«Apoyado en un certero lanzamiento, volvió a ponerlos en el disparadero y vendió la brutal cantidad de 700.000 copias en tan solo unos meses. Una cifra entonces altísima, hoy inimaginable»
Dúo Dinámico
«20 éxitos de oro»
EMI, 1980
Texto: JUAN PUCHADES.
Sustentado sobre nada y entendido exclusivamente como un género comercial, prácticamente de usar y tirar, el pop español de las décadas de los sesenta y setenta fue escribiéndose sobre cientos de metafóricos cadáveres: los de músicos y canciones que lograron sobrevivir una, dos o tres temporadas y que fueron reciclados en el gusto del público por nuevos candidatos a cadáveres, nuevos nombres, nuevas canciones. Apoyado en el single, en la canción de éxito, y sin un público que entendiera el pop más que como mero entretenimiento, la imposibilidad de mantener carreras regulares fue la constante. Cantautores al margen (y especialmente los vinculados a la cançò) solo unos cuantos lograron sobrevivir a tal situación, entre ellos los pioneros Miguel Ríos y el Dúo Dinámico. Miguel lo logró a base de tenacidad, de pelear por su libertad, aunque ello le supuso tener que pasar etapas oscuras en las que perdió al que había sido su público natural. El caso del Dúo fue distinto, pues lograron mantener, sorpresivamente, a una buena base de seguidores (probablemente «seguidoras») y, además, eran unos grandes compositores que podían nutrir de canciones a otros artistas o, incluso, dedicarse a la producción. Ello les permitió permanecer en el baile, aunque no fuera en el centro de la pista.
Pero, en 1980, Manuel de la Calva y Ramón Arcusa, de 43 y 44 años, respectivamente, no eran más que un recuerdo camp, mero alimento para la nostalgia: habían roto la pareja artística en 1972 para, seis años después, reaparecer tímidamente. Sin embargo, la compañía EMI tuvo la brillante idea, en ese año en el que arrancaba la década que iba a modificar la historia y los patrones del pop español, de lanzar este «20 éxitos de oro» que, apoyado en un certero lanzamiento, volvió a ponerlos en el disparadero y vendió la brutal cantidad de 700.000 copias en tan solo unos meses. Una cifra entonces altísima, hoy inimaginable.
A mis quince años quedé maravillado ante aquel disco prodigioso (sí, interesado por los orígenes del pop español, fui una de las 700.000 personas que se acercaron a una tienda a comprarlo), en el que se tuvo el cuidado de incluir la fecha de cada canción e incluso una funda interior con las letras de estas, todo un lujo por comparación con los descuidados dislates discográficos de aquellos años en la industria nacional. Hoy, treinta y dos años después, y conociendo bien su obra (pero, ay, sin encontrar nunca el tiempo necesario para profundizar con el necesario rigor y profundidad en ella), sigue cortándome el aliento esta vibrante selección que agrupa grabaciones que van de 1959 (‘Rogar’) a 1966 (‘Amor amargo’ y ‘Como ayer’) y en la que se descubre el cuidado puesto siempre en los juegos vocales, los arreglos y las producciones de sus grabaciones, muchas de ellas registradas «en directo» en el estudio: poniendo la voz al tiempo que grababa un grupo eléctrico y una orquesta, y si algo salía mal, todos a repetir la toma. Pero, de cualquier modo, lo más singular es comprobar que si en sus primeros años tuvieron que registrar, como todos en aquel tiempo, versiones de temas foráneos, son precisamente los propios los que más destacan, dejando en nada a esas otras versiones. ¿Que cuáles son esas canciones tan formidables surgidas del ingenio de Manolo y Ramón? Pues ‘Perdóname’ (escuchen toda la introducción, o esos arreglos de trompeta en el último tercio, algo sensacional, ¡y grabada en 1962! ¡En la España de 1962!), ‘Balada gitana’ (también de 1962 y uno de los primeros intentos de aproximar aires flamencos y copleros al pop), ‘Eres tú’ (un tema de inspiración swing), ‘Lo nuestro terminó’, ‘Amor de verano’ (una canción a la que ni el «efecto Chanquete» ha podido restarle un ápice de su grandeza), ‘Esos ojitos negros’ (otra perla, que se inspira en el flamenco y en la copla para resultar rabiosamente pop, con unos arreglos orquestales que apabullan), ‘Quisiera ser’, ‘Mari Carmen’, ‘Lolita twist’, ‘Amor amargo’ (¡qué producción! ¡Qué sonido! ¡Qué letra! ¡Qué canción!), ‘Yo busco una muchacha como tú’, ‘Como ayer’ y ‘Somos jóvenes’. Al lado de ellas, ‘¡Oh, Carol’ o ‘Adán y Eva’ quedan en nada (vale, la lectura de ‘Muy joven para amar’ es sublime).
Lo del Dúo Dinámico es pop con mayúsculas, de primer nivel, de una calidad inimaginable para todo aquel que mire de reojo el pop local, pensando que ahí no hay nada que descubrir, nada que pueda igualar al anglosajón. Ellos se lo pierden. Porque sí, el Dúo nunca fueron un dechado de buen gusto en el vestir, pero nadie es perfecto, y lo que importa son las canciones, ¿no?
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