«Nadie sabía a quién se referían en su hit ‘Puto’ y no hacía falta comprender la situación social de México para poder gritar con gusto ese ‘¡Viva México, cabrones!»
Molotov
“¿Dónde jugarán las niñas?”
UNIVERSAL
Texto: JUANJO ORDÁS.
Sin duda, Molotov fueron una de las sensaciones de 1997. No tenían pelos en la lengua, sus canciones eran divertidas y venían producidos por la sabia mano de Gustavo Santaolalla. Vamos, que tenían buen material y que sonaban fantásticamente bien. Desde luego no eran originales, aunque tampoco llegaban a destiempo, latinizaban a Rage Against The Machine, de hecho, si estos hubieran nacido en México y hubieran tenido sentido del humor serían algo parecido a lo que fueron Molotov. Pero lo cierto es que “¿Dónde jugarán las niñas?” era un saco lleno de virtudes, porque las canciones eran irreverentes, con mala hostia y muchísima ironía. Funk rock que se apareaba con matices bailables e incluso propios del folk centroamericano. Pero lo más importante es que Molotov eran valientes, llegaron a un público masivo que no iba a entender sus influencias y que quizá tampoco su mensaje, pero sí su descaro y fue ese descaro el que hizo de ellos banda sonora de un año en el que pocos eran tan divertidos y rebeldes como ellos.
En España nadie tenía ni idea de quién era ese señor al que se referían en la primea canción del disco, pero daba absolutamente igual. Nadie sabía a quién se referían en su hit ‘Puto’ y no hacía falta comprender la situación social de México para poder gritar con gusto ese “¡Viva México, cabrones!” de su otro gran éxito, ‘Gimme tha power’. Porque el mensaje, como tantas veces ocurre con la música, volaba libre de la letra. Está bien que haya grandes letristas, pero la cantidad de personas a las que Dylan ha encandilado a lo largo de los años sin que hablaran ni papa de inglés es inimaginable. Pues con Molotov ocurrió lo mismo, su mensaje no llegaba del todo, pero su actitud sí, y estos cuatro mexicanos desbordaban actitud y convencían.
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Anterior entrega de Operación rescate: “Said and done”, de Flaco Jiménez.