“Mientras en su predecesor había largos desarrollos instrumentales, viajes espaciales y free jazz, en ‘Back in the USA’ iban al grano. Puro rock and roll en un conjunto que se abre con el ‘Tutti frutti’ de Litthe Richard y se cierra con ‘Back in the USA’ de Chuck Berry”
Admirados por la generación punk que llegó poco después, la banda de Detroit MC5 publicó tres discos, entre ellos “Back in the USA”, menos popular que “Kick out the jams” pero con una colección de canciones muy interesantes. Lo cuenta Fernando Ballesteros.
MC5
“Back in the USA”
ATLANTIC RECORDS, 1970
Texto: FERNANDO BALLESTEROS.
En 1970 MC5 (abreviatura de Motor City 5) se encontraban en una situación delicada, su anterior «Kick out the jams» había sido una bomba de relojería: un disco en directo, de una intensidad brutal, firmado por un grupo con un mensaje revolucionario que se movía entre sus deseos y los planes que su manager John Sinclair tenía para ellos. Unos planes que él mismo resumió con una frase definitiva: «En el grupo querían ser más grandes que los Beatles y yo quería que fueran más grandes que el presidente Mao».
A Sinclair le clavaron diez años de condena por dos porros y los cinco de la ciudad del motor tenían que seguir adelante. Eran tiempos convulsos, la banda había sido expulsada de Elektra, la compañía estaba harta de polémicas y Atlantic se iba a convertir en su nuevo sello. Y la segunda oportunidad se movió en unas coordenadas muy diferentes a aquel incendiario asalto inicial que había supuesto su debut.
Lo primero que llama la atención cuando te enfrentas a «Back In the USA» es el productor, y es que cuatro años antes de ver el futuro del rock and roll en la persona de Bruce Springsteen, el crítico musical Jon Landau fue el encargado de ponerse a los controles. Y lo cierto es que su mano, que no tenía experiencia en estos menesteres, no iba a pasar inadvertida. Landau se propuso darle un giro a lo que se había apuntado en «Kick out the jams», y mientras en su predecesor había largos desarrollos instrumentales, viajes espaciales y free jazz, en «Back in the USA» iban al grano. Puro rock and roll en un conjunto que se abre con el ‘Tutti frutti’ de Litthe Richard y se cierra con «Back in the USA» de Chuck Berry. Entre medias, píldoras que a duras penas superaban los dos minutos.
Los chicos parecían sentirse cómodos e incluso contentos en este viaje a la concisión, y mientras su mentor se sentía traicionado entre rejas, Rob Tyner, Fred «Sonic» Smith, Wayne Kramer, Michael Davis y Dennis Thompson firmaban un segundo capítulo que, de primeras, parecía gozar de un potencial comercial mucho mayor que su presentación, aunque las listas de éxitos se empeñaran en llevarles la contraria.
Además del sonido y las intenciones, con Sinclair lejos también se notó un cambio en el mensaje: la política ya no lo ocupa todo y aunque está presente en temas como ‘The american ruse’, o ‘Human being lawnmover’, una andanada contra las armas nucleares, las miras se amplían en un disco que iba a influir a muchos de los futuros protagonistas del desembarco punk. Los textos son más propios de un grupo que le canta a las inquietudes de la adolescencia que de los abanderados de una revolución callejera y punta de lanza de la extrema izquierda americana.
Y aunque la historia haya mitificado «Kick out the jams», aquí y en el postrero «High time» hay mejores canciones. ‘Looking at you’ son tres minutos de guitarras briosas, un auténtico clásico high energy y garage rock, y es muy difícil resistirse a ‘High school’ y su adictivo estribillo o a la tranquila belleza de esa canción de ¡amor! que es ‘Let me try’. Hay energía de sobra en este disco, como prueban ‘Call me animal’ ó ‘Shakin’ street’, y es muy difícil destacar títulos del conjunto, más allá de debilidades personales como ‘Tonight’.
La historia del grupo se quedó en una trilogía atípica: se abre en directo y se cierra con un disco también destacable que podríamos situar estilisticamente entre sus dos precedentes y que tampoco les deparó el reconocimiento soñado. De hecho, ocurrió todo lo contrario: les precipitó a un prematuro adiós que no iba a hacer otra cosa que ampliar su leyenda y la influencia ejercida en futuras generaciones.
MC5 fue un fogonazo de tres discos que volvió a la vida más de treinta años después. Lo hizo de una forma llamativa y que explica cómo funciona el sistema. En “Poder freak”, la monumental trilogía de Jaime Gonzalo, leí que Marcuse escribió en su día que lo que arrojas contra el capitalismo, te lo devuelve, y encima te lo vende. Pues bien, en los años 60, una banda de rock se postuló como el azote del capitalismo: eran los MC5. Casi cuatro décadas más tarde, lo que quedaba de ellos acordó con una famosa marca de tejanos la comercialización de una camiseta. Para la ocasión se programaron varios conciertos conmemorativos del resucitado grupo.
Algunos de sus discípulos y admiradores, como Nickie Hellacopter, participaron en aquellas fechas que los por entonces tres superviventes dieron en 2003 con la participación de vocalistas como Ian Astbury o el mismísimo Lemmy. Los que no disfrutamos de los días de gloria ni de aquel fugaz y esponsorizado retorno, siempre podremos volver a «Back in the USA».
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Anterior entrega de Operación rescate: “Fool’s paradise”, de The Head Cat.