DISCOS
“No nos queda más remedio que quitarnos el sombrero ante la jubilosa demostración de poderío que emana de estas once canciones”
Gener
“Oh, germanes!”
MESDEMIL
Texto: CARLOS PÉREZ DE ZIRIZA.
No siempre tiene uno la oportunidad de toparse tan cerca con álbumes así. Con colecciones de canciones en las que no solo la materia prima (la composición) raye a grandísima altura, sino en las que sus hechuras brillen también en sintonía con esas luminarias foráneas cuyas bondades “Pitchfork ”tiene a bien propagar a los cuatro vientos. Grizzly Bear, Alabama Shakes o Fleet Foxes son solo algunos de los nombres que afloran a la hora de enfrentarse a “Oh, Germanes!”, el segundo álbum de los valencianos Gener. Pueden parecer palabras mayores, pero ninguno de esos paralelismos es desorbitado. Porque su mirada es de tú a tú, y no de sumisa reverencia.
Y porque su arrolladora exuberancia, tan frondosa (y hasta opulenta) que a ratos puede apabullar en su derroche de intensidad, se gestó bajo la experimentada supervisión (más potenciadora que intervencionista, más intuitiva que académica) de Paco Loco en su estudio de Puerto de Santa María, y se puso al servicio de una banda que, multiplicando exponencialmente los logros de su debut (aquel “El Temps del Llop”, de 2014, en el que el blues rock árido constituía el hilo conductor), justifica ahora más que nunca –al calor de una fragua en la que soul, gospel y rock se disuelven casi en la misma cosa– que echemos mano de aquella socorrida expresión: sí, el estado de gracia.
En este trabajo, conceptualmente inclinado a reivindicar la sensibilidad femenina en un sentido amplio, sin sermones ni panfletarismos (echen un ojo a esa portada collage, deudora del Sgt. Peppers Lonely Club Hearts Band), hay singles inapelables (‘Qui t’estima’), gozosas relecturas en clave gospel (‘Bruixa, bruixa’), acercamientos a la psicodelia pop (‘Les Dones’ o ‘La gràcia que tens quan camines’) o explosiones de blue eyed soul con acento mediterráneo (espléndidas ‘Convencionals’ o ‘El meu amor es diu Dolors’). La portentosa voz de su líder, Carles Chiner, surcada por nuevos registros, preside la maniobra. Y a los demás no nos queda más remedio que quitarnos el sombrero ante la jubilosa demostración de poderío que emana de estas once canciones, aval más que suficiente para sustanciar candidatura a engrosar las inminentes listas de los mejores álbumes estatales facturados en 2016.
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