Rabbit Rumba
Primera antología de la rumba
LP: TUMBAO, 1972
VALOR: 80 Euros
Una sección de VICENTE FABUEL.
Tras la reciente publicación del recopilatorio Achilifunk (CD: Lovemonk, 2007), el secreto de una de las más ignoradas perlas rumberas catalanas, la del exquisito Rabbit Rumba de Josep “Papa” Cunill (Barcelona, 1930), empezó a correr de boca en boca entre todos los amantes de los grooves latinos, los del órgano Hammond, los de los bongós e incluso –si se me apura un poco– entre los de la rumba. Apoteosis en su singularidad, principio y fin en su modo de interpretar los ritmos de la rumba que tumba, Rabbit Rumba protagoniza junto a Los Amaya y Chacho (igualmente presentes en el tremendo Achilifunk) esos breves momentos históricos en los que la rumba catalana debió evolucionar añadiendo al sentimiento popular inequívocos signos de distinción.
Grabación semiclandestina, de más que exigua tirada y con buena parte de ella en manos de los turistas curiosos de la época, el escaso eco popular obtenido por el pianista y organista Cunill en sus “cobres” instrumentales de los “hits” más populares del género, con sus a veces hilarantes arreglos situados entre el lounge y el jazz, no sólo impidió que su carrera se regularizara mínimamente (no sacó ningún disco más bajo su nombre) sino que la innovación que ésta aportaba cayese en el habitual saco roto. Lamentable acontecimiento si se tiene en cuenta que la rumba ha sufrido como nadie la habitual degradación cuando –en muchas más ocasiones de lo deseado– un género popular es asaltado por populacheros.
Ese es el punto del Rabbit Rumba: sofisticadas versiones de “Caramelos”, “Borriquito”, “Belén, Belén” y otras clásicas del género; afortunados rescates de uno de sus a menudo olvidados y mejores compositores, el gran Alfonso Santisteban (“No sé” y “Nuestro ayer”); el toque delirante atacando el “Para Elisa” de Beethoven, y en general la exquisita propuesta de un pianista y organista de Hammond (en el disco los escasos vocales son clara y voluntariamente secundarios), que después de haber formado en los años 60 con el grupo Latin Combo, llegó a participar (y dirigir) en los mejores discos de Peret, Chacho, Moncho, Los Amaya o Gato Pérez, y acompañándolos en directo en el habitual segundo plano destinado a aquellos que carecen del carisma necesario. Reeditado primorosamente en vinilo por Discos Wah Wah, las primeras 300 copias del LP llevan de regalo un single con dos remezclas destinadas a acentuar ese lado groove que nunca abandonó al género, y sobre todo que nunca dejó de ofrecer el gran Cunill.