FONDO DE CATÁLOGO
«Steve Albini les ayudó a lograr un acabado mucho más potente y descarnado»
Javier Escorzo nos acompaña hasta 2005 para recuperar Nuevos tiempos, el quinto trabajo de La Habitación Roja. Un disco que grabaron en Chicago a las órdenes de Steve Albini, productor de Nirvana o Pixies.
La Habitación Roja
Nuevos tiempos
MUSHROOM PILLOW, 2005
Texto: JAVIER ESCORZO.
En 2005 la escena musical independiente era ya una realidad en nuestro país. Ninguno de aquellos grupos surgidos a mediados de los noventa se había convertido en superventas (lo de Dover había sido la excepción que confirmaba la regla, y todavía quedaban unos pocos años para que Vetusta Morla y Love of Lesbian reventasen todos los registros), pero la influencia del llamado indie era más que evidente, con mucha presencia en los medios de comunicación y unos cuantos festivales que movilizaban a cientos de miles de adeptos. Visto con la perspectiva que dan los años, es evidente que no era oro todo lo que relucía y que, al albor de la moda, surgieron también muchas medianías carentes del más mínimo interés, pero una década de trabajo había servido de criba para separar a las bandas que habían visto en la música un mero capricho pasajero de aquellas otras que, teniendo talento y capacidad de trabajo, la consideraban una forma de vida. Entre estas últimas estaban Los Planetas, La Buena Vida, Sr. Chinarro… y La Habitación Roja.
Los valencianos contaban con cuatro excelentes discos publicados en el sello Grabaciones en el Mar y se habían convertido con todo merecimiento en un grupo de referencia. Sin embargo, los miembros de La Habitación Roja sintieron la necesidad de dar un volantazo a su trayectoria. En 2004 cambiaron de discográfica y editaron su primer trabajo para Mushroom Pillow, un epé titulado Para ti (vol. 1) que reunía cuatro temas que les gustaban del pop español (“Para ti”, de Paraíso; “Cita en Hawai”, de La Mode; “Amenazas”, de La Dama Se Esconde; y “Mariajo”, de Los Navajos); el “Vol. 1” que incluía su título mostraba la vocación de continuidad que tenía el proyecto, que seis años después continuó con un segundo volumen.
Tras esa primera toma de contacto, en la que miraban hacia atrás y rendían homenaje a algunas de sus canciones favoritas, llegó el momento de preparar un nuevo álbum. Su pretensión inicial era clara: querían sonar en el estudio con la misma fuerza que en directo. Para ello viajaron a Chicago, a los estudios de Steve Albini, un maestro de la crudeza que había producido discos esenciales de Pixies o Nirvana. Él les ayudó a lograr un acabado mucho más potente y descarnado: las baterías sonaban poderosas, al igual que los bajos, que eran más gruesos y estaban mucho más presentes que en trabajos anteriores. Incluso las guitarras, que siempre habían sido esenciales en el sonido de La Habitación Roja, lucían aquí con especial virulencia.
Además del excelente barniz sonoro, el nivel compositivo del disco también rayaba a gran altura. Desde que la batería comenzaba a martillear al comienzo de “Scandinavia”, no había ni un solo bajón de calidad en todo el álbum. Había algunas baladas electrificadas y narcóticas, como “Por ti” o “Náufragos”, aunque predominaban los tempos más acelerados, como “Nuevos tiempos”, el optimista corte que daba título al álbum («Porque esto empieza a funcionar / la fuerza está de nuestro lado / ¿Por qué no abrimos el champán? / Por fin los tiempos han cambiado»), la cinematográfica “Agujeros negros” o “Gran turismo”. Aquí estaban también “Nunca ganaremos el mundial” y “El eje del mal”, dos temas que rápidamente se convirtieron en clásicos de su repertorio. Esta última incluía otra novedad, y era la inclusión clara y sin ambages de la temática política, que también estaba presente en “Van a por nosotros”, inspirada esta última en una entrevista a Amancio Ortega que leyó Jorge Martí en un suplemento dominical (atención al estribillo que comienza con «cambiemos de azul / tal vez de ciudad / mejor de trabajo»; en opinión de quien esto escribe, ese es el mejor momento de un disco que está plagado de grandes momentos).
El álbum supuso un gran espaldarazo en la carrera de La Habitación Roja, confirmando al grupo no ya solo como uno de los más destacados de la escena independiente, sino trascendiendo esa etiqueta y situándose por derecho propio entre las mejores bandas del pop rock nacional de las últimas décadas, independientemente de estilos y escenas. Sus canciones estaban destinadas a perdurar durante muchos años, al igual que el propio grupo, que en 2020 cumplió 25 años de trayectoria en perfecto estado de forma. En este disco saludaban a los nuevos tiempos, y hoy seguimos brindado por ellos.
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