefantes

Elefantes
El hombre pez
AZ RECORDS, 1998

 

Texto: JUANJO ORDÁS.

 

 

Antes de que dar el salto a primera división con un par de brillantes discos y posteriormente caer en la disolución tras olvidables propuestas, Elefantes fueron un grupo «underground» que aportó un excelente primer disco al panorama español.

De procedencia catalana, el grupo formado por el carismático vocalista Shuarma, el guitarrista Hugo, el bajista Julio Cascán y el batería Jordi Ramiro dieron forma a un debut (únicamente precedido por un EP de pobre difusión) explosivo que bautizaron El hombre pez. Pop, puro pop inglés rico en suculentas y tímidas especias ibéricas, componentes aquí simplemente esbozados que acabarían por desembocar en sus dos discos fundamentales: Azul (EMI, 2000) y La forma de mover tus manos (EMI, 2003). Pero El hombre pez no fue solo la lanzadera o caldo de cultivo para futuros trabajos, sino que se trató de un álbum con personalidad propia, plagado de muy buenos temas.

En el debe habría que apuntar el descaro con que fagocitaron a los Suede de Brett Anderson y Bernard Butler, tomando su sonido en un intento de engullir con esmero la influencia del grupo británico. Y bien, no se puede que decir que lo consiguieran del todo (de ahí precisamente el descaro) aunque como experimento el efecto fue afortunado. Guitarras inglesas conviven con melodías entre España e Inglaterra en una bonita mezcolanza que produjo notables canciones pop como «El cielo se va» o el divertido tema titular.

Iniciar el álbum con un corte tan oscuro y torturado como «Más que tú a yo» fue una apuesta valiente, pues la progresiva canción juega con arrebatos y crescendos emocionales que poco van a tener que ver con la luminosidad del resto del disco. De hecho, tan solo podría hermanarse con la melancólica «No quieras más», una pieza pop tremenda, desolada pero absolutamente imprescindible, siendo el mejor tema de toda la colección. No obstante, el nivel es alto, ningún tema baja del aprobado y son varios los que se elevan al notable. «Y sin respirar» sería un nexo de unión entre la oscuridad inicial y el resto de las canciones bastante más luminosas, un claroscuro pop que quizá habría tenido más sentido como segundo corte pero que situado hacia el meridiano de la grabación nos recuerda que Elefantes eran un grupo de contrastes. Cierto es que hablamos de un disco debut, un tanto dislocado («El payaso», «El pez II») pero atrevido precisamente por ello, por ser un muestrario de las ricas tonalidades con las que la banda jugaría en el futuro.

La producción, absolutamente apagada, dirigida por la propia banda, perjudicada por su inexperiencia pero aporta una inocencia fundamental a la hora de encarar el inicio de una carrera. Para el recuerdo este muestrario de emociones sosegadas, altivas y dinámicas, el primer paso de una banda que reinó para desaparecer.

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