“La música de este país no estaba preparada para una propuesta que enfocaba el punto de mira hacia aquello que algunos llamaban nuevo rock americano”
BB Sin Sed
“BB Sin Sed”
DRO, 1987
Texto: EDUARDO IZQUIERDO.
Hace apenas unas semanas, un centenar de personas tuvimos el placer de disfrutar de un concierto de los BB Sin Sed con su formación clásica. Fue algo único, algo puntual. Y también especial. Volver a disfrutar en directo de algunas de sus canciones provocó, con seguridad, que al día siguiente muchos nos dirigiéramos a la estantería para recuperar alguno de sus discos. Yo lo hice con su debut y me lo pasé de lo lindo.
Venían de Sabadell y lo suyo estaba destinado al “maldistismo”. Llegaron y se fueron demasiado pronto, porque la música de este país no estaba preparada para una propuesta que enfocaba el punto de mira hacia aquello que algunos llamaban nuevo rock americano. Después evolucionaron hacia sonidos más acústicos, mucho antes también de que se pusieran de moda. Eran Xavier Vendrell, Remember, Simó Valls, Jaume Avellaneda y Félix Pla. Recordarlos es un acto de justicia poética.
Debutaron discográficamente en 1987, con un disco homónimo editado por DRO. Un álbum que en muchas ocasiones se considera un Mini-LP, al contener solo ocho canciones, número que hoy en día no extraña en un larga duración. Sus letras eran excelentes (algo inusual en la época) y sus melodías eran adictivas como pocas. Eran músicos al servicio de la canción, y eso se notaba en temas del calibre de ‘Saltos del tiempo’, ‘Ases de pic’ o ‘Trece monedas’, auténticos himnos. La producción de Javier Andreu, además, acababa de otorgar ese toque vaquero que necesitaban algunas canciones para convertir al grupo en un rara avis de la música nacional, de una calidad a la que sólo podían hacerle frente bandas como 091.
Pero con BB Sin Sed no pasó nada. Como tantas y tantas veces, la calidad estaba reñida con el éxito, y tras los elepés “Sed de sed”, “Casa doce” y “Ahora” (los dos últimos con la producción de Marc Parrot), lo dejaron correr convirtiéndose en uno de esos tesoros escondidos que a muchos nos cuesta compartir.
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Anterior entrega de Operación rescate: “…And a time to dance”, de Los Lobos