Olga Román: El regreso de una voz necesaria

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«Desde hace tiempo quería grabar en directo. No tiene nada que ver estar cantando mientras los demás están grabando, y estar viendo cómo tocan, que entrar tú luego en una cabina con unos cascos y tener que meterte en situación tú solita y cantar»

Olga Román, a la que muchos identificarán como la voz femenina que respaldaba a Joaquín Sabina, tiene nuevo disco, «Seguir caminando», el tercero a su nombre. Una obra con la que sigue trazando un puente natural entre el pop y el jazz.


Texto: JUAN PUCHADES.
Foto: MARÍA ROLDÁN.


De nuevo un disco de Olga Román, una de esas alegrías que nos depara la música popular española cada tanto, cada mucho, en realidad, y por desgracia, que no se prodiga demasiado y ha habido que esperar seis años para que llegara este nuevo, «Seguir caminando», el tercero. «Bueno, cinco años –matiza Olga al otro lado del teléfono–, porque estaba terminado en 2010. Realmente creo que no sé hacer las cosas más rápido, pero, aparte de ser lenta, también han pasado muchas cosas desde que terminé el segundo disco: hice algunas presentaciones, una última gira con Sabina, algunas presentaciones en Latinoamérica, he tenido una hija, he escrito las canciones de este nuevo disco, me he involucrado en la preproducción, arreglos y producción, con lo cual han pasado muchas cosas… Pero no soy de las que componen las canciones en dos meses y graba el disco en otro tanto, todo muy rápido». Pero no pasa nada, porque la espera ha merecido la pena, «Seguir caminando» es un disco realmente brillante, hermoso, en el que el pop se enreda con el jazz y con ritmos latinos en una fusión perfectamente equilibrada. Música que transmite serenidad, que invita a la escucha tranquila, a dejarse envolver por los matices y, cómo no, por esa voz suya, tan seductora, tan próxima, tan emocionante.

En este disco, al igual que en el anterior, la mayor parte de las letras las escribe Juan Uría, ¿quién es?
[Risas] Juan es una persona que me conoce bastante bien, por no decir muy bien, que escribe las letras para mí, que me permite en algunos casos añadir o quitar cosas, incluso hemos hecho alguna letra a raíz de algo que él ha escrito en algún sitio y se lo devuelvo para que prepare una letra y le aporto algo que yo ya tenía de otra cosa. Pero, es un letrista a mi medida, lo hace para mí.

Es decir, son letras que te retratan o representan a ti.
Son letras en las que él se pone en la cabeza de una mente femenina, y creo que eso también le divierte. En el segundo disco sucedió que él me pasó un par de cosas, que fueron las letras de ‘La cuestión’ y ‘He soñado’, que finalmente ha entrado en el nuevo, quedó fuera del anterior porque no tenía mucho que ver por los arreglos, y al final lo hemos puesto en este, porque tiene mucho más que ver con la sonoridad, y es una canción que a mí me gusta mucho. Él, que inicialmente no se planteaba escribir letras para canciones, cuando vio que yo estaba haciendo canciones con un par de cosas que me había enviado, se emocionó y a partir de ahí se puso a escribir más.

¿Pero es músico, o poeta…?
¡Ay, quieres muchas información! Escribe mucho, pero… es que firma con seudónimo.

Ah, vale, pues ya se ha resuelto el misterio.
Igual con esto que he dicho se convierte en algo más misterioso, pero no es que tenga mucho misterio.

¿No te sientes cómoda como letrista?
Siempre he dudado mucho… Todo lo que es la palabra nunca ha sido el terreno en el que mejor me he movido. Las letras del primer disco me sorprendieron para bien, son muy mías y me siento orgullosa de ellas, me gustan y creo que están muy bien, aún entendiendo que hay letristas mucho mejores que yo. En el segundo disco apareció Juan Uría con unas letras fantásticas que de alguna manera hacían que surgieran canciones muy diferentes a las que yo podía escribir, porque cuando escribes letra y música es como que la letra y la música salen del mismo lugar, mientras que al venir la letra de fuera, es como si la música saliera de un lugar diferente de donde sale la música que ya viene con letra. Me encontré con letras en general mucho más alegres o positivas, la letra de ‘Me asomo’, que me parece espectacular, y sé que es una letra que yo jamás la habría podido escribir porque sé que no tengo ese don. Pero lo que me ocurre es que sus letras me gustan mucho y me facilitan mucho el terreno porque la mitad del trabajo ya está hecho. En el segundo disco está ‘Ahora ya ves’, que es una canción que me salió a mí, y digo me salió porque no me senté a escribirla, sino que me senté al piano y salió la canción sin querer, por decirlo de alguna manera. No descarto volver a escribir letras, en el nuevo está ‘Wake up’, que también es mía, pero es que Juan Uría escribe muy bien, sus letras me gustan mucho y él me da la oportunidad de aportar o de variar. Escribe letras maravillosas.

¿El proceso con él, cuál es: Te pasa letras y las musicas, o al revés, le pasas músicas y él les pone letra?
La letra siempre antes. Antes de empezar a componer, cuando vivía en Boston, lo primero que hice fue poner letra a un par de canciones de un amigo, y puede ser más o menos difícil o fácil, pero el proceso, para mí, es mucho más natural cuando partes de la letra y le pones música.

¿Cómo sueles componer, con piano o con guitarra?
Con piano, y a veces trato de componer sin nada, cantar una melodía imaginando la armonía, porque a menudo el piano te lleva por los caminos conocidos, por decirlo de alguna manera, y a veces me gusta imaginarme cómo quiero que sea, y luego, esos acordes que escucho mentalmente, los busco en el piano. Eso hice, por ejemplo, con ‘Ahora ya ves’, porque cuando me senté al piano me di cuenta que buscando a veces algún acorde, me reconducía la melodía mental que yo tenía. Es muy interesante. Son maneras distintas.

Qué forma más curiosa de componer.
Sí, lo es. A menudo, cuando cantas una melodía, por lo general, me estoy imaginando una armonía, entonces, esa armonía muchas veces se puede rearmonizar pero sí es un pequeño esqueleto a partir del cual luego puedes cambiar cosas, pero con ‘Ahora ya ves’ me di cuenta de que cuando me sentaba al piano decía «se me va a olvidar lo que tengo en la cabeza», y lo que hice fue grabarlo en una grabadora. Incluso lo que hago es cantar la nota del bajo, algo que implique la armonía, y es diferente.

¿Te sientes cómoda produciéndote?

En este disco la producción la ha hecho conmigo Luis Fernández, y he agradecido enormemente el respeto con el que se ha involucrado, permanentemente estaba contrastando conmigo las cosas, hemos trabajado muy mano a mano y quizá yo esperaba, en principio, delegar un poquito más, porque creo que componer, cantar y producirse son demasiadas cosas, hay gente que a lo mejor lo tiene clarísimo y le cuesta mucho menos hacerlo, pero creo que está bien que alguien desde fuera sea como un espejo, o un rebote, que está cuestionándote lo que haces, alguien que desde fuera tenga otro criterio. Pero ha sido fantástico el trabajo que hemos hecho, y la verdad es que estoy muy contenta, la preproducción la hice con Daniel Rochils, y los arreglos y todo, pero, por otro lado, las veces que he tenido un productor, que es un poco como el papá, por decirlo de alguna manera, jo, te da una seguridad tremenda, delegas mucho más y de alguna manera tienes menos responsabilidad, con lo que estás así como en terreno seguro, pero mientras estás haciendo la producción estás más involucrado y más en la cuerda floja. Las dos vertientes me gustan, porque toda la coproducción con Luis ha sido muy enriquecedora, con el resultado final que hemos tenido, pero a veces me encanta lo de que me digan y estar más en el sofá y escuchando lo que trabajan los demás.

Has grabado en tres días y en directo, en el estudio.
Lo que hemos grabado en tres días ha sido todo el directo, bajo, batería, guitarra, piano y voz.

¿Metiste la voz mientras tocaban los músicos?
Sí, sí, eso es lo que más quería, sí. Ese fue mi objetivo en el segundo disco, y no lo conseguí, o sea, que yo desde hace tiempo quería grabar en directo. No tiene nada que ver estar cantando mientras los demás están grabando y estar viendo cómo tocan, que entrar tú luego en una cabina con unos cascos y tener que meterte en situación tú solita y cantar. Sobre todo cuanto es tu propio trabajo; si a mí alguien me llama para hacer algo en lo que estás mucho menos involucrado, es más fácil porque llegas de nuevas, pero con algo propio, para mí la diferencia es abismal. Casi todo está grabado así, luego, por ejemplo, hay un par de canciones, como ‘Seguir caminando’ y ‘Desde entonces’, que han quedado prácticamente en lo que grabamos en la preproducción, incluso dejé la voz de la preproducción.

Sabes que mucha gente graba en directo la base instrumental, pero la voz la graba aparte, y con mucha calma.
Sí, pero a mí eso me parece… Es más, por ejemplo, ‘Cada vez que te vas’ es la primera toma, fue la primera vez que la canté, pasó algo emocionante y se quedó, pero es que la frescura que tienes, yo por lo menos, cantando mientras estamos tocando todos a la vez y estás escuchando lo que pasa es algo único. Para mí son dos mundos.

Eso es muy de la escuela del jazz, ¿no?
Sí, pero también es como se grababa antes, ¿no?

Sí, es verdad.
Es que a veces las grabaciones pierden un poco la calidez de estar tocando, de que estén pasando cosas a la vez, algunas grabaciones están muy bien hechas pero tienen la frialdad del estudio, hay gente que graba las voces en una cabina, con los cascos, y lo hace fenomenal. Pero a mí me gusta más cantar con todos a la vez.

¿Cómo fue el reencuentro con tu antiguo jefe, Sabina, en las voces de ‘Margarita’?
Fue muy entrañable, muy bonito, la verdad. Hacía años que no nos veíamos, años que no cantábamos juntos, y estuvo encantador, entregadísimo, creo que ha hecho un dúo precioso. Fue muy bonito, creo que la complicidad que siempre hemos tenido cantando juntos sigue intacta, nos entendimos muy bien. Estuvo muy gracioso.

Nunca has contado cómo fue tu salida de su grupo, ¿qué paso?
Pues que tuve que dejar de trabajar porque me quedé embarazada. Había perdido otro embarazo anterior porque me habían dicho que no me moviera y yo dije, «¡pero si estoy viajando en una furgoneta de asientos de cuero! ¡Si voy con un bolsito de mano!», pero me dijeron que nada de viajes. Y lo perdí. Entonces me quedé embarazada, en México, y cuando me enteré tuve que dejar de tocar con Sabina porque me dijeron «ya sabes que si quieres, tienes que dejar de trabajar, de viajar, de cargar maletas». Esa fue la razón.

¿No echas de menos estar en su grupo?
Echo de menos muchas cosas. Siento mucha nostalgia y mucho cariño, pero, por otro lado, siento como que ya ha pasado un ciclo, un ciclo muy bonito, muy enriquecedor, que me ha abierto un montón de puertas, sobre todo en Latinoamérica, que para mí eso ha sido la bomba, y lo hemos pasado muy bien. Pero, sí, hombre, echo en falta muchas cosas, yo me acuerdo de Joaquín no sé si todos los días, pero sí casi todos los días de mi vida, es parte de mí.

La otra colaboración importante es la de Pablo Milanés en ‘Cada vez que te vas’.
La historia de esta colaboración tiene su miga. Una vez tenía terminado el disco, yo quería que saliera en octubre y me dijeron que no llegábamos, que no lo sacara antes de navidades porque se lo iban a comer todas las superproducciones. Entonces me di cuenta que lo tenía terminado y que no me había preocupado de pensar en colaboraciones, y todo el mundo me preguntaba por colaboraciones y yo decía, «ah, pues no, no hay». La cuestión es que cuando escribimos ‘Cada vez que te vas’ primero se escribió la canción, porque tiene dos partes, habla la persona que se queda a la persona que se va, y luego, Juan Uría, escribió lo que es el prefacio.

Que es lo que hace Milanés.
Claro, y cuando le puse música a eso me encantó, la grabé yo con el piano y me acuerdo que cuando estábamos en la fase de maquetas, Juan Uría me dijo que sería la bomba si eso lo grababa Pablo Milanés. Yo a Pablo lo había conocido, y en casa de Sabina un día estuvimos cantando juntos, me sé muchas canciones de él. Pero eso quedó ahí, luego, cuando fui a grabar con Joaquín, me dijo «¿Por qué no llamas a Pablo?» [Olga imita la voz de Sabina], y le dije, «pues tengo una canción para Pablo». «Llámale, además creo que está en Madrid». Pablo no estaba en Madrid, pero Pablo me dijo que sí. Era imposible que yo fuera a Cuba, y además teníamos el hándicap de que internet y Cuba no se entienden muy bien, y enviar un mp3 es complicado. Así que hicimos malabarismos con azafatas y pilotos, y con un músico cubano que regresaba a España y que desde Barcelona me envió el archivo.

No sé si es casual, pero uno de los bonus tracks que incluye el disco es ‘Rabo de nube’, de Silvio Rodríguez…
¡Cosas de la vida! No estaba previsto. Yo había grabada una versión de ‘Rabo de nube’, en maqueta, hace muchos años, y Luis Fernández me dijo «¿por qué no grabamos ‘Rabo de nube’?» Y, la verdad, me resistí. Luego contando con las colaboraciones de Pablo y de Joaquín, era aquello de «vaya casualidad», teniendo también una canción de Silvio. Pero, bueno, es un triángulo fantástico, aunque Silvio no está en el disco.

¿Cómo defines la música que haces, no es fácilmente etiquetable?
¡¿Cómo la defino?! Pues no tengo ni idea… Me voy a poner en plan cursi… Es que no lo sé. Precisamente, el otro día lo pensaba, que el problema de lo que hago es que no es pop para la gente que hace pop, que no es jazz para la gente que hace jazz… Es que hoy en día casi nadie hace algo que sea puro y duro, ahora en un tema escuchas ritmos latinos que antes eran inimaginables, desde un ritmo brasileño a un ritmo caribeño, todo está muy mezclado. No sé cómo definirme, me siento un poco en tierra de nadie, para los del pop lo mío suena a jazz, e incluso a veces me programan en festivales de jazz, y a los del jazz si les presento mis discos, no los terminan de ver como tales, pero en un festival de jazz hoy tienes de todo. Joao Gilberto grabó un disco de canciones brasileñas en Montreaux, lo que pasa es que la música brasileña sí que ha entrado mucho más en el territorio de los festivales del jazz. Pero, a ver, Juan, ¿tú cómo definirías lo que hago?

[Risas] ¡Ahora pasas la pelota a mi tejado!
No, es que los que os dedicáis a escuchar con oídos desde fuera, lo podéis tener más claro.

No es fácil, por eso te preguntaba. Lo más sencillo es hablar de canción de autor.
Sí, pero, ¿musicalmente?

Simplificando, pop con influencias del jazz.
¡Pues como yo!

¿Vas a salir de gira?
Sí, en directo vamos a sonar como en el disco, o mejor, porque lo he grabado con los músicos con los que voy en directo. Ahora mismo estamos cerrando fechas, pero todo está en el aire, sé que vamos a ir a Barcelona, a Galicia, a Murcia, a Bilbao, a Baleares, a Canarias… pero no hay fechas concretas.

Desde aquí puedes acceder a la web de Olga Román.

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