«El grunge ya estaba roto y se editó el único disco que importa de todo el movimiento. Y no lo firmó Nirvana, ni tampoco Alice In Chains o Pearl Jam. No. Lo firmaron Screaming Tree»
Screaming Trees
“Dust”
EPIC, 1996
Texto: JUANJO ORDÁS.
Era 1996, el grunge ya estaba roto y se editó el único disco que importa de todo el movimiento. Y no lo firmó Nirvana, ni tampoco Alice In Chains o Pearl Jam. No. Lo firmaron Screaming Trees, los que en popularidad se habían mantenido en la segunda división del mercado. Puede parecer exagerado decir que “Dust” es superior a “Nevermind”, al final es una cuestión subjetiva, pero como obra es la más rica jamás parida por ninguna banda del rock alternativo de principios de los noventa, casi como si hubiera madurado año tras año en la consciencia colectiva hasta que finalmente fuera grabada. Porque “Dust” miraba hacia fuera en lugar de hacia dentro, porque aireaba una estancia que olía a camisas de cuadros raídas, vaqueros desgastados y a cerrado. No traicionaba al lugar de donde venía, pero su actitud era la de un renacer espiritual después de la grisa adolescencia.
Definitivamente, esto era un grunge adulto que incluso oteaba con otros ojos la herencia norteamericana. ‘Look at you’ y ‘Sworn and broken’ son dos grandes ejemplos de baladas clásicas propias de esa tradición, ¿qué decir de un título como ‘Gospel plow’? Se puede afirmar que “Dust” es el disco con el que el grunge ve la luz, pero literalmente, porque posee una luminosidad hasta entonces inédita para esa generación. Son dos apuntes, pero apuntes de mucho peso en la estructura del disco. Mar Lanegan tenía –y si sigue teniendo– mucho de chamán estático en busca de dios sabe qué o de a saber qué dios. También había un himno propio de coetáneos titulado ‘Witness’ que una vez más empujaba hacia delante y apuraba hasta donde la comercialidad empezaba a amenazar con acabar con el prestigio, e incluso se adivinaban dibujos de Led Zeppelin en ‘Halo of ashes’ y ‘Dying days’.
Curiosamente, “Dust” no encumbró a Screaming Trees ante las masas. Tal vez pertenecían a una era que ya había acabado aunque ellos fueran el futuro y no todos lo vieran. Pero el disco sigue aquí y año tras año parece ganar en grandeza, se desmarca solo de cualquier grupo generacional y suena clásico, algo que no se puede decir de muchos discos de otros nombres más conocidos.
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Anterior entrega de Operación rescate: The spaghetti incident?”, de Guns N’ Roses.