«Parece que esté escrito y cantado desde la verdad de un músico que ha decidido escarbar es sus sentimientos más personales y compartirlos con nosotros»
Coque Malla
«Soy un astronauta más»
SONY, 1999
Texto: JUAN PUCHADES.
No tuvo Coque Malla mucha suerte comercial con su primer disco en solitario tras el final de Los Ronaldos. Pasó bastante desapercibido y pocos se enteraron de la gran colección de canciones que recogía. Es decir, la mala suerte no fue creativa. Y como eso es al fin lo único que cuenta y que nos debería de importar, trece años después de su publicación «rescatemos» con todos los honores este álbum con el que Malla trató de definir y orientar su carrera solista lejos del grupo que le dio fama. Aunque, lógicamente, con ese «sonido Ronaldos» que él mismo ayudó decisivamente a dar forma enredado inevitablemente en su manera de hacer, en un disco de rock que mira levemente al soul y que apuesta por la naturalidad sonora.
De la excelente y vigorosa producción se encargó el propio Coque junto a Barry Sage (en cuyo currículo destaca el haber sido el ingeniero de sonido del «Tattoo you» de los Rolling Stones y un buen número de trabajos en el ámbito iberoamericano), contando con un grupo básico que incluía, además de a Malla en guitarras y voz, a Pedro Barceló (batería), Marcelo Fuentes (bajo) y Tito Dávila (teclados). También hubo colaboraciones de viejos conocidos como Osvi Grecco, Luis Martín, Ricardo Moreno, Jacob Reguilón y Nacho Mastretta.
‘La mujer sin llave’, la canción de arranque y de la que surge la frase que da título al disco («Soy un astronauta más, / pero voy sin nave»), es un medio tiempo de querencia negra que trata del final de una relación y que da paso al rock correoso de ‘¿Qué será de nosotros?’, sobre las siempre complicadas relaciones sentimentales entre hombres y mujeres: «Ellas tienen miedo, / nosotros también […] Ellas rompen la cadena, ellos la vuelven a soldar». El transcurrir del tiempo, define la preciosa balada, cantada con mucho gusto, ‘(No hay) Nadie en la Tierra’, en la que puede que sea el propio Coque el que se estuviera retratando cuando entona: «Soy el mismo de ayer / pero con más cadenas. / Me han salido garras, / pero no busco pelea./ Soy el mismo de ayer / y no hay nadie que me crea». Y ese es uno de los aspectos importantes de «Soy un astronauta más» que, sea cierto o no, parece que esté escrito y cantado desde la verdad de un músico que ha decidido escarbar en sus sentimientos más personales y compartirlos con nosotros.
Palabras mayores es ‘Paula’, tema campeón por su ágil robustez hija de la escuela stoniana (que es como decir ronaldiana). Con estribillo de los que te aprendes a la primera («Paula… no queda nada de mí. / Paula… te lo di todo a ti») y letra que, pese a lo agrio de sus intenciones (viene a decir que te lo di todo y lo que no, me lo quitaste) te pone de muy buen humor, pero es que es una canción rotundamente perfecta. Por contraste, en ‘Quiero ser como tú’ (bonito tema relajado que a la mitad estalla para regresar a la calma) el narrador (no digamos el autor…) ansía la entrega completa: «Yo quiero ir donde vas tú. / Yo quiero hacer lo que hagas tú. / Yo quiero ver lo que veas tú. / Yo quiero ser lo que quieras tú». Coque la interpreta con la voz suplicante del irremediablemente vencido, casi con lástima de sí mismo. ‘Tú y yo’ parece continuar la misma línea, en otra reivindicación de la vida a solo dos.
El necesario rock and roll bullicioso del que Malla es maestro regresa con la lúcida ‘Mentiras’ («La pregunta no es quién eres, sino quién quieres ser. / Invéntatelo todo y vuelve a empezar, / y no dejes de jugar y jugar y jugar»). ‘Rosa’s Motel’, versión de la canción de Las Ruedas, es fabuloso rock negro para un relato alrededor de un motel de alto nivel en el que reina el sexo de pago. Queda como el texto que rompe con la sentimentalidad y la confesión que parece dominar a las letras de Coque.
Otra pieza tremenda es ‘¿Dónde estabais?’, con estribillo de puro pop ochentero y texto duro en el que se piden explicaciones por la ausencia de los amigos en los tiempos complicados: «¿Dónde estabais todos / cuando me perdí? / ¿Dónde estabais cuando el cielo / cayó sobre mí? / ¿Dónde estaban vuestros abrazos? / ¿Dónde estaba vuestra voz? / ¿Dónde estaba vuestro odio? / ¿Dónde estaba vuestro amor?». Parafraseando a aquel, esto es honestidad brutal, pero es que este disco, repitamos, parece supurar mucha veracidad, algo que, como hemos ido comprobando, ha definido en gran medida la discografía solista de Coque Malla. Para rematar, se reserva ‘Punto cero (otra vez)’, una primorosa pieza esencialmente acústica que avanzaría los tiempos por venir, cuando Coque decidió currarse los garitos armado de su guitarra. Incluso el recitado incluido en ella sería un recurso que más tarde volvería a emplear.
«Soy un astronauta más» es uno de esos álbumes en los que se mantiene un equilibrio perfecto entre la bella factura musical que lo envuelve y los necesarios contrastes rítmicos. Aunque algunos no lo supimos valorar en su momento (yo no, desde luego), la más de una docena de años que le ha caído encima le ha aportado entidad y profundidad. Supongo que no será muy fácil de localizar: fue lo único que Coque grabó en Sony y es un disco semiolvidado y semidesconocido, pero vale la pena buscarlo: el disfrute está garantizado. Puedes escucharlo íntegramente en la web de Coque Malla.
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